domingo, 22 de noviembre de 2020


 

BOB DYLAN

 

 

 

Tren viajero




Hay un tren de hierro, que ha estado rodando a lo largo de los años 
Con una caja de combustible llena de odio y un horno lleno de temores 
Si alguna vez le habéis oído, o habéis visto su carcasa rota de color de sangre. 
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo. 

¿Os habéis parado alguna vez a pensar en todo el odio que lleva? 
¿Habéis visto alguna vez a sus pasajeros, a sus pobres almas confusas y enloquecidas? 
¿Habéis empezado a pensar que tenéis que detener ese tren? 
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo. 

¿Os cansáis alguna vez de los sonidos sermoneantes del miedo 
Cuando han golpeado vuestra cabeza y martilleado en vuestros oídos? 
¿Habéis preguntado sobre ello y no os han contestado? 
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo. 

Me pregunto si los líderes de las naciones son conscientes 
De este mundo asesino que me dejan en las manos 
¿Os habéis quedado despiertos alguna noche preguntándooslo? 
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo. 

¿No habéis estado nunca a punto de decir, o habéis dicho para vosotros mismos 
Que la persona que está a vuestro lado puede estar equivocada? 
¿Acaso el delirio de los locos hace enloquecer vuestras tripas? 
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo. 

¿Os deprimen acaso los maniáticos asesinos y los que odian? 
¿Os marean la política y los sermones? 
¿Os duele el corazón con los incendios de autobuses? 
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.

 

 

Versión de Antonio Rasines
 

 

 

TED HUGHES

 

 

 

Septiembre

 


 

     Vemos la oscuridad cernerse lenta:
no la miden relojes.
Cuando besos y abrazos se repiten
desaparece el tiempo.

     Es verano. Las hojas cuelgan quietas:
a mi espalda una estrella,
bajo un brazo sedeño un mar me dice
que ya no existe el tiempo.

     Las hojas no midieron el verano
ni hacen falta relojes,
sólo tenemos lo que recordamos:
minutos que nos llenan la cabeza

como a esos reyes desafortunados
que el populacho acosa,
mientras, lentos, los árboles reflejan
sus copas en el charco.

 

Versión de Jesús Pardo

SAMUEL BECKETT

 

 

 

5. La mosca

 

 


entre la escena y yo
el cristal
vacío salvo ella

vientre a tierra
ceñida por sus negras tripas
antenas enloquecidas alas atadas
patas ganchudas boca sorbiendo en el vacío
sableando el azul aplastándose contra lo invisible
impotente bajo mi pulgar hace que zozobren
el mar y el cielo sereno

 

 

BERTOLT BRECHT

 

 

 

Canción de la prostituta

 

 

1

 

Señores míos, con diecisiete años
llegué al mercado del amor
y mucho he aprendido.
Malo hubo mucho,
pero ese era el juego.
Aunque hubo Cosas que sí me molestaron
(al fin y al cabo también yo soy persona).
Gracias a Dios todo pasa deprisa,
la pena incluso; también el amor.
¿Dónde están las lágrimas de anoche?
¿Dónde la nieve del año pasado?


2


Claro que con los años una va
más ligera al mercado del amor
y los abraza por rebaños.
Pero los sentimientos
se vuelven sorprendentemente fríos
si se escatiman tanto
(al fin y al cabo no hay provisión que no se acabe).
Gracias a Dios todo pasa deprisa,
la pena incluso; también el amor.
¿Dónde están las lágrimas de anoche?
¿Dónde la nieve del año pasado?


3


Y aunque aprendas bien el trato
en la feria del amor,
transformar el placer en calderilla
nunca resulta fácil.
Pero, bien, se consigue.
Aunque también envejeces mientras tanto
(al fin y al cabo no siempre se tienen diecisiete.)
Gracias a Dios todo pasa deprisa,
la pena incluso; también el amor.
¿Dónde están las lágrimas de anoche?
¿Dónde la nieve del año pasado?

 

LUIS ANTONIO DE VILLENA


 

 

Cuarto de duchas




No, no me gusta. En realidad detesto la crápula
de las saunas: Cópulas en la tristeza del anonimato. ..
¿Pero las líneas de los poemas mejores, sus ritmos,
su ceniza, su carmín, no conducen a la belleza
del amor? Me siento aquí -un viejo es invisible
para la juventud- y observo los cuerpos bajo el agua.
Glúteos, suaves ascensiones del vello: El torso
reluciente. y todos juntos, como si fuese posible
un orgasmo de espadas. ¿Lo entiende? La limpieza
de la juventud que mancha. Alguna vez, siguiendo
sus piernas, su mirada, o su sexo, voy a la oscura
y húmeda cabina. Extraigo de la funda de las gafas
una barra de labios, y pintado, asumo su eminencia.
¿Qué pensará de ese viejo sucio?
¿Qué pensará algún día de los versos de la vida,
planos, difíciles a la felicidad, llenos de líquen?
Benevolencia. El agua, al caer, arrastra los sentidos...

 

 

NÂZIM HIKMET

 

 

 

Tú eres mi ebriedad...

 

 


Tú eres mi ebriedad
ni me desembriago
                       ni puedo desembriagarme
                                               ni quiero desembriagarme

 

me pesa la cabeza
                       tengo las rodillas destrozadas
                                             y todo cubierto de barro
avanzo a trompicones hacia tu luz que se enciende y se apaga.

10 de julio de 1959

 

De: "Últimos poemas 1959-1960-1961"
Versión de Fernando García Burillo