"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 15 de julio de 2017
TOMAS TRANSTRÖMER
Más adentro
En la
gran entrada a la ciudad
cuando el sol está bajo.
El tráfico se hace denso, repta.
Es un pesado dragón reluciente.
Soy una de las escamas del dragón.
De pronto está el sol rojo
frente al parabrisas
e inunda el coche.
¡Estoy iluminado
y una escritura se hace visible
dentro de mí,
palabras con tinta invisible
que aparecen
cuando el papel se acerca al fuego!
Sé que debo ir lejos,
atravesar la ciudad y luego
más allá, hasta que sea hora de ir
a caminar largamente por el bosque.
A seguir las huellas del tejón.
Se oscurece, se dificulta la visión.
Allí, en el musgo, hay piedras.
Una de esas piedras es valiosa.
Ella puede transformarlo todo,
puede hacer brillar la oscuridad.
Es un interruptor para todo el país.
Todo depende de ella.
Verla, tocarla…
El tráfico se hace denso, repta.
Es un pesado dragón reluciente.
Soy una de las escamas del dragón.
De pronto está el sol rojo
frente al parabrisas
e inunda el coche.
¡Estoy iluminado
y una escritura se hace visible
dentro de mí,
palabras con tinta invisible
que aparecen
cuando el papel se acerca al fuego!
Sé que debo ir lejos,
atravesar la ciudad y luego
más allá, hasta que sea hora de ir
a caminar largamente por el bosque.
A seguir las huellas del tejón.
Se oscurece, se dificulta la visión.
Allí, en el musgo, hay piedras.
Una de esas piedras es valiosa.
Ella puede transformarlo todo,
puede hacer brillar la oscuridad.
Es un interruptor para todo el país.
Todo depende de ella.
Verla, tocarla…
Versiones de Roberto Mascaró
De “El cielo a medio hacer”
FEDERICO HERNÁNDEZ AGUILAR
Divertente
Puto es el hombre
que de putas fía
y puto el que sus
gustos apetece,
puto es el
estipendio que se ofrece
en pago de su puta
compañía.
Quevedo
¿Que
reír no podemos con poesía?
¡Aquí estoy yo para mirar contrario!
Trompada, sexo y risa son ternario
también en el poeta noche y día.
¡Aquí estoy yo para mirar contrario!
Trompada, sexo y risa son ternario
también en el poeta noche y día.
Si la
gente no entiende mi osadía,
¡se estanque el hombre en el común agrario!:
se quede hartando del afán gregario
sobre el retrete de su hipocresía.
¡se estanque el hombre en el común agrario!:
se quede hartando del afán gregario
sobre el retrete de su hipocresía.
No es
maña, no es veneno, no es porfía;
¡es estricta divierta de estepario!
Es gana de mostrar que todavía
¡es estricta divierta de estepario!
Es gana de mostrar que todavía
soy
amigo del chusco comentario.
Quien busque carcajada en la poesía,
¡mi verso encontrará de dispensario!
Quien busque carcajada en la poesía,
¡mi verso encontrará de dispensario!
MARTA BRAIER
Naturaleza muerta
La luz de la cocina
ha menguado esta mañana
En el centro de la mesa
la dulce jarra. Sola
con su justa medida
pero si nos acercamos
un aire indefenso y tibio
ronda
Esta jarra te sobrevive, papá,
con su simple manera
de estar en el mundo
La manija en su lugar
Hueco que recibió tu mano.
De "Esta es la tierra, corazón"
La luz de la cocina
ha menguado esta mañana
En el centro de la mesa
la dulce jarra. Sola
con su justa medida
pero si nos acercamos
un aire indefenso y tibio
ronda
Esta jarra te sobrevive, papá,
con su simple manera
de estar en el mundo
La manija en su lugar
Hueco que recibió tu mano.
De "Esta es la tierra, corazón"
RENE CHAR
Llevarán
ramos aquellos cuyo aguante pueda desgastar la
noche nudosa que precede y sigue al relámpago. Su palabra
recibe existencia del fruto intermitente que la propaga
dilacerándose. Son los hijos incestuosos de la cortadura y del signo,
que alzaron hasta los brocales el círculo florido de la tinaja
de la adhesión. La furia de los vientos los mantiene aún desvestidos.
Contra ellos vuela una pelusa de noche negra.
Versión de Jorge Riechmann
noche nudosa que precede y sigue al relámpago. Su palabra
recibe existencia del fruto intermitente que la propaga
dilacerándose. Son los hijos incestuosos de la cortadura y del signo,
que alzaron hasta los brocales el círculo florido de la tinaja
de la adhesión. La furia de los vientos los mantiene aún desvestidos.
Contra ellos vuela una pelusa de noche negra.
Versión de Jorge Riechmann
DIONICIO MORALES
Biografía marina
A Joaquín-Armando
Chacón que a los
veinte años no
conocía el mar.
Desde
mi infancia
recuerdo el mar
como un gran golpe de agua
profundo interminable
porque la vida
viene de más allá
de sus entrañas.
Mis ojos eran huérfanos
de aquella luz
cálida mojada
en la suavidad
de un pétalo
de agua
deshojado
por la gracia marítima de Dios.
Mis ojos —digo—
eran huérfanos
pero la sal calcárea
hizo llover oscuridades
olvidadas
sobre su cauce abierto.
Como un terco animal
domeñado
cedí a sus reclamos
y mis ojos
—estos ojos—
descubrieron veranos enardecidos
que se estrellaban
en su rompeolas celeste.
Desde entonces
en su orilla navego
Un granito de arena
—cualquiera—
es tierra prometida
y desde allí
campeo tempestades
oteo el horizonte
suelto amarras terrestres.
(Las nubes bajan al mar
a bañarse en sus olas
surcan aguas coléricas
como cisnes de mar
que acortan las distancias
desmoronando alturas.)
Después
proa a la mar
la vida transcurría
El viento era una ráfaga azul
que se mecía
al vaivén de la luz
El agua del cielo
mojaba a veces
las palabras secretas
por nacer
que guiaban el timonel
hacia puerto ninguno.
Ahora
sin vigía
que atalaye la mar
naufrago
náufrago de mí mismo
en sus profundidades
Ahora que estos ojos
—antes huérfanos—
desportillan la luz
sucumben asombrados
en la fatuidad de sus aguas
aleteo
cualquier soplo de vida
y me dispongo
a vivir
en su catedralicio
cementerio
recuerdo el mar
como un gran golpe de agua
profundo interminable
porque la vida
viene de más allá
de sus entrañas.
Mis ojos eran huérfanos
de aquella luz
cálida mojada
en la suavidad
de un pétalo
de agua
deshojado
por la gracia marítima de Dios.
Mis ojos —digo—
eran huérfanos
pero la sal calcárea
hizo llover oscuridades
olvidadas
sobre su cauce abierto.
Como un terco animal
domeñado
cedí a sus reclamos
y mis ojos
—estos ojos—
descubrieron veranos enardecidos
que se estrellaban
en su rompeolas celeste.
Desde entonces
en su orilla navego
Un granito de arena
—cualquiera—
es tierra prometida
y desde allí
campeo tempestades
oteo el horizonte
suelto amarras terrestres.
(Las nubes bajan al mar
a bañarse en sus olas
surcan aguas coléricas
como cisnes de mar
que acortan las distancias
desmoronando alturas.)
Después
proa a la mar
la vida transcurría
El viento era una ráfaga azul
que se mecía
al vaivén de la luz
El agua del cielo
mojaba a veces
las palabras secretas
por nacer
que guiaban el timonel
hacia puerto ninguno.
Ahora
sin vigía
que atalaye la mar
naufrago
náufrago de mí mismo
en sus profundidades
Ahora que estos ojos
—antes huérfanos—
desportillan la luz
sucumben asombrados
en la fatuidad de sus aguas
aleteo
cualquier soplo de vida
y me dispongo
a vivir
en su catedralicio
cementerio
De: “Retrato a lápiz”
PAUL CELAN
Tu cabello sobre el mar
También tu cabello vuela sobre el mar con el enebro dorado.
Con él se vuelve blanco, entonces lo tiño de azul-piedra:
el color de la ciudad donde al final fui arrastrado hacia el sur...
Con jarcias me amarraron Ya cada una ataron una vela
y me escupieron Con sus bozos brumosos y cantaron:
«¡Oh atraviesa la mar!»
Yo sin embargo pinté como una barca mis alas con púrpura
y con mi estertor dime brisa y antes que durmieran me hice a la mar.
Tus rizos, ahora, debía teñírtelos en rojo, pero me gustan azul-piedra:
¡Ay, ojos de la ciudad, donde caí y fui arrastrado hacia el sur!
Con el enebro dorado vuela también tu cabello sobre el mar.
De: "Amapola y memoria"
Versión de José Luis Reina Palazón
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