"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 11 de septiembre de 2016
FRANCISCO JAVIER IRAZOKI
Testamento
Me
gustaría que sobre mi muerte se plantase el árbol de la discreción.
De: “Orquesta de desaparecidos”
ANTONIO GARCÍA TEIJEIRO
Mi abuelo compró una barca
de
madera de ciruelo.
La echamos
en el estanque
donde
se refugia el cielo.
La
barca no tiene remos
ni
velas, ni marineros.
La
empujan vientos de espuma,
Alegres
titiriteros.
Las
aguas surca la barca
de
madera de ciruelo,
la
barca llena de vida
que
un día compró mi abuelo.
ANDRÉS MOREIRA
Los
cuerpos
“Cuando contemplo
tu cuerpo extendido
como un río que nunca acaba de pasar”
como un río que nunca acaba de pasar”
Vicente Aleixandre
A Martha, desde
siempre.
Los
cuerpos esparcidos entre las dunas
de algún tipo de tela
entre pieles arenadas,
inenarrables las manos evocan
poros devorantes de extremidades
en movimiento de traslación,
lenguas húmedas escorzadas
como bocas que besan bocas
como bocas que besan labios henchidos
como bocas que muerden pezones
caderas que fueron
oscilante el obelisco reta
al abismo donde nace la luz
los cuerpos giraron alrededor del canto espeso.
de algún tipo de tela
entre pieles arenadas,
inenarrables las manos evocan
poros devorantes de extremidades
en movimiento de traslación,
lenguas húmedas escorzadas
como bocas que besan bocas
como bocas que besan labios henchidos
como bocas que muerden pezones
caderas que fueron
oscilante el obelisco reta
al abismo donde nace la luz
los cuerpos giraron alrededor del canto espeso.
CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE
Permanencia
Ahora recuerdo uno, antes recordaba otro.
Día vendrá en que ninguno será recordado.
Entonces en el mismo olvido se fundirán.
Una vez más la carne unida, y las bodas
cumpliéndose en sí mismas, como ayer y siempre.
Pues eterno es el amor que une y separa, y eterno
el fin
(ya comenzara , antes de ser), y somos eternos,
frágiles, nebulosos, tartamudos, frustrados:
eternos.
Y el olvido todavía es memoria, y lagunas de
sueño
cierran en su negrura lo que amamos y fuimos
un día,
o nunca fuimos y que con todo arde en nosotros
a la manera de la llama que duerme en la leña
apilada en el galpón.
Ahora recuerdo uno, antes recordaba otro.
Día vendrá en que ninguno será recordado.
Entonces en el mismo olvido se fundirán.
Una vez más la carne unida, y las bodas
cumpliéndose en sí mismas, como ayer y siempre.
Pues eterno es el amor que une y separa, y eterno
el fin
(ya comenzara , antes de ser), y somos eternos,
frágiles, nebulosos, tartamudos, frustrados:
eternos.
Y el olvido todavía es memoria, y lagunas de
sueño
cierran en su negrura lo que amamos y fuimos
un día,
o nunca fuimos y que con todo arde en nosotros
a la manera de la llama que duerme en la leña
apilada en el galpón.
DENNIS ÁVILA
La
memoria por dentro
Las
personas con Alzheimer:
¿recuerdan
los besos verdaderos,
las
guerras infinitas,
el
cúmulo de atropellos y venganzas
tras
la vía láctea de sus vidas?
Esas
manos que parecen buscar un mapa,
¿en
qué rostro están pensando?
Para
ellos un mausoleo
no es
un álbum de lápidas
sino
almanaques vacíos,
paralelos
al
limbo de cosas por volver.
Su
memoria es un columpio:
una
canción
puede
enviarlos a la infancia
o
traerlos de vuelta
con
la mirada sucia de futuro.
Una
mirada que se dilata en el aire,
como
si allí naciera
la
epopeya de los recuerdos
y no
la urna donde habita
un
sufragio de caminos disecados.
Uno
piensa que no debe haber
nada
más triste
que
el olvido del Alzheimer.
Pero
hay quienes cargan
hasta
el final de sus días
una
amarga niñez.
MARÍA SANZ
La última esperanza
Todavía conservo
la última esperanza
como un bien heredado
de todas mis carencias,
porque el dolor la exige
más y más cada día,
porque tanto silencio
lejano, perdurable,
descubre su horizonte
de infinitas llanuras.
La última esperanza
que conservo detiene,
como el dolor, mi vida
a las puertas del tiempo.
Todavía conservo
la última esperanza
como un bien heredado
de todas mis carencias,
porque el dolor la exige
más y más cada día,
porque tanto silencio
lejano, perdurable,
descubre su horizonte
de infinitas llanuras.
La última esperanza
que conservo detiene,
como el dolor, mi vida
a las puertas del tiempo.
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