"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 15 de abril de 2018
SOLÓN ARGÜELLO
No pasa ningún vuelo
Como
impaciente carne de mujer, la cuartilla;
el
lápiz, suspendido, como interrogación;
y en la
siniestra mano la pálida mejilla...
N o
pasa ningún vuelo de águila o alción.
Oh! mi
Nenrod insomne que por doquier escruta
con
rifle arcaico y noble de lívido cañón;
mas
bajo el cielo autócrata sobre la tierra hirsuta
no pasa
ningún vuelo de águila o alción.
El
bosque duerme y gruñe. La siesta dice cosas
que --antiguos
estribillos-- simulan oración;
y en tanto
que en la ciénaga son mil las mariposas...
no pasa
ningún vuelo de águila o alción.
EZRA POUND
Oh,
abanico de seda blanca,
pálido como la escarcha en un tallo de hierba,
a ti también te dejan de lado.
pálido como la escarcha en un tallo de hierba,
a ti también te dejan de lado.
Versión de Javier Calvo
MICHEL BUTOR
Paraíso perdido
Las
ramas se abrían para dejarnos
libre
el camino reteniendo
delicadamente
nuestros cabellos
y
brindábamos con las cerezas
cuyo
zumo corría por nuestras mejillas
Fue
hace tanto tiempo
a penas
si lo recuerdo
hace
falta que alguien me cuente
y que
yo reencuentre las huellas
en las
pinturas y canciones
Yo era
un niño pero tenía
todas
las fuerzas de un adulto
y todos
sus deseos pasaba
de
madre a hija y depositaba
pringosos
bebés en sus brazos
Todo aquello
parece haber desaparecido
y sin
embargo todo aquello perdura
entre
el espejo y la imagen
entre
el sueño y la vigilia
entre
la página y la impresión
Las
zarzas nos rozaron sin infligirnos
el más
mínimo daño
diseñando
flores sobre nuestra piel
que los
amantes borran
bebiendo
las perlas de sangre
Mano en
mano corríamos
entre
los desiertos y las fuentes
escogiendo
uno y otro
de los
frutos de los árboles del saber
comparando
los sabores
Yo
estaba cómodo en mi cuerpo
conocía
todos los órganos
las
enfermedades eran amigas
libaba
las fiebres o los escalofríos
en
lechos de hojas o fango
Dónde
estaba no sabría decirlo
tan
lejos de todo tan cerca de ti
disfrutando
tanto del calor como del frío
he
perdido la llave de la puerta
y yerro
como un alma en pena
MAHMUD DARWISH
Nosotros amamos la vida
Nosotros
amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella,
bailamos
entre dos mártires y erigimos entre ellos un alminar de violetas o una palmera.
Nosotros
amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.
Robamos
un hilo al gusano de seda para construir nuestro cielo y concluir este éxodo.
Abrimos
la puerta del jardín para que el jazmín salga a las calles cual hermosa mañana.
Nosotros
amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.
Allá
donde estemos, cultivamos plantas que crecen deprisa y recogemos mártires.
Soplamos
en la flauta el color de la lejanía, dibujamos un relincho en el polvo del
camino
y
escribimos nuestros nombres piedra tras piedra. ¡Oh, relámpago! Ilumina para
nosotros la noche, ilumínala un poco.
Nosotros
amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.
De: “Menos rosas”
Versión de María Luisa Prieto
JORGE ROBLEDO ORTIZ
Simplemente
Nos
dijimos adiós.
La tarde estaba
llorando nuestra despedida.
Nos dijimos adiós tan simplemente
que pasó nuestra pena inadvertida.
La tarde estaba
llorando nuestra despedida.
Nos dijimos adiós tan simplemente
que pasó nuestra pena inadvertida.
No hubo
angustia en tus ojos
ni en mis ojos.
No hubo un gesto en tu boca
ni en la mía.
Y, no obstante, en el cruce de las manos
calladamente te dejé la vida.
ni en mis ojos.
No hubo un gesto en tu boca
ni en la mía.
Y, no obstante, en el cruce de las manos
calladamente te dejé la vida.
Fuiste
valiente con tu indiferencia
y fui valiente con mi hipocresía,
nos separamos como dos extraños
cuando toda la sangre nos unía.
y fui valiente con mi hipocresía,
nos separamos como dos extraños
cuando toda la sangre nos unía.
Pero
tuvo que ser
y fue mi llanto,
sin una escena ni una cobardía.
Tú te fuiste pensando en el olvido
y yo pensando en la melancolía.
y fue mi llanto,
sin una escena ni una cobardía.
Tú te fuiste pensando en el olvido
y yo pensando en la melancolía.
Hoy
sólo resta de esa vieja tarde
un recuerdo,
una fecha
y una rima.
Así, sencillamente nos jugamos
el corazón en una despedida...
un recuerdo,
una fecha
y una rima.
Así, sencillamente nos jugamos
el corazón en una despedida...
ENRIQUE GONZÁLEZ ROJO
I.-Mar del amanecer
Alegre,
tranquilo,
acaricias la nave.
Tan sereno como el monte,
tu guardián eterno.
La leve música del agua
se confunde con el silencio.
Claro murmullo,
como el lento
pasar de pájaros
en vuelo.
La espuma de tus ondas
baña la luz y el fuego
del sol, que las adorna
con los colores del espectro.
Una banda de peces voladores,
como una procesión de puntos negros,
te arroja su mancha de tinta...
Al golpe, repentinamente ciego
chocas contra los flancos de la nave,
que regocijas con tu juego.
¡Mar del amanecer, mar que eres niño,
rosado por la aurora, movido por el viento,
cantado por los hombres
y acariciado por el pensamiento!...
acaricias la nave.
Tan sereno como el monte,
tu guardián eterno.
La leve música del agua
se confunde con el silencio.
Claro murmullo,
como el lento
pasar de pájaros
en vuelo.
La espuma de tus ondas
baña la luz y el fuego
del sol, que las adorna
con los colores del espectro.
Una banda de peces voladores,
como una procesión de puntos negros,
te arroja su mancha de tinta...
Al golpe, repentinamente ciego
chocas contra los flancos de la nave,
que regocijas con tu juego.
¡Mar del amanecer, mar que eres niño,
rosado por la aurora, movido por el viento,
cantado por los hombres
y acariciado por el pensamiento!...
De: “Los cuatro
mares”
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