martes, 4 de julio de 2017


ELEONORA FINKELSTEIN




Tiempo real

Todo lo que sucede
sucede entre nosotros.
Daniel Calabrese



Sí, es buena idea.
Podemos caminar un poco más.
Al azar o mejor hasta llegar a esos álamos
por la costanera.
¿Notaste que siempre,
siempre hay un río a mano
y un lugar donde sentarse
en las ciudades a las que volvemos?
Sí, es verdad, también está el mar.
Pero el mar es otra cosa. Es el espacio.
Algo que nos permite respirar.
Y ya que hablamos de ríos
pienso que…
no se trata de valorar el tiempo
como si fuera oro o belleza.
Como si fuera líquido
y se escurriera entre los dedos,
como se suele decir.
Este tiempo nuestro es cierto
y cae despacio, ves, como de una gotera.
Paso a paso, como ahora.
Es cosa de ver qué lejos están todavía
aquellos árboles. Por eso
hablemos de nosotros,
pongámonos cómodos, de acuerdo.
Sé que hay tanto trabajo pendiente:
limpiar la casa, comprar vino y comida.
Ordenar los cuadernos, conectarnos.
Seguir buscando y encontrando
—si es que hay y si tenemos suerte—.
Ordenar los archivos, también, sí.
Aprovechar para pagar la luz.
Y sacar los libros de las cajas
(que si hacemos memoria,
llevan ahí como mil años).
Nadie lo hará por nosotros, ya lo sé.
Pero nos apuremos o no, todo
seguirá igual cuando lleguemos.
Todo calzará perfectamente
con el correr de la anticipación.



DIONICIO MORALES




Señales



VII


Adolescente
                     cuerpo mío
Desciendo a ti
                       y un ligero
temblor de tierra
                           espiga
el final de la música
                                 cede
a mi voluntad

En ti me ensueño
Cuerpo
           Durazno
                         Pan


De: “Inscripciones y señales”



VÍCTOR HUGO




¡Ven! En la pradera en flor...



¡Ven! En la pradera en flor,
suena una flauta invisible...
El canto más apacible
es el canto del pastor.

Un hálito fresco y suave
riza la onda de cristal...
La música más jovial
es la música del ave.

¡Que la sombra del dolor
no nuble tu faz radiante!
El himno más palpitante
es el himno del amor.


Versión de Salvador Díaz Mirón


JORGE GAITÁN DURÁN





Fuente en Cúcuta



El rumor de la fuente bajo el cielo
Habla como la infancia.
Alrededor
Todo convida a la tórrida calma
De la casa: el mismo patio blanco
Entre los árboles, la misma siesta
Con la oculta cigarra de los días.

Nubes que no veía desde entonces
Como la muerte pasan por el agua.


MARILINA RÉBORA







No tendrá Buenos Aires un río de cobalto
Ni en sus cofres tesoros de vivas esmeraldas,
Pero el cielo celeste es bandera en lo alto
Y extensa pampa verde se brinda a sus espaldas.

Falto de Budas de oro o faroles de piedra,
Alminares curiosos o jardines alados,
Mas es rica en paredes apretadas de hiedra
Y jazmines, aromos y ceibos colorados.

Posee todavía trepadoras glicinas,
Trémulas madreselvas, vocingleros gorriones,
Cuando no el aleo perspicaz de golondrinas
Percutiendo cristales, revolando balcones.
Y el sol, siempre con sol en patios y terrazas,
Tejiendo entre los árboles de las umbrías plazas.



MARUJA VIEIRA




Lluvia de agosto



Otra vez tú me tiendes
tu lento cerco de diamantes.

contigo estaba escrito
el nombre del amor sobre la tierra.
contigo, lluvia de la media noche,
tierna raíz de astros.

Y caes
y me envuelves.
Eres música,
estás ciñéndome los pasos
y el mundo se me pierde,
porque lo borras tú con la mano invisible
con que cierras jazmines
y entreabres luciérnagas.