jueves, 1 de mayo de 2014

CARLOS PEREZALONSO


 

 

Las hamacas

 
 
 

¡No quiten las hamacas! ¡No las toquen!

que quede la moldeada curvatura de la

espalda,

que permanezca el murmullo de la canción,

la tibieza del cuerpo ovillado,

la languidez del brazo que se asoma

de la mujer que sueña

conservemos su sueño.

 

Mantengamos el rumbo

que marcó el pequeño marinero en el viento;

para su memoria levantamos la proa,

que no la rasguen los restos del naufragio.

 

Compartamos el descanso de los fatigados espectros

que por las noches se mecen con las hamacas.

Respetemos al aire que las atraviesa

y al tiempo que se anida en su trama.

Recordemos cómo ateridos desde sus vientres

escuchamos

el silbo ya apagado y lejano de las primeras

sirenas.

 

Dejemos que la lluvia pudra las hamacas,

que las habilidosas manos de los días desaten

sus nudos.

Una mañana encontraremos sus pieles de viejas

serpientes

arrugadas junto a los postes que las sostuvieron:

que vuelva el viento al viento, el bejuco a la tierra,

la oquedad a la nada.

¡No las quiten!

 

 

FRANCISCO VALLE



 

Designio

 
 
 

El llanto sin retorno, designio de las furiosas inclinaciones.

Lluvias sobre el páramo de la muerte. El verano que volvió

ciego a Homero sueña en el territorio de mis venas. Busco

asilo en la estatua herida, mientras la noche moja las raíces

 

 

IVÁN URIARTE


 
 

Círculos


 

El papalote en la noche

emerge a la luz del farol

gira

rastrea círculos

frente a sonámbulos mundos

sobrevive instantes

en espacios designados al azar

pero siempre precisos.

 

 

NAPOLEÓN FUENTES


 

 

Tan sólo lo recordamos

 
 
 

Al amanecer

mientras la ciudad olvidábamos

más y más lejos la memoria

mientras bajaba entre concha

de suave carne

todo se tiró al olvido.

Nos acostumbramos

y repetimos el camino

buscando ese instante en el espacio.

Pasó el instante

la suave pulpa encendida


mas no el sueño perdido.

 

 

FERNANDO GORDILLO


 
 

Inmóvil sobre el lecho

 
 

Inmóvil sobre el lecho

me esfuerzo por

alzar el brazo,

darme vuelta para evitar el resplandor,

levantarme y escribir la idea que no me deja en paz

¡nada!

Sueño entonces

en carretas jubilosas sobre la arena húmeda,

caminatas a orillas del lago,

paseos conversando con los amigos,

con el gusto incomparable de decir: ¡Voy!

Inmóvil sobre el lecho,

querer alzar el brazo para tomar un vaso de agua

es un esfuerzo vano

¿Tienes lástima?

Compadézcanse ustedes. ¡Tienen todas esas cosas

y no lo saben!

 

 

FRANCISCO SANTOS


 
 

Soy rico

 
 

Soy rico

camino por las calles

dejando crecer mis poemas

mis cabellos

mi barba

que casi no me crece

Mis zapatos están gastados

mis ropas luyidas y nistas

y sin embargo

Soy alegre

 

Soy rico

Llevo conmigo las flores

mis bolsas están llenas

de poemas.