"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 2 de septiembre de 2025
MANUEL RUIZ AMEZCUA
Maribel
Como
el que no tiene a nadie
y
atestigua que lo sabe.
Como
el que lo pierde todo
y
sólo tiene el asombro.
Como
el que siempre pregunta
Y
nadie contesta nunca.
Como
el que pidiendo auxilio
encontrara
su destino.
Como
a quien, solo, en la plaza
lo
visita la esperanza.
PILAR SANABRIA
Inconsciencia
Dentro
de mi lejanía quedé muda,
las
historias galopaban en mi afuera
pero
mi mente era un molino, una sala de techos deslizantes,
un
gotero de jaulas tempestuosas.
El
vecindario carnicero de unos cuervos
que
picoteaban mis venas
como
un país secreto y minado.
En
espiral un traje de yodo
como
un estandarte de amarillas lunas.
Los
túneles más trepidantes de Dios
embaucaron
mis arterias, era un azogue taciturno,
el
enjambre de un sueño de adoradores,
una
patria de arañas custodiando mi saliva.
¿Qué
contar de aquella siniestra tregua
que
me impuso la corona de mi impostura?
De: “No
fue de charol mi otoño de adentro”
MARÍA TERESA RAMÍREZ
Diáspora.
Adiós mi gente
¿San
Basilio te vas?
Adiós, ya me voy.
¿África
te vas?
¡Ya me voy!
Adiós mi gente,
adiós gente nuestra…
Y
los que están aquí se los digo
les hablo a ustedes,
adiós: Kongo, Arará, Kuniri, Bantú
adiós: Keke, Yareque, Tafé, Uru
adiós: Muanga, Ucambo, Chokó
adiós: Yorumba, Mandinga, Lucumí.
Adiós:
Masunga, Mulango, Majuancho.
Adiós: lo labandongo nguini,
adiós a todos los hermanos negros
la gente de mi tierra
nuestro corazón.
Porque
estando lejos de mi tierra
de mi África (ya me voy)
extraña aquí, me llamo yo
añu ele le le lo
extraños inteligentes para enfrentar
mi vida, nuestras vidas.
¿Qué
me trajiste extranjero?
Dolor muerte, separación,
llanto a gritos desde el alma.
¿África
te vas?
Adiós tierra mía.
¡Adiós! ¡Ya me voy!
Adiós tierra mía.
¡Adiós! ¡Ya me voy!
GLORIA POSADA
Del
aire a la tierra
Un
aleteo restaura el aire
Pájaros retornan
y en la noche
hacen del azul del cielo
un sueño
Semillas
caen
Crean una flor del lodo
o aumentan la arena
del desierto
La
tierra recibe
sombras del vuelo
ecos
del embate de las alas
contra la transparencia
ELVIRA ALEJANDRA QUINTERO
Del
olvido
Brilla
un misterio
en los ojos de mi madre
al navegar el aire coloreado de la mañana
interrogando algo que existe más allá
anterior a nosotras
En el patio de palomas al viento
mamá relata la leyenda de su infancia
y sus manos de vuelo
dibujan para mí entre sus fantasmas
los abuelos que no conocí
Madre
agua de los ríos donde se lava el tiempo
Madre lluvia
Madre fuego de olvido
Madre furia
Madre grito escondido en su ternura dispersa
Madre sombra
Madre soledad de amor detenido en los espejos
Su
magia hace brotar de los baúles
los trajes que la abuela Alejandrina
vistió para el abuelo
en tardes felices
cuando su amor era un secreto y una daga
baúl cajita de Pandora
magia al revés
herida oculta en el alma lacerada
historia desviada
La voz de mi madre
nombra y canta las palabras de la abuela:
adiós
tarde gris
verano dulce
y su sonrisa cura espejos rotos
y hospitales desahuciados
pule versos
canciones
poemas antiguos
y remienda lentejuelas
de fiestas gozadas hace siglos
Las palabras de mi madre
señalan la falta y el remedio que no llega
el tren que no halló la estación
el vidrio roto
Un hombre de sombrero
Paraguas
bastón y gestos elegantes ronda su leyenda
una mujer dormida
una niña que llora junto a la valija de la abuela
Y yo busco la infancia de mi madre
y la visto con mi delantal blanco
le ofrezco mis cuadernos
y ayudo a sus manos de niña en sus tareas
y quisiera ser yo su madre
para borrar su pena y protegerla
Mi
madre
Entonces busco en ella
el rostro desconocido de mi abuela
y presiento en ambas
el amor que atormentará mis historias
cuando crezca
GERARDO VENTEO
Era
la segunda de las hijas, la más atenta. La que le
dio
gloria en su cuidado. La que mejoró su especie y
fue
madre al fin también, la que lo fue de todos y de
nadie;
la sola, la que nada más que sus hijos. De ellos
siempre
ella, la veladora.
De: “La
veladora”
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