miércoles, 25 de enero de 2023


 

ALEXIS ROMERO

 

 

Entretanto

 

 

entretanto
descanso y contemplo

lo dijo
apenas colgó y repasó
las visitas del poeta a su casa

todas las cuentas saldadas
ni ganancias ni pérdidas

sólo respiraciones y restos
de los que una vez fueron agradecimientos
 

De: “La inclinación” 

 

 

MARÍA ANGÉLICA MORENO

  


 

Recuerdo el día
cuando nos encontramos
frente a frente.

Yo apoyaba mis pies
sobre un par de Chuck Taylor,
mientras tú
apoyabas los tuyos
sobre el asfalto caliente.

Las luces de la ciudad
dibujaban figuras abstractas
en tu cara
para disimular
la nostalgia de ser un niño
de casa.

Cruzamos la calle.
Te compré un pan francés
un jugo de naranja.

Con la boca llena,
me dijiste que la vida
no sabía tan mal.

Agradeciste con una sonrisa
y te fuiste con el sol.

Te observé hasta perderte
entre la gente.

En el fondo,
aún
no somos tan distintos.
 
 

IGOR BARRETO

 

 

El pequeño lápiz

 

 

I

La poesía enseña
el amor por los lápices.
El lápiz que apenas puedes
sostener con la mano
y escribe garabatos
sobre la página blanca
como indecisos caminos
que suben una montaña.
Cómo es posible que un lápiz
vaya desde la altura
de un objeto nuevo
hasta convertirse en algo como un niño
que dice cosas a medias.
Por qué
el tiempo
invertiría el orden
en la forma de este objeto.
Acaso un lápiz no debería elevarse
con el paso de los años
y finalmente llegar a ser
algo nuevo:
una hermosa varilla pintada de amarillo
y no un palito
de pequeño zapato negro.
He reunido mis antiguos lápices
en una caja:
pareciera que duermen
o se abrazan
en la misma ronda
que ahora recuerdo.
 
 

II

Un lápiz ya desbastado
por el uso
puede compararse
con la vida de un hombre.
Sería
eso que llamamos un «lapicito».
Su carne se acumula en los depósitos
de mina y madera del sacapuntas.
Esta es la vida de Gabriel,
ahora,
a los setenta años
«Gabrielito»:
pequeño lápiz despuntado, achatado o quebrado,
lapicito.
Cuántos renglones
tendrías el valor de escribir
si hoy permaneces en la gaveta de tu cuarto,
en tu casa humilde
que ya no tiene borrador
y las paredes perdieron el fulgor de la pintura
laqueada en amarillo.
Qué será de ti,
eso me pregunto.
 
 
De: “El Muro de Mandelshtam”

 

 

IDA GRAMCKO


 

 

Exaltación del hombro mientras anda,

del pañuelo que acude hasta el que llora,
de las manos que suben hacia el alba.
Patetismo brutal, riqueza sola
de aquello que llamamos la nostalgia
donde se recupera el alma toda.
Fuera ya la añoranza.
¿Fuera? Jamás, pues fuera es vida propia.
Muerta en sí misma. Y la presencia irradia
precisamente como nuestra y otra.
Viaje de la pupila entre contrarias…
Lo que es otro y amado hasta su sombra,
lo distinto, el inédito, la extraña,
son movimiento, ritmo, trayectoria.
Pues ¿cómo el gesto se encamina y plasma
sino a través de cambios que se nombran?
Objeto es cambio, mutación, distancia
del mismo cuerpo en la confiada ronda.
¿Cuál es la imagen máxima que arranca
la división? ¿Una infinita cosa
sin nombre, sin pupila y sin pestaña?
A cambio de ello, una mirada rota.
¿o un hombre fijo en mil espejos de agua?
¡Qué horror para el contrario que lo evoca!
No, no, la vida es ancha,
gracias a dios, porque el Gran Dios se agota.
 
 

NUNO JÚDICE

  


 

Guía de conceptos básicos

Use el poema para elaborar una estrategia
de sobrevivencia en el mapa de su vida. Recurra
a los dispositivos de la imagen, sabiendo
que le dará un acceso rápido a los recursos
de su alma. Evite los bloqueos
de la tristeza y encienda la luz que le irá a traer
una futura mañana cuando su tiempo
esté por agotarse. Si requiere
sustituir los sentimientos cansados
de la existencia, reinstale el deseo
en la pantalla del cuerpo, e imprima los sentidos
en cada nueva palabra. No es necesario
dominar todos los requisitos del sistema:
limítese a avanzar por el visor de la memoria,
en busca de la ayuda que le permita salir
del bloqueo. Escoja una superficie
plana: y deslice su mirada en el
estuario de la estrofa, para que empuje la corriente
de las emociones hasta la desembocadura. Verifique
entonces si todas las opciones se hallan disponibles: y
descubra la fecha y hora en que el sueño
se convierte en realidad, para que poema
y vida coincidan.

 
 

EDDA ARMAS

  

 

Cien nubes para Elizabeth Schön

 

Las palabras son el espíritu.

IRIS MURDOCH
 

Si te acercabas a las raíces

buscabas aquella que de alguna manera

te podía indicar el rumbo

de la nube que no pudiste poseer.

ELIZABETH SCHÖN

 

[Elizabeth cumple 100: pensándola he vuelto a su jardín
y cien nubes se plantan en la hoja sepia donde
deseo escribir un breve poema, mientras ella, allí, sonríe y nos mira.]

La palabra quiere elevarse
tomar la forma del cuervo
convertirse aquí y ahora
frente a mis ojos en nardo,

así, fragancia envolvente
de sustancia irrepetible
en la penumbra del jardín
o en la habitación vacía,

siendo ala flotante
llama azulada de vela
cruz en el cofre de Elsa Gramcko
lápiz en la mano
vocablo en labios
oruga de mariposa.

Lo que cabalga en el alma
apresa al corazón: ella.
El poema quiere y pide alzar
cuerpo sobre la piedra.

Así, presencia, ardid de ardilla,
voz templada en permanencia.
A esta hora, forma oval del pétalo
o inmóvil ala del pájaro de tinta.
Dictada palabra,
poema erigido, raíz profunda,
entre texturas del tallo alto
en tu Incesante aparecer.