miércoles, 9 de enero de 2013

JOSÉ LUIS HIDALGO





Ahora que ya estoy solo te llamo suavemente...



Ahora que ya estoy solo te llamo suavemente
y bajas a mi boca como un fruto maduro
desde el árbol eterno donde existes y velas,
con las ramas rozadas por los astros desnudos.

Ahora que ya estoy solo puedo morir. Tú sabes
que a la muerte hay que ir sin que nadie nos llore,
ocultando las rosas del amor que encendimos
y el que sólo fue sombra que soñamos de noche.
Por eso está ya el fruto temblando entre mis dientes
mas no quiero morderlo sin que tú me lo digas.

IRMA PINEDA



  

Nosotros


Nuestra palabra seguirá siendo canto
         somos hijos de los árboles
que darán sombra a nuestro camino
         somos hijos de las piedras
que no permitirán el olvido

OLAVO BILAC






Abstracción



Hay millares de estrellas en la altura
que puedes alcanzar con la mirada;
mas tú buscas la estrella que, ignorada,
en espacios ilímites fulgura.

Hay mujeres de núbil hermosura
que te cercan en ronda apasionada;
pero tú buscas la mujer soñada,
una mujer pretérita y futura.

Arriba, el cielo es fúnebre, nublado;
la tierra en rededor es yermo triste...
y así habrás de morir abandonado,

con los sueños de amor que perseguiste:
la imposible mujer que no has amado
y la estrella ideal que nunca viste.

Versión de Delio Seraville

MINERVA MARGARITA VILLAREAL





La casa que construiste fue arrasada por el viento



Vi cómo sucedió
cómo se desprendían paredes y ladrillos
El techo voló
sobre los huesos
y el paisaje como la hierba abrió
echó raíces bajo las plantas de mis pies
Estoy anclada
y esta casa donde circula el aire
esta casa besada por la lluvia
hecha polvo
y materia que crece
Esta casa soy yo

MAX AUB



  

Odio y amor



Uno es el odio y el amor
-Juan, Pedro, la tierra, el sol-
que lo otro, lo mío, es un pozo
mudo, ciego, manco, sordo,
a lo topo, 

con su música interior
que ve sin ser visto,
habla sin ser oído,
anda sin ser sentido
y para quien todo es amor.
                                                        25-3-42


De "Diario de Djelfa" 2ª edición 1970
Editorial Joaquín Mortiz, S.A. México

FERNANDO VALVERDE





Sueño



Hoy has vuelto a mirarme 
con esos ojos tuyos de mi infancia
que me han amado tanto. 

No podía tocarte. 

Son complejos los sueños. 

Lloraba la certeza de que todo acababa. 

Conocía el final
y los ojos que estaban frente a mí
no temblaban de miedo al ver mi llanto. 

Me miraban tranquilos, 
no se desconcertaban, 
clavaban su ternura en mi fragilidad
y en su honda distancia
no querían sellar la despedida.  

Me persiguen tus ojos, 
no sé si están en mí
o si quieren decirme que el sueño ha terminado. 

(De Los ojos del pelícano)