"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 24 de diciembre de 2018
ABRIL MEDINA
Será
que cada vez en el abrazo
quedan
nuestros corazones del lado opuesto
por
inconciliable culpa de la anatomía
o el
perfecto sistema de venganzas que conocemos
para
decir te extraño
con el
orgullo herido
porque
pesa más
se
siente mejor
a veces
que las
caricias
será
que la provocación
nos va
guiando hacia lo absurdo
o
equivocamos el sitio
la hora
destinada
y lo
estricto era
que nos
tomásemos la mano
luego
del sedante
custodiados
por el batablanca
en
alguna casa para enfermos mentales.
TRISTAN TZARA
Canción antigua
En las orillas del mar he escrito esta canción
Escuchadla: y dígansela al encontrarla
Es alta, tiene los ojos hermosos y tranquilos
y es rubia como la hierba que ha sentido el estremecer de la guadaña
¡Oh! Te has ido, te has ido, amada, en una tarde de invierno
y mi corazón es una flor marchita
hoja de un poema viejo hace tiempo arrugada
echada al cesto o debajo de la mesa
He buscado defenderte el rostro de la tristeza del atardecer
colocarlo con cuidado en un clavo al icono
para rezar delante de él cuando llueva en el jardín
o cuando sentiría en la noche la canción del olvido
Otrora los pollos se amontonaban a tu alrededor, amada, sin llamarlos
como si fueras su madre y los acariciabas con dulces palabras
Ya no les darás de comer, no saldrás para llevarles a dormir
Ahora el viento amontona círculos de hoja en torno a los troncos secos
¡Oh! Amada, sufro por haberte ido al extranjero
Los pollos no tendrán comida -estás lejos
Me estoy leyendo la infelicidad en un libro
Por una calle vieja llegan al hospital las hermanas de la caridad
Si supieras cuánto sufro por no tenerte ahora a mi lado
para preguntarme: qué es lo que te duele, te has resfriado, pero ya estás mejor...
En las orillas del mar he escrito esta canción
Escuchadla: y dígansela al encontrarla
Es alta, tiene los ojos hermosos y tranquilos
y es rubia como la hierba que ha sentido el estremecer de la guadaña
¡Oh! Te has ido, te has ido, amada, en una tarde de invierno
y mi corazón es una flor marchita
hoja de un poema viejo hace tiempo arrugada
echada al cesto o debajo de la mesa
He buscado defenderte el rostro de la tristeza del atardecer
colocarlo con cuidado en un clavo al icono
para rezar delante de él cuando llueva en el jardín
o cuando sentiría en la noche la canción del olvido
Otrora los pollos se amontonaban a tu alrededor, amada, sin llamarlos
como si fueras su madre y los acariciabas con dulces palabras
Ya no les darás de comer, no saldrás para llevarles a dormir
Ahora el viento amontona círculos de hoja en torno a los troncos secos
¡Oh! Amada, sufro por haberte ido al extranjero
Los pollos no tendrán comida -estás lejos
Me estoy leyendo la infelicidad en un libro
Por una calle vieja llegan al hospital las hermanas de la caridad
Si supieras cuánto sufro por no tenerte ahora a mi lado
para preguntarme: qué es lo que te duele, te has resfriado, pero ya estás mejor...
Versión de Darie Novácenau
ALEYDA QUEVEDO ROJAS
4
Raspar
una hoja larga y verdísima de helecho
Rasparle
el tiempo
y su
danza constante con las uñas cuadradas
Quitarle
el brillo y los diminutos pelitos que la arropan
Raspar
sus formas irregulares, fosforecidas y permanentes
Destruirle
la belleza al silencio
Pasarle
las uñas al tiempo
Pensando
en que envejeces dulcemente.
De: “Raspar el tiempo”
CARLOS ERNESTO GARCÍA
Primer beso
A una muchacha cuyo nombre
no recuerdo.
no recuerdo.
Cuando
te besé
(Fue en casa de una amiga tuya
que me gustaba)
era la primera vez que te besaban
(Fue en casa de una amiga tuya
que me gustaba)
era la primera vez que te besaban
Sentí
tu cuerpo temblar contra la tierra
Nunca
más volví a verte ni besarte
pero cuando te recuerdo
no sé por qué
pero cuando te recuerdo
no sé por qué
aún siento tu cuerpo temblar contra la
tierra.
ERVEY CASTILLO ALCUDIA
La otra senda
Todos
avanzan,
buscan,
tantean
cuando
no hay camino a seguir
Cada
cual una senda
pero
esa ruta
apenas
si
percibe
tus
pasos
y mis
pasos
y los
pasos que no
Y se
busca una guía
(alguien
que nos mienta para ir por la noche correcta)
y la
meta era sentarse
apenas
al comienzo
para
verlos pasar
Porque
la dicha te alcanza
cuando
la senda eres tú
JULIO CÉSAR TOLEDO
Templo
TODOS LOS templos son ruinas.
Por eso ves
desvencijarse mi cuerpo tras tus pasos.
TODOS LOS templos son ruinas.
Por eso ves
desvencijarse mi cuerpo tras tus pasos.
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