miércoles, 11 de diciembre de 2024


 

SERGIO GARCIA

 

 

  

 

En la luna… 

Para Elba Guadalupe

 

 


He aquí 

una bandera abandonada 

en la vastedad desierta

de la luna

 

He aquí

una huella en el suelo

Que el tiempo

por si mismo

no podrá borrar.

 

SANDRO COHEN

 


 

 

Hay tiempo…

 



Hay tiempo.

 

Todavía no muere

ningún sol de mañana.

Esperaba encontrar todas las huellas

pero ni doy con el lugar del crimen.

 

Busco un lugar que esté fuera del tiempo:

su sentencia me alcanza inexorable

y no muero.

 

Esto,

solamente,

quisiera pedir:

que me des una muerte que lo sea

de veras,

que me tomes en brazos de tu infierno

blanco.

 

No sé dónde he pasado tantas noches

sin voz, sin cara,

lengua que me diga:

 

Yo no soy de este mundo.

 

JAIME SABINES

 

  

 

Amor mío, mi amor, amor hallado...

 

 

Amor mío, mi amor, amor hallado
de pronto en la ostra de la muerte.
Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
quiero tocarte, verte.

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los hilos de mi sangre acostumbrada,
lo dice este dolor y mis zapatos
y mi boca y mi almohada.

Te quiero, amor, amor absurdamente,
tontamente, perdido, iluminado,
soñando rosas e inventando estrellas
y diciéndote adiós yendo a tu lado.

Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,
río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado,

voy a seguir tus pasos hacia arriba,
de tus pies a tu muslo y tu costado.

 

 

GABRIELA MISTRAL

 

  

 

Volverlo a ver

 

 


¿Y nunca, nunca más, ni en noches llenas
de temblor de astros, ni en las alboradas
vírgenes, ni en las tardes inmoladas?

¿Al margen de ningún sendero pálido,
que ciñe el campo, al margen de ninguna
fontana trémula, blanca de luna?

¿Bajo las trenzaduras de la selva,
donde llamándolo me ha anochecido,
ni en la gruta que vuelve mi alarido?

¡Oh, no! ¡Volverlo a ver, no importa dónde,
en remansos de cielo o en vórtice hervidor,
bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror!

¡Y ser con él todas las primaveras
y los inviernos, en un angustiado
nudo, en torno a su cuello ensangrentado!

 

ELENA GARRO

 

  

 

El extranjero



Allá donde encontramos lo perdido
Allá donde se va lo que se tuvo
Allá donde los muertos están muertos
y hay días en que renacen y repiten
los actos anteriores a su muerte
Allá donde lloradas lágrimas se vuelven
a llorar sin llanto
y en donde labios intangibles se buscan
y se encuentran ya sin cuerpo
Allá donde pronto somos niños
y tenemos casa
y en donde las ciudades son fotografías
y sus monumentos residen en el aire
y hay pedazos de jardines atados a unos ojos
Allá donde los árboles están en el vacío
donde hay amores y parientes mezclados
con objetos familiares
Allá donde las fiestas suceden a los duelos
los nacimientos a las muertes
los días de lluvia
a los días de sol
Allá, solitario, sin tiempo, sin infancia,
cometa sin orígenes, extranjero al paisaje
paseándote entre extraños
Allá resides tú,
donde reside la memoria.

 

 

París, 1951

AMADO NERVO

 

  

 

Una flor en el camino

 


La muerta resucita cuando a tu amor me asomo,
la encuentro en tus miradas inmensas y tranquilas,
y en toda tú... Sois ambas tan parecidas como
tu rostro, que dos veces se copia en mis pupilas.
Es cierto: aquélla amaba la noche radiosa,
y tú siempre en las albas tu ensueño complaciste.
(Por eso era más lirio, por eso eres más rosa.)
Es cierto, aquélla hablaba; tú vives silenciosa,
y aquélla era más pálida; pero tú eres más triste.