sábado, 24 de enero de 2015

DELMIRA AGUSTINI




La barca milagrosa

 

Preparadme una barca como un gran pensamiento...
La llamarán "La Sombra" unos; otros, "La Estrella".
No ha de estar al capricho de una mano o de un viento;
Yo la quiero consciente, indomable y bella.

La moverá en gran ritmo de tu corazón sangriento
De vida sobrehumana; he de sentirme en ella
Fuerte como en los brazos de Dios. ¡En todo viento,
En todo mar templadme su ropa de centella!

La cargaré de toda mi tristeza, y, sin rumbo,
Iré como la rota corola de un nelumbo
Por sobre el horizonte líquido de la mar...

Barca, alma hermana: ¿Hacia qué tierras nunca vistas,
de hondas revelaciones, de cosas imprevistas
Irémos?...Yo ya muero de vivir y soñar...

 

 

EDUARDO CARRANZA



Soneto con una salvedad.

 

Todo está bien: el verde en la pradera,
el viento con su silbo de diamante
y, en el aire, la rama dibujante,
y por la luz, arriba, la palmera.

Todo está bien: la fuente que me espera,
el agua con su cielo caminante,
el rojo húmedo en la boca amante
y el viento de la patria en la bandera.

Bien que sea entre sueños el infante,
que sea enero azul, y que yo cante.
Bien la rosa en su claro palafrén.

Bien está que se viva y que se muera.
El sol, la luna, la creación entera,
salvo mi corazón, todo está bien.

 

 

FÉLIX LOPE DE VEGA

 

La Amistad

 

Yo dije siempre, y lo diré, y lo digo,
que es la amistad el bien mayor humano;
mas ¿qué español, qué griego, qué romano
nos ha de dar este perfecto amigo?

Alabo, reverencio, amo, bendigo
aquel a quien el cielo soberano
dio un amigo perfecto, y no es en vano;
que fue, confieso, liberal conmigo.


Tener un grande amigo y obligalle
es el último bien, y por querelle,
el alma, el bien y el mal comunicalle;

mas yo quiero vivir sin conocelle;
que no quiero la gloria de ganalle
por no tener el miedo de perdelle.

 

 

 

MIGUEL HERNÁNDEZ

 

No cesará este rayo.

 

No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?

No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?

Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores.

Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.

 

 

 

ANTONIO GALA

 

Sonetos de la Zubia. Nº 51

  

Tengo la boca amarga y no he mordido;
el alma, atroz, y la canción, tronchada.
No sé qué fuerza traigo en la mirada,
ni qué traigo en mi cuello, de vencido.

No sé ni cómo ni por qué he venido.
Esto es todo: llegué; no sé más nada.
No me importa el quehacer ni la jornada,
y me da igual herir que ser herido.

La sangre, a punto, se impacienta y arde
por inundar la alcoba a la que vine,
donde fui tan feliz que fui cobarde.

Sólo pido al amor que no se obstine.
Me sentaré a su orilla cualquier tarde
para que alguien, de paso, me termine

 

 

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

 

Primavera

 

Abril sin tu asistencia clara, fuera
invierno de caídos esplendores;
mas aunque abril no te abra a ti sus flores,
tú siempre exaltarás la primavera.

Eres la primavera verdadera:
rosa de los caminos interiores,
brisa de los secretos corredores,
lumbre de la recóndita ladera.

¡Qué paz, cuando en la tarde misteriosa,
abrazados los dos, sea tu risa
el surtidor de nuestra sola fuente!

Mi corazón recojerá tu rosa,
sobre mis ojos se echará tu brisa,
tu luz se dormirá sobre mi frente...