"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 22 de marzo de 2019
LOUIS ELISABETH GLÜCK
Nieve de primavera
Mira el cielo nocturno:
en mí poseo dos personas, dos clases de poder.
Estoy aquí contigo, en la ventana,
observando tu reacción. Ayer
la luna se alzó sobre la tierra mojada del jardín.
Hoy la tierra brilla igual que la luna,
como materia muerta, encostrada de luz.
Ahora puedes ya cerrar los ojos.
He escuchado tus llantos, también
los llantos anteriores a los tuyos,
y he sido sensible a sus demandas.
Te mostré lo que querías:
no la convicción sino el sometimiento
a la autoridad, que descansa en la violencia.
Mira el cielo nocturno:
en mí poseo dos personas, dos clases de poder.
Estoy aquí contigo, en la ventana,
observando tu reacción. Ayer
la luna se alzó sobre la tierra mojada del jardín.
Hoy la tierra brilla igual que la luna,
como materia muerta, encostrada de luz.
Ahora puedes ya cerrar los ojos.
He escuchado tus llantos, también
los llantos anteriores a los tuyos,
y he sido sensible a sus demandas.
Te mostré lo que querías:
no la convicción sino el sometimiento
a la autoridad, que descansa en la violencia.
De: "Iris salvaje"
Versión de Eduardo Chirinos
TÉOPHILE GAUTIER
Humo
Bajo los árboles hay
una choza corcovada;
con el tejado vencido,
rotas paredes y musgo
en el umbral de la puerta.
Ciega está por sus postigos
la ventana, pero igual
que cuando hace mucho frío
se ve como un tibio aliento
de la casa que respira.
Un tirabuzón de humo
gira en hilillos azules
y así del alma encerrada
en aquel tugurio lleva
noticias frescas a Dios.
Bajo los árboles hay
una choza corcovada;
con el tejado vencido,
rotas paredes y musgo
en el umbral de la puerta.
Ciega está por sus postigos
la ventana, pero igual
que cuando hace mucho frío
se ve como un tibio aliento
de la casa que respira.
Un tirabuzón de humo
gira en hilillos azules
y así del alma encerrada
en aquel tugurio lleva
noticias frescas a Dios.
NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN
El león y el ratón
Estaba un ratoncillo aprisionado
en las garras de un león; el desdichado
en la tal ratonera no fue preso
por ladrón de tocino ni de queso,
sino porque con otros molestaba
al león, que en su retiro descansaba.
Pide perdón, llorando su insolencia;
al oír implorar la real clemencia,
responde el Rey en majestuoso tono
(no dijera más Tito): «Te perdono.»
Poco después, cazando, el león tropieza
en una red oculta en la maleza;
quiere salir, mas queda prisionero;
atronando la selva ruge fiero.
El libre ratoncillo, que lo siente,
corriendo llega; roe diligente
los nudos de la red de tal manera
que al fin rompió los grillos de la fiera.
Conviene al poderoso
para los infelices ser piadoso;
tal vez se puede ver necesitado
del auxilio de aquel más desdichado:
Estaba un ratoncillo aprisionado
en las garras de un león; el desdichado
en la tal ratonera no fue preso
por ladrón de tocino ni de queso,
sino porque con otros molestaba
al león, que en su retiro descansaba.
Pide perdón, llorando su insolencia;
al oír implorar la real clemencia,
responde el Rey en majestuoso tono
(no dijera más Tito): «Te perdono.»
Poco después, cazando, el león tropieza
en una red oculta en la maleza;
quiere salir, mas queda prisionero;
atronando la selva ruge fiero.
El libre ratoncillo, que lo siente,
corriendo llega; roe diligente
los nudos de la red de tal manera
que al fin rompió los grillos de la fiera.
Conviene al poderoso
para los infelices ser piadoso;
tal vez se puede ver necesitado
del auxilio de aquel más desdichado:
TRISTAN TZARA
Elegía
El alma vieja, amada, quieres que sea como las flores del verano
durante el invierno los pájaros están encerrados en sus jaulas
Te quiero como espera la colina el cuerpo del valle
o como la tierra espera la lluvia espesa y fértil
Te espero en todos los atardeceres en la ventana, deshilando abalorios
colocando los libros, leyendo mis versos
Y ahora me alegro cuando en el patio ladran los perros ladran los perros
y cuando llegas para quedarte conmigo hasta mañana hasta mañana
Mi alma feliz es como nuestro cuarto cálido
cuando sé que está nevado y las calles se visten de blanco.
El alma vieja, amada, quieres que sea como las flores del verano
durante el invierno los pájaros están encerrados en sus jaulas
Te quiero como espera la colina el cuerpo del valle
o como la tierra espera la lluvia espesa y fértil
Te espero en todos los atardeceres en la ventana, deshilando abalorios
colocando los libros, leyendo mis versos
Y ahora me alegro cuando en el patio ladran los perros ladran los perros
y cuando llegas para quedarte conmigo hasta mañana hasta mañana
Mi alma feliz es como nuestro cuarto cálido
cuando sé que está nevado y las calles se visten de blanco.
Versión de Darie Novácenau
ARLETTE LUÉVANO
Cuando
regresé a esta casa
olía
aún al incendio
el
fuego que sucedió mientras no estuvimos
la
destrucción cruel
a medias
que
permitió sobrevivir a los muros
y
verlos consumirse
solos
solamente
Volví
para pensar en ti
para
recordar tus pasos sobre las cenizas
tu voz
que había olvidado
sobrevivía
al polvo en los rincones
Pero
las ventanas
desamparadamente
desnudas
la casa
sin mar
ni
carreteras
sin
cielos azules
sin
lluvia en el patio
me
gritaron que no entrara
para no
cometer
el
mismo error dos veces
FÉLIX MARÍA SAMANIEGO
17. La serpiente y la lima
En casa
de un cerrajero
Entró
la Serpiente un día,
Y la
insensata mordía
En una
Lima de acero.
Díjole
la Lima: «El mal,
Necia,
será para ti;
¿Cómo
has de hacer mella en mí,
Que
hago polvos el metal?»
Quien
pretende sin razón
Al más
fuerte derribar
No
consigue sino dar
Coces
contra el aguijón.
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