sábado, 4 de junio de 2022


 

SUSANA SOCA

 

 

Las campanas

 

 

Llego al lugar habitado
por impecables campanas
llego en la gloria del día
sin saber que ellas estaban.

Llama en el aire su voz
y despierta al agua hermana,
ella cederá el espacio
para la voz que se alarga
de las torres a las islas,
clara la sonora senda
entre las sendas calladas
sigue junto a las estrías
de la luz y se separa
hermana en lo transparente
del agua tornasolada.

Nunca perdida la voz
sin eco navega y anda,
de las torres a las islas
exactamente nos llama.

En la alegría el convenio
de la voz de las campanas
con el agua y con el aire
o el aire dentro del agua
y allí los pasos hallamos,
su ligereza y sus pausas.

En la alegría el convenio
del silencio y las campanas
dueñas del propio camino
en el esplendor del agua.

 

 

TERESA MELO

 

  

Hospederos

 

 

La forma de los animales minúsculos
contiene lo que somos. Me pregunta qué somos.

Sé que miro, por ejemplo, la curva
de la hoja y admiro su perfección
sin saber por qué creo que aquello que admiro
es la perfección… Con igual concentración
ajusto el lente que me permita ver los hospederos.
Anda. Palabras.
Puestas en fila, tomo ésta al azar y nada explico.
Sé que el poeta, como otro animal minúsculo
hace su guerra personal con lo inasible.

Ansía la gloria de las palabras publicadas.
No existe la gloria de las palabras publicadas.

 

 

WENCESLAO VARELA

 

  

Confianza

 

 

Es reducido mi rancho
Pero se le empaca al viento.
Mientras le quepan recaos,
Que desencillen viajeros!
Lo alcé pa mí y pal que llegue
Sin mirar si es blanco o negro:
Techo pal gueno y pal malo,
Fogón pal malo y pal gueno.
Yo nunca tuve enemigos,
Ni los tendré ni los quiero:
Me suebra con mis baguales
P’andar armao de recelo.
Y aunque me gusta estar solo
Pa madurar en silencio,
Se lo agradezco al camino
Cuando me alcanza un viajero.
Pa él siempre el primer amargo
El mejor sitio en el juego,
Y en cuanto está el churrasquito,
Que corte siempre primero.
Jamás le pregunto el nombre,
tan mal costunbre no tengo
Si es oriental, si es bayano…
Si es entrerriano o portenio.
Si viene mojao, pa cama
Alguna pilcha l’empriesto:
Aunque suelo andar de pobre
Que me lloran los pelegos.
Que soy de mal ensillar
Les dice mi caronero,
Y al costao de un asesino
Como junto a un santo duermo.
PA mejor, soy como el gato,
Y estando dormido siento
Cuando a una tela de arania
Se le revienta un cabresto.
Ya al tender, de una bajera
Dejo una orilla pal perro…
Y al pobre las cicatrices
Le hablan bien de su mal genio.
Pa saber quién es, de entrada
De extremo a extremo lo observo.
Ya ni me importa como antes
Qué color tiene un panuelo.
Pa saber si miente o no
Cuando conversa lo atiendo:
Preguntarle, es prevenirlo
Al que aprendió pa embustero.
Por las pilchas sé si doma,
Si es desertor o tropero:
Si ha estao en un batallón
Se lo conozco en el cuerpo.
Si ha tarjiao el arriador
La carona o el cabresto:
Me suebra pa colejir
Si es crudo del todo o léido.
Lo duro de cada oficio
Queda en las manos impreso:
Cuidao con los callos mochos
En la punta de los dedos.
Aunque hay callos que se llevan
Al revés y muy adentro:
Las manos del gaucho pobre
Las pule el robo o el juego.
Pa comprarse ropa guena
No siempre alcanza el dinero:
Pero habiendo voluntá,
PA lavarla hay siempre tiempo.
El que es muy conversandor
Muestra el revés sin quererlo:
Pero al hombre muy callao
Hay que andar pa conocerlo.
Que desencille el que quiera
Churrasco, fogón y techo
Y al alcance de la mano
Todo lo poco que tengo.
PA mi confianza me basta
Con haber sido y ser gueno:
Yo nunca tuve enemigos,
Ni los tendré, ni los quiero.
Y mi rancho tiene-el pobre-
Mucho de nido de hornero,
PA los tordos y pa mí,
Abre sus alas lo mesmo.
Y en él recibo a Mandinga
Sin sentir remordimiento.
Dios, que tiene autoridá
Se encargue de hacerlos guenos.

 


JOSÉ MANUEL POVEDA

 


  

El grito abuelo

 

 

La ancestral tajona
propaga el pánico,
verbo que detona,
tambor vesánico;

alza la tocata de siniestro encanto,
y al golpear rabioso de la pedicabra,
grita un morritmo de fiebre y de espanto,
su única palabra.

Verbo del tumulto,
lóbrega diatriba,
del remoto insulto
sílaba exclusiva.

De los tiempos vino y a los tiempos vuela;
de puños salvajes a manos espurias,
carcajada en hipos, risa que se hiela,
cánticos de injurias.

La tajona inulta
propaga el pánico;
voz de turbamulta
clamor vesánico.
Canto de la sombra, grito de la tierra,
que provoca el vértigo de la sobredanza,
redobla, convoca, trastorna y aterra,
subrepticio signo, ¡eh!, que nos alcanza,

distante e ignoto,
y de entonces yerra y aterra y soterra
seco, solo, mudo, vano, negro, roto,
grito de la tierra,
lóbrega diatriba,
del dolor remoto
silaba exclusiva.

 

 

ATILIO SUPPARO

 

 

Por dónde andará

 

 

Yo te busco en mis recuerdos, nena,
Y te busco pa’morir con vos;
Se me achica el corazón de pena,
Pero aguarda a que le des un adiós.

Y te juro que no sé como eras,
Que mi mente no te encuentra ya;
Que me paso las horas enteras,
Preguntando: ¿por dónde andará?

Y cruzan, a la vez,
Siluetas en montón
Y nunca descubro cuál es.

Yo me acuerdo, solamente,
De una caricia, de un beso sano,
De una mano muy ardiente
Que entre sus dedos tuvo mi mano;
Del amor de una pareja,
De una ventana, chica y sin reja,
Donde estaban bien juntitos ella y él…
¡No sé si yo soy aquél!

Es por eso que te busco, nena,
y te busco pa’morir con vos.
¿Qué te cuesta ser, un rato, buena?
Si no pido nada más que un adiós.
No, no vengas, que bajó del cielo
La mujer que más quería yo:
Es mi madre que trae un consuelo
La que nunca mi mente olvidó.

 

 

DOMINGO ALFONSO

 

  

Retrato del vaso de cristal

 


Está el vaso delante de mí
Un vaso de cristal sobre el mantel
el vaso en una esquina de la mesa
este vaso rebosante de nada
el vaso cerca de mis manos
un vaso de cristal amarillo
mi vaso decorado con estrías
Inmóvil y callado como estatua.