"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 17 de abril de 2018
ALFONSO COSTAFREDA
Los pájaros
vinieron...
Los pájaros vinieron y desaparecían.
Regresan las palabras a su sueño remoto.
¿Quién habla de esperanza? Siento frío.
Sobre el dolor y aún más en la alegría,
-sobre estas rosas y en los ríos-
antes como después sobre la vida.
En el amor,
al comienzo, al final del desvarío.
El fruto de los árboles cesó.
En el humano vientre el fruto abunda.
El monte se levanta, se derrumba.
Sin sentido la tierra gira, gira.
Sigue la sombra tan profunda.
Los pájaros vinieron y desaparecían.
Regresan las palabras a su sueño remoto.
¿Quién habla de esperanza? Siento frío.
Sobre el dolor y aún más en la alegría,
-sobre estas rosas y en los ríos-
antes como después sobre la vida.
En el amor,
al comienzo, al final del desvarío.
El fruto de los árboles cesó.
En el humano vientre el fruto abunda.
El monte se levanta, se derrumba.
Sin sentido la tierra gira, gira.
Sigue la sombra tan profunda.
ÁLVARO SOLÍS
Elogio de la infancia
A Úrsula García de Gante
Mucho tiempo he
estado acostándome temprano. A veces, apenas había apagado la lámpara,
cerrábanse mis ojos tan presto, que ni tiempo tenía para decirme: “ya duermo”.
Marcel Proust
Marcel Proust
¡Palmeras…!
en constante movimiento.
El patio de la casa, el camino hacia la casa
y la tormenta que agita la dureza de los frutos,
los troncos que se doblan sin quebrarse.
en constante movimiento.
El patio de la casa, el camino hacia la casa
y la tormenta que agita la dureza de los frutos,
los troncos que se doblan sin quebrarse.
¡Palmeras…!
con el tiempo amarillas dando frutos secos
que se caen, que se tiran previniendo el desastre
y flores de gardenia brotando de las matas,
flores y más flores y palmeras sedientas,
lejos todavía del mar y de la arena que hierve a mediodía.
con el tiempo amarillas dando frutos secos
que se caen, que se tiran previniendo el desastre
y flores de gardenia brotando de las matas,
flores y más flores y palmeras sedientas,
lejos todavía del mar y de la arena que hierve a mediodía.
Palmeras
altas y otras pequeñas al alcance de las manos,
del machete acapulqueño de mi padre
rebanando los frutos, tomando la sangre transparente de los cocos
que la tormenta precipita a la catástrofe.
del machete acapulqueño de mi padre
rebanando los frutos, tomando la sangre transparente de los cocos
que la tormenta precipita a la catástrofe.
El
viento lanza sobre el techo de la casa
pasos indecisos de gigantes sobre el techo de lámina,
sobre el sueño que tarda en llegar cuando hay tormenta
y los cocos, las palmeras, sus brazos volando por los aires,
por los aires las hojas de la palma
cada vez más lejos hasta el patio de algún vecino
pasos indecisos de gigantes sobre el techo de lámina,
sobre el sueño que tarda en llegar cuando hay tormenta
y los cocos, las palmeras, sus brazos volando por los aires,
por los aires las hojas de la palma
cada vez más lejos hasta el patio de algún vecino
¡Palmeras…!
que resisten las tormentas pero no los rayos
que resisten las tormentas pero no los rayos
¡Palmeras…!
que resisten la inclemencia del sol pero no el recuerdo
que resisten la inclemencia del sol pero no el recuerdo
¡Palmeras!
tirando cocos
____________________aquí y allá
invisibles, silenciosas, meciéndose en el aire.
____________________aquí y allá
invisibles, silenciosas, meciéndose en el aire.
Las
palmeras de la infancia aún dan frutos
que ya no alivian mi sed.
que ya no alivian mi sed.
ESTHER DE CACERES
Las campanas del
valle
Tiembla el aire, desata las fragancias
si cantan las campanas
llamando a los nostálgicos
seres del valle.
Son locas llamaradas
tendidas a una música lejana
que sólo en sueños viene
con acento velado
por un camino tierno de amapolas
y de lento descanso.
Tiembla el aire, desata las fragancias
si cantan las campanas
llamando a los nostálgicos
seres del valle.
Son locas llamaradas
tendidas a una música lejana
que sólo en sueños viene
con acento velado
por un camino tierno de amapolas
y de lento descanso.
Cuando
nos despertamos
a saber otra vez del destierro y las lágrimas
las campanas encienden el aire del desierto
y, también desterradas,
hacia las más lejanas campanas de aquel reino
cantan y cantan.
a saber otra vez del destierro y las lágrimas
las campanas encienden el aire del desierto
y, también desterradas,
hacia las más lejanas campanas de aquel reino
cantan y cantan.
RICARDO MOLINARI
Cuando me hablan de ti, es como si me perfumaran la cara
con una hoja de mirto. Ya estoy tan seguro de que te quiero,
que a veces quito
mis ojos de la luz para que atraviesen la noche por el cielo.
el cielo.
Los jardines saben el nombre de tu río
y el de los antílopes que lo cruzan jugando entre el agua;
ninguno habrá que no lo haya sentido
fluir, humedeciéndome la boca,
en la mañana, o al caer la tarde,
sobre el aliento perezoso
de las flores.
VIOLETA LUNA
Los tiempos jubilosos
1.
Aunque
la piel se gaste
yo
quiero despertar y hallarte cerca,
contigo
amanecer día tras día.
Yo
quiero detenerte,
quedarme
en tu mirada para siempre.
2.
Y
cuando caminemos
y el
aire nos divida
o se
atraviese el miedo
serán
tus ojos únicos
los que
me den la mano.
3.
Nos
habla esta ciudad
con un
idioma de alas y barcos,
esta
ciudad de Seatlle
en
donde resucitan los recuerdos.
Esta
ciudad azul
tiene
un costado ardiente
y tiene
mil esquinas
en
donde se han amado nuestros pasos.
4.
Hoy
puedo agradecerte
por
esta mariposa de placer,
por
esta gota ardiente
que
pones en mi piel alucinada,
por
esta luz de fresas
que
traes en la punta del silencio.
Te doy
amor las gracias
por
este nuevo vino que me ofreces.
IBN ZAYDUN
La que deja humilladas a las ramas de largos cabellos
¡La que
deja humilladas a las ramas de largos cabellos
cuando se mece,
y desprecia al cervatillo adormecido
cuando mira!
Te rescata de mí un amante. Extraño caso:
siempre que ofendes tú, él ofrece disculpa
y nunca me ha salvado de ti sentir la prevención.
Es imposible que las mañas de la pasión usen cuidado.
Tu amor es tentación predestinada.
¿Cómo podría el joven defenderse de su destino?
cuando se mece,
y desprecia al cervatillo adormecido
cuando mira!
Te rescata de mí un amante. Extraño caso:
siempre que ofendes tú, él ofrece disculpa
y nunca me ha salvado de ti sentir la prevención.
Es imposible que las mañas de la pasión usen cuidado.
Tu amor es tentación predestinada.
¿Cómo podría el joven defenderse de su destino?
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