"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 24 de marzo de 2018
LUCIANA JAZMÍN CORONADO
La entrega
limpio
el cuerpo
despacio
para no lastimarla
peino a mi abuela
como a una muñeca
despacio
para no lastimarla
peino a mi abuela
como a una muñeca
el
silencio golpea
en las coronas de flores
un llanto y otro le cosen
un traje de gotas
es el rocío de la mañana
en La Lucila del Mar
en las coronas de flores
un llanto y otro le cosen
un traje de gotas
es el rocío de la mañana
en La Lucila del Mar
la
entrego al sol
a la tormenta
y limpio
su caja de madera
a la tormenta
y limpio
su caja de madera
es la
única por la que yo rezaría
todo
esto pasará
el olor a mate y bizcochos
que dejó por la casa,
las plantas
que regó y cuidó por años
hasta que sus manos
se detuvieron
en mitad del aire,
una gota
que se deshace
sin llegar a la tierra
el olor a mate y bizcochos
que dejó por la casa,
las plantas
que regó y cuidó por años
hasta que sus manos
se detuvieron
en mitad del aire,
una gota
que se deshace
sin llegar a la tierra
EZRA POUND
Vuestra
mente y Usted son nuestro mar del Sargasso,
Londres ha soplado sobre Usted esta veintena de años
Y barcos brillantes le han dejado esto o aquello en pago:
Ideas, viejas habladurías, sobrantes de todas layas,
Extraños mástiles del conocimiento y grises mercancías de valor.
Grandes hombres la han buscado -extrañando a otra.
Usted siempre ha sido segundona. ¿Trágico?
No. Usted lo prefirió a la cosa usual:
Un hombre apagado, aburrido y galante,
Una mente normal -con un pensamiento menos, cada año.
Oh, Usted ha sido paciente, la he visto sentada
Por horas, en donde algo debería haber flotado.
Y ahora Usted paga. Sí, ricamente paga.
Usted es una persona de algún interés, uno se acerca
Y se lleva extrañas semillas:
Trofeos rescatados, alguna curiosa sugerencia;
Hechos que no llevan a ninguna parte; un cuento o dos,
Preñadas de mandrágoras, o con alguna otra cosa
Que podría ser útil y sin embargo nunca lo es,
Que jamás encaja en un rincón o muestra utilidad,
O se encuentra su hora sobre el tejar de los días:
El trabajo deslustrado, cursi, maravilloso, viejo;
ídolos y ámbar gris y los raros embutidos,
Éstas son vuestras riquezas, vuestro gran depósito; y sin embargo,
Por todo este tesoro hundido en cosas momentáneas,
Excéntricas maderas casi empapadas y material nuevo y brillante:
En el lento flotador de luz diferente y profunda:
¡No! ¡No hay nada! Al fin y al cabo,
Nada es suficientemente vuestro.
Y sin embargo es Usted.
Londres ha soplado sobre Usted esta veintena de años
Y barcos brillantes le han dejado esto o aquello en pago:
Ideas, viejas habladurías, sobrantes de todas layas,
Extraños mástiles del conocimiento y grises mercancías de valor.
Grandes hombres la han buscado -extrañando a otra.
Usted siempre ha sido segundona. ¿Trágico?
No. Usted lo prefirió a la cosa usual:
Un hombre apagado, aburrido y galante,
Una mente normal -con un pensamiento menos, cada año.
Oh, Usted ha sido paciente, la he visto sentada
Por horas, en donde algo debería haber flotado.
Y ahora Usted paga. Sí, ricamente paga.
Usted es una persona de algún interés, uno se acerca
Y se lleva extrañas semillas:
Trofeos rescatados, alguna curiosa sugerencia;
Hechos que no llevan a ninguna parte; un cuento o dos,
Preñadas de mandrágoras, o con alguna otra cosa
Que podría ser útil y sin embargo nunca lo es,
Que jamás encaja en un rincón o muestra utilidad,
O se encuentra su hora sobre el tejar de los días:
El trabajo deslustrado, cursi, maravilloso, viejo;
ídolos y ámbar gris y los raros embutidos,
Éstas son vuestras riquezas, vuestro gran depósito; y sin embargo,
Por todo este tesoro hundido en cosas momentáneas,
Excéntricas maderas casi empapadas y material nuevo y brillante:
En el lento flotador de luz diferente y profunda:
¡No! ¡No hay nada! Al fin y al cabo,
Nada es suficientemente vuestro.
Y sin embargo es Usted.
Versión de Marcelo Covian
MINERVA MARGARITA VILLARREAL
Tiranía doméstica
Más
atemoriza la luz de la sombra
por eso
el amor se nos vuelve violencia,
y tu
silencio, Catulo,
como un
puñal recorre mi espalda,
punza y
hiere,
va más
lejos
que tu
venenosa ironía.
DANIEL MIRANDA TERRÉS
El olor a medicina de
mi madre
nos
despertaba en las mañanas.
Paseaba
enferma junto a la luz del día.
Jamás
pudo con sus dolores de cabeza,
los
recuerdos le estallaban dentro;
la
oíamos dolerse,
su
frente era un madero
al que
la enfermedad golpeaba con un hacha.
La casa
siempre fue el hospital
al que
nadie iba a visitarla,
el
lugar donde perdían la esperanza
sus
heladas manos.
No era
el olor de su comida,
era el
olor de sus medicinas el que había en casa.
NATALIA GÓMEZ
15
Hemos
visto nuestro sepulcro
A la
ventana más próxima
En esta
ciudad que duerme tras un toque de queda
No hay
más civiles rodeando nuestro portón
Bajo el
oscuro mes de octubre
Es la
alfombra blanca
Una
bombilla que atrae diarios y revistas
que
jamás volverán
Y no
volverán tus risas
Ni tus
dedos a tocar
Mi
antebrazo
Cada
que lloraba
No me
despido nunca de ti
Porque
es mi cuerpo
Un
pasaje vívido
De
lunas
Y soles
Encontrados
En unas
pupilas tan oscuras
Como el
agujero negro
De tus
gemidos muriéndose
Entre
tu época y la mía
Son
esas horas a solas
El
espacio que necesito
Para
mantener intacta la estación
De tu
piel entre mis piernas
Y que
esos días
Y esas
noches
Aparezcan
De
nuevo
Al
estar aquí
En la
desgracia
De no
hallar tu cuerpo
En el
lado izquierdo
De la
cama.
MIGUEL ILDEFONSO
La Virgen Loca (con final de Edward Norton)
Dolores
Alanis O’Connorvelaba por el cuerpo de Dante que se extraviaba por Florencia
los punks y los vampiros se atravesaban por el corazón del poeta
casi un mínimo verso lo mantenía en vilo
un sonido cómplice del mar lo rescataba, embarrado ebrio
hacia su sino desconocido
Dante sabía que Dolores Alanis O’Connor velaba su destino
como si no existiera otro mundo que el del internet
es el S. XXI, decía, no hay ficción, ni es la carta XXI del tarot
los vampiros del mar corrían trayendo mensajes funestos de su país
oh es el exilio decía un frío que recorre estos versos
Pero cuántas veces Dante perdió su inocencia en las nubes
en la eclosión del sol, tras la ventana de cualquier cantina
y la seguía perdiendo hasta con el bostezo de un cuculí
podría petrificar su corazón bajo la calamina de su agrietada memoria un rayo de sol
sin embargo ya no había poesía en Florencia
Dolores Alanis O’Connor se le presentó en el bar
los punks y los vampiros llenaban de sangre y ácido los bosques de humo
el naualth que se fundía en el humo se convertía en la serpiente
que bailaba en el cuerpo de Dolores desnuda
la ciudad de Florencia apestaba
todos los peces muertos en el mar, todas las aves muertas en el aire
y la poesía como ya se dijo bajo la tierra agostada de Eliot
podría ser que las estrellas aún girasen por ese Amor
pero ella se desnudó frente al poeta, porque la angustia
es del ser que ha abandonado su alma, y porque así era su amor
tiempo atrás un niño se había comido el corazón de Dante
entonces ese niño empezó a escribir tercetos en italiano: lengua vulgata profana
y con su obra se hizo más niño porque había alcanzado
mediante el amor – ese estado anterior a todos los idiomas
ah los vampiros y los punks se fueron con el alba
dejando las mesas manchadas por la verdad poética
Florencia seguía estallando pues los anárquicos querían luchar hasta el final
Dolores Alanis O’Connor yacía en la tina con los vellos
de sus piernas por afeitar – los senos congelados como icebergs
en los periódicos sólo se hablaba de la guerra se hablaba tanto
que parecía tratarse de una guerra muy lejana
Dante en su locura cayó en la esquina asesinado por la sociedad
idolatrado por unos cuantos druidas
un niño se le acercó y tras escribir el último terceto se miró en el espejo
los punks y los vampiros se atravesaban por el corazón del poeta
casi un mínimo verso lo mantenía en vilo
un sonido cómplice del mar lo rescataba, embarrado ebrio
hacia su sino desconocido
Dante sabía que Dolores Alanis O’Connor velaba su destino
como si no existiera otro mundo que el del internet
es el S. XXI, decía, no hay ficción, ni es la carta XXI del tarot
los vampiros del mar corrían trayendo mensajes funestos de su país
oh es el exilio decía un frío que recorre estos versos
Pero cuántas veces Dante perdió su inocencia en las nubes
en la eclosión del sol, tras la ventana de cualquier cantina
y la seguía perdiendo hasta con el bostezo de un cuculí
podría petrificar su corazón bajo la calamina de su agrietada memoria un rayo de sol
sin embargo ya no había poesía en Florencia
Dolores Alanis O’Connor se le presentó en el bar
los punks y los vampiros llenaban de sangre y ácido los bosques de humo
el naualth que se fundía en el humo se convertía en la serpiente
que bailaba en el cuerpo de Dolores desnuda
la ciudad de Florencia apestaba
todos los peces muertos en el mar, todas las aves muertas en el aire
y la poesía como ya se dijo bajo la tierra agostada de Eliot
podría ser que las estrellas aún girasen por ese Amor
pero ella se desnudó frente al poeta, porque la angustia
es del ser que ha abandonado su alma, y porque así era su amor
tiempo atrás un niño se había comido el corazón de Dante
entonces ese niño empezó a escribir tercetos en italiano: lengua vulgata profana
y con su obra se hizo más niño porque había alcanzado
mediante el amor – ese estado anterior a todos los idiomas
ah los vampiros y los punks se fueron con el alba
dejando las mesas manchadas por la verdad poética
Florencia seguía estallando pues los anárquicos querían luchar hasta el final
Dolores Alanis O’Connor yacía en la tina con los vellos
de sus piernas por afeitar – los senos congelados como icebergs
en los periódicos sólo se hablaba de la guerra se hablaba tanto
que parecía tratarse de una guerra muy lejana
Dante en su locura cayó en la esquina asesinado por la sociedad
idolatrado por unos cuantos druidas
un niño se le acercó y tras escribir el último terceto se miró en el espejo
y
empezó a decir:
“al diablo Beatrice
le di mi confianza
y ella me apuñaló por la espalda
me vendió arriba del río Rímac
maldita perra
fuck you! y al diablo tú Dante
lo tenías todo y lo tiras por la borda
¡maldito idiota!”
“al diablo Beatrice
le di mi confianza
y ella me apuñaló por la espalda
me vendió arriba del río Rímac
maldita perra
fuck you! y al diablo tú Dante
lo tenías todo y lo tiras por la borda
¡maldito idiota!”
De: “Dantes”
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