"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 5 de febrero de 2018
MAYRA REBECCA ENCARNACIÓN
I
Me vi
en ti.
Vacía
de útero…con el alma plena.
Te vi
en mí…
aspirando
sueños de recuerdos en el entretejido del olvido.
Destejidas
mis cavidades en ungüentos liberales.
Tejidas
mis pulsiones en la vacuidad del ayer.
Teje-desteje
tus ojos de sombra y miel.
Teje-desteje
tus labios nacarados del olvido
(resguardo
en el ayer que pervive.)
Me vi
en ti…
Rostro
quebrado por la ausencia.
Mirada
perdida en la sombra.
Espacio
anegado al suicidio del querer.
Útero
vacío inundado por el agua original sin pecado.
Me vi
en ti…
ovarios
restituidos.
P.D.
“Y me sentí más grande que el olvido”. Elva Macías
ALEJANDRA RETANA BETANCOURT
Mi zarza ardiente
He
estado buscando pero lejos siempre es cerca
en mi
cuerpo
fruto sin carne
la tristeza canta
fruto sin carne
la tristeza canta
tengo
una corona de mirtos
sangre coagulada en las uñas
las rodillas bautizadas por la lluvia
sangre coagulada en las uñas
las rodillas bautizadas por la lluvia
conozco
el sentimiento
pero no la luz
pero no la luz
he
estado buscando pero la voz del destino es disonante
éste es
mi testimonio:
la angustiosa búsqueda
de los crepusculares campos
donde mi zarza ardiente no se consuma
la angustiosa búsqueda
de los crepusculares campos
donde mi zarza ardiente no se consuma
la
letra virtuosa es un salvavidas
pero la gloria es amarga
y lejana
y no es mía
pero la gloria es amarga
y lejana
y no es mía
ANDRÉS TRAPIELLO
Museo romántico
La penumbra vacía de esa pequeña sala
guarda las campanadas de un reloj de pared.
Como un juguete antiguo suena su mecanismo,
la cuerda de hojalata entre nácares negros.
Poco a poco la tarde asoma encapotada
a las vitrinas, triste. Las encuadernaciones
con el oro cansado y las viejas granadas
de los lomos ya crujen de carcoma y polilla.
Abiertos sobre la mesa, pesada como un barco,
hay un montón de libros. Y estampas militares
que al rozarlas el aire desprenden un perfume
de caudaloso Sena, de cueva y humedades.
Éste es sitio tranquilo con algo galdosiano:
mecedoras que suenan, candelabros, espejos
con azogues leprosos y en el vitral pintado
un jardín erudito de fuente con Cupido.
La penumbra vacía de esa pequeña sala
guarda las campanadas de un reloj de pared.
Como un juguete antiguo suena su mecanismo,
la cuerda de hojalata entre nácares negros.
Poco a poco la tarde asoma encapotada
a las vitrinas, triste. Las encuadernaciones
con el oro cansado y las viejas granadas
de los lomos ya crujen de carcoma y polilla.
Abiertos sobre la mesa, pesada como un barco,
hay un montón de libros. Y estampas militares
que al rozarlas el aire desprenden un perfume
de caudaloso Sena, de cueva y humedades.
Éste es sitio tranquilo con algo galdosiano:
mecedoras que suenan, candelabros, espejos
con azogues leprosos y en el vitral pintado
un jardín erudito de fuente con Cupido.
Ya hace
falta encender unas bombillas pobres
para ver aquí dentro. Pega fuera la lluvia.
Y cuando vuelve a oírse la hora en el reloj,
por estas mismas sombras han pasado cien años.
para ver aquí dentro. Pega fuera la lluvia.
Y cuando vuelve a oírse la hora en el reloj,
por estas mismas sombras han pasado cien años.
De: "La vida fácil"
ALFONSO COSTAFREDA
No
puedo hablar; aunque quisiera
no puedo hablar con alegría.
¿Qué he de decir? Ni tan siquiera
presentar puedo una página limpia.
No puedo hablar, sólo tinieblas crecieran
sobre la hierba maldita.
He de callar, pero yo diera
mi vida.
no puedo hablar con alegría.
¿Qué he de decir? Ni tan siquiera
presentar puedo una página limpia.
No puedo hablar, sólo tinieblas crecieran
sobre la hierba maldita.
He de callar, pero yo diera
mi vida.
NARCÍS COMADIRA
LUCY IAQ
Osito de peluche
(Para Martín)
Busco
en la penumbra de mis noches
el
osito de peluche de mi infancia,
la
textura suave de su piel,
el
brillo de sus ojos esmeraldas.
Quiero abrazarlo y dormir plácidamente
con su
tibieza junto a mi cara.
La inquietud por no tenerlo me desvela
y el
amanecer llega pronto a mi ventana.
Una lejana voz me murmura quedamente
“¿Qué
pasa, Sol? Duérmete,
sécate
esas lágrimas...”
Y sueño con una nave pequeña y blanca
que
vuela desde el paisaje de las nieves
bajo un
cielo azul-claro
acortando
las distancias.
Sé que trae en su cargamento
regocijos
para mi alma.
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