jueves, 9 de abril de 2020


ANA ROMANO





Fulgor



Revueltos
en la espuma
en la arena
Revueltos
en la noche
en el cielo
Las sombras
danzan
ruedan
y se agitan
Extendidas
y se tocan
Mascullan cuerpos
y se invaden
Pensativa
la luna
espía
y con recelo.



DULCE MARÍA LOYNAZ





Poema XXVII



Miro siempre al sol que se va
porque no sé qué algo mío se lleva.


CHŪYA NAKAHARA,





La tristeza manchada



Sobre la tristeza manchada
caen hoy otra vez copos de nieve.
Sobre la tristeza manchada
hoy hasta el viento pasa.

La tristeza manchada
es como la piel del zorro.
La tristeza manchada
se encoge bajo la nieve que cae como polvo.

La tristeza manchada
nada desea ni nada suplica.
La tristeza manchada
sueña en la muerte, con tedio.

Temo la tristeza manchada,
y me duele.
La tarde cae en la tristeza manchada
sin que yo pueda hacer nada...


JULIO HERRERA Y REISSIG





La liga
Honni soit qui mal y pense...



Husmeaba el sol, desde la pulcra hebilla
de tu botina, un paraíso blanco...
Y en bramas de felino, sobre el banco,
hinchóse el tornasol de tu sombrilla.

Columpióse, al vaivén de mi rodilla,
la estética nerviosa de tu flanco;
y se exhaló de tu vestido un franco
efluvio de alhucema y de vainilla.

Entre la fuente de pluviosas hebras,
diluía cambiantes de culebras
la tarde... Tu mirada se hizo muda

al erótico ritmo; ¡y desde el pardo
plinto, un Tritón significó su dardo
concupiscente, hacia tu liga cruda...!


De: “Los parques abandonados”


RUBÉN BAREIRO SAGUIER





Ancestral



La tierra roja y agrietada
Mis innumerables sangres enterradas.


ERNESTO MEJÍA SÁNCHEZ


  


El extranjero



Estuve entre los míos y los míos no me conocieron,
procuraron borrarme y oscurecerme, me quisieron
negar el breve amor del mundo, el corazón libre
y abundoso. Familia, yo os odio, como al espejo
que me refleja deforme o engañado. Familia:
vuestra felicidad está hecha de halago y de silencio,
dulzura y cobardía. Mi alma se afiló con vuestro
roce, pero no pudo alumbraros con su luz. Yo me alcé
con mi amor contra toda tiranía, me robé una criatura,
amada e imperfecta como la patria. Desde hoy
en parte alguna soy extranjero. Yo la recibí
opaca y deslucida, pero la frotaré con mi alma
para que brille, para verme al fin como soy:
Sé que soy un mendigo, a los treinta años de mi edad.
Orgulloso cómo un mendigo, pobre pero libre.

                                                                    (1995)


De: “Vela de la espada”