miércoles, 26 de septiembre de 2012


MANUEL MARÍA FLORES




  

Un beso nada más



Bésame con el beso de tu boca,
cariñosa mitad del alma mía:
un solo beso el corazón invoca,
que la dicha de dos... me mataría.

¡un beso nada más!... Ya su perfume
en mi alma derramándose la embriaga
y mi alma por tu beso se consume
y por mis labios impaciente vaga.

¡Júntese con la tuya!... Ya no puedo
lejos tenerla de tus labios rojos...
¡Pronto... dame tus labios!... ¡tengo miedo
de ver tan cerca tus divinos ojos!

Hay un cielo, mujer en tus abrazos,
siento de dicha el corazón opreso...
¡Oh! ¡sosténme en la vida de tus brazos
para que no me mates con tu beso!

EFRAÍN HUERTA






Breve elegía a Blanca Estela Pavón




Ahora y en la hora de nuestra muerta, amor, ahora y siempre,
Bajo la consigna de la angustia y a la sombra del sueño,
Te espero, te esperamos, paloma de nostalgia, suave alondra.

Un sueño es una perla que se deshace al vuelo.
La angustia es un misterio detenido en su muerte.
Decir: una paloma, es ver que una esperanza se nos va, gota a gota.

Estoy entre tu muerte y estoy entre tu vida
Bajo tu clara sombra, al pie de la agonía.
Soy el pequeño árbol que no seca su llanto
Soy sombra de mi mismo, alcohol martirizado.

Soy frágil, varonil, soy maltrecha nostalgia.
Soy sombra de tu muerte y perfil de tu vida,
El vaso de tu sangre, rosa de tus cenizas,
Estatua de tu polvo, violencia de tu seda.

Soy tu sollozo y soy la herida de tu vuelo.

Ahora y en la hora de nuestra muerte, amor
Soy mármol en tu lecho, clavel entre tu tierra,
El oro en tu ataúd y el ciprés en tu tumba.

Ahora soy un hombre con el luto en los hombros,
Soy tu luto, tu negro, enronquecido y ciego
Ir y venir, morir, nacer y estar muriendo.

Tú fuiste la paloma del más perfecto vuelo.
Yo invento la tristeza e invento la agonía.
Estoy junto a tu muerte, que es mi propio veneno.
Estas junto a mi muerte y yo soy tu elegía
6 de octubre de 1949

CARLOS PELLICER





Recuedos de Iza



8.-

Como amenaza lluvia,
Se ha vuelto morena la tarde que era rubia.

NICOLÁS GUILLÉN






Canción



¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)

Y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril.

¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(No soy tanto.)

En cambio, ¡qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!

¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)

JOSÉ GOROSTIZA



  

Pausas II




No canta el grillo. Ritma
la música
de una estrella

Mide
las pausas luminosas
con su reloj de arena

Traza
sus órbitas de oro
en la desolación etérea

La buena gente piensa
-sin embargo-
que canta una cajita
de música en la hierba.