martes, 15 de mayo de 2012


JUVENAL AYALA





Entonces




Desde aquella metamorfosis
sus ojos se hicieron míos
como una marea de ardentías
llamaron su atención
y quedé abandonado a ellos.

La misma marea de luces
acaparaba mi vista cuando
la soledad cubría de cuadernas
mis pasos y sus horas.

Me despojé de tiempos,
actinias, resacas y muelles.
Y ya no fui sólo el prisionero
de los murmullos caracolinos
del hastío y la locura.
Sigiloso me acerqué
hasta el océano pálido
de su cuerpo.

GONZALO MILLÁN






La ciudad


40.


El perro caza ratones.
El perro cuida la casa.
El perro cuida el rebaño.
El perro es fácilmente adiestrable.
Adiestran perros para la tortura.
El perro tiene el hocico negro.
Le sacan el bozal.
El perro tira mordiscos.
Azuzan al perro.

Los perros tienen el oído fino.
El perro aguza las orejas.
El perro gruñe.
El perro muestra los dientes.
Los perros ladran.
Llaman al perro a voces.

El perro lame el plato.
Las olas lamen la costa.
El perro roe un hueso.
El hueso tiene meollo.

Castigan al perro.
El perro desobedece.
El perro gime.
Los políticos acarician vanas esperanzas.
El perro acaricia la mano que lo castiga.


DANIEL BATTILANA





Para todo sueño



Para todo sueño,
los atardeceres dan a la tarde
una luz aparente
que no puedo resolver;
es que a fuerza de salar el manuscrito
crecen la certeza y la demora
y por delicadeza pierdo la vida.
Más de lo que tú sabes
he insistido
con golpes en el agua,
y es más de lo que puedo
el tamaño de las cosas.
Fracasado en lo que no es:
en olvidar un rostro,
en el azar de las calmas,
de un afán silencioso,
suelo llegar cansado a la violencia.
Más de lo que tú sabes
he insistido
                  y dejo para mí
la ceniza breve de tus ojos
el azúcar, piedra que no cesa
y la omnímoda memoria de las estrellas

JUAN GELMAN




Costumbres



no es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos
y no morimos para morir
tenemos sed y
paciencias de animal

FRANCISCO ÁLVAREZ






Abrazos

  
                               "Tenme junto a ti de mil maneras" 
  
I 

Hambrientos y desnudos,
van mis brazos en busca de un abrazo,
arrastrando abandono,
y abiertos en silencio en doble arco.
En las mieses maduras del gentío,
separan las espigas cuando avanzo.
Qué insípida igualdad de multitudes,
sin destacarse variedad ni encanto.
Roja de sangre, tímida amapola,
¿dónde te ocultas, bajo el sol de mayo?
Mira que vengo ahogado de infortunio,
y te quiero adherir a mi costado.


II 

Sentada en mis rodillas, desprovista
de palabras, ideas y reclamos,
recoge mi hombro el rostro,
leve sonrisa y ojos entornados.
Flota en el aire la quietud dormida,
con auras místicas de epitalamio,
y la mente vacía se columpia
en la sombra de un mundo imaginario.
Nada se mueve en torno,
como el agua tranquila del remanso;
detenida la arena en la clepsidra,
dormido el viento, inmóviles los pájaros…
Qué abrazo interminablemente dulce;
no te muevas, mujer, de mi regazo.
 
III 

Este abrazo, mujer, viste mi cuerpo
de la túnica azul de tu arrebato,
marea de tu mar, contra las rocas
firmes y erectas de mi acantilado.
Cúbreme de ti misma, que al ceñirme,
tus labios con los míos amordazo,
y sólo el alma me hablará en tus ojos,
y me transmitirá tus sobresaltos.
Estrecha el cerco, que aún no somos uno,
que dos es casi tanto como varios…
Desliza la rodilla entre mis piernas,
que a mi tigre despierta como un látigo,
y en ímpetu salvaje se abalanza
hacia tí incontrolable, incontrolado.
Abrazo vertical, exuberante,
nudo incondicional, íntimo abrazo.
 
IV 

Se alejaron las aguas torrenciales
que el paisaje arrasaron a su paso;
desanudóse la atadura firme
y la pasión degeneró en letargo.
Mi cómplice, mi amante,
yace exhausta a mi lado.,
y los brazos que fueran energía,
se hallan ahora en descanso.
Se despierta la brisa junto al río,
coqueteando inquieta entre los álamos,
y se percibe el agridulce aroma
de almendros, limoneros y naranjos.
El sol naciente besará tu espalda,
y se adormecerá en ella mi mano,
y tamborilearán sobre mi pecho
tus finos dedos largos.
Lentas las horas van, y silenciosas,
seco el sudor, y el ímpetu apagado,
sueña despierta junto a mí, y sonríe
al sentir en tus párpados mis labios.