jueves, 22 de marzo de 2018


ALFONSO COSTAFREDA





En un solo deseo



Los años que se perdieron están aquí, ahora.
Los sueños que he vivido crecen entre mis manos.
Siento cómo han pasado tantos días y seres,
tantas cosas a mi lado sin que las viera.
Pero de pronto todo regresa y se reúne en la memoria,
y tantas vidas
en un solo deseo hoy he encontrado.

ANGELES MASTRETTA





Fue de un susto:



Fue de un susto:
verme fugar aquella madrugada
del vientre de mi madre
ascender por el tronco de los años
sangrar
introducir los dedos en la herida.
silbar en medio de la luz
(trunca la boca)
y arrancarme las vendas.

Fue de un susto el azúcar en mi sangre. 



VILMA TAPIA





Ascanti



A este lado a la luz nos estamos
cantando

los hombres vienen
sus violines tiemblan alto
nos convidan

Oyéndolos en lo oculto
bailamos
mi pollera gira encendida y gira azul

Ven
zapatea conmigo a mi lado
tus pies y mis pies adheridos a la Tierra
golpean

has traído la cruz de claveles para la pirwa sagrada
si faltara
las cañas se abrirán y el maíz
recordará
traerá de nuevo

Escuchando
hemos mirado lejos



CAMILO PESSANHA





¡Esbelta surge! ¡Viene de las aguas, desnuda...



¡Esbelta surge! ¡Viene de las aguas, desnuda,
gobernando una concha inmaculada!
Las caderas flexibles, los senos palpitantes...
Muere mi boca por besar tu boca.

¡Sin vil pudor! ¿De qué hay que avergonzarse?
Soy un hermoso joven, casto y fuerte.
¡De blanco pecho! -que la muerte acoja...
Aunque la infame deba ahora esperar-.

Creyendo que es la hidra voy a acabar con ella
yendo a la roca donde creo que estás,
con los cabellos escurriendo agua,

e ir a inclinarme y desmayar de amor,
bajo el fervor de mi virginidad
y mi pulso de joven gladiador.


Versión de Amador Palacios


OMAR JAYAM





IX. El ocaso del astro



102

Es cierto, sí, es cierto: Yo prometí enmendarme;
lo juré, ¿mas estaba en mi juicio al jurarlo?
La Primavera vino sus rosas a ofrendarme…
y de mi contrición la túnica a rasgarme.


De: “Rubaiyat”


JAIME TORRES BODET





Sitio



Penetro al fin en ti,
mujer desmantelada.
que -al terminar el sitio-
ya sólo custodiaban
monótonos tambores
y trémulas estatuas.

Penetro en ti, por fin.
Y, entre la luz delgada
que filtran, por momentos,
estrellas y palabras,
encuentro a cada paso
que doy sobre los fríos
peldaños que conducen
al centro de tu alma
-un cuerpo junto a otro-
cien horas derrotadas.

Me inclino... Una por una
las reconozco, a tientas.
Contra una jaula exacta
en ésta, oscuramente,
un ruiseñor estuvo
rompiéndose las alas.
En ésa... No sé ya
lo que en esa existencia
moría o principiaba:
esquivas formas truncas,
presencias instantáneas,
deseos incompletos,
dichas decapitadas...