martes, 7 de enero de 2020


CARL SANDBURG





Desde la orilla



Un ave gris y solitaria
baja en picado, vuela lejana,
sola en las sombras y grandezas y tumultos
de noche y mar
y estrellas y tempestades.

Allá sobre las tinieblas oscila y planea,
allá en la penumbra se interna y aletea,
allá en el viento y en la lluvia y en lo inmenso,
allá en el pozo de un gran mundo negro,
donde batallan las nieblas por el cielo, empujadas por el mar,
el amor de la bruma y el embeleso del vuelo,
la gloria del azar y los avatares de la muerte
sobre sus alas ansiosas, palpitantes.

Allá en lo profundo del gran mundo oscuro,
más allá de las fronteras dilatadas donde espuma y pecios
de las olas numerosas se pierden para siempre
con las mareas que se precipitan y retroceden y se hunden.


Versión de Miguel Martínez-Lage
De: "Otros días"


DAIGAKU HORIGUCHI





Pierrot



¡Palidez de Pierrot! ¡Pena terrenal!
Pese a su brillante blancura
La faz de Pierrot era triste
Como rayo de Luna.
Pese a su brillante blancura
¡El rayo de luna era triste!



JEANNETTE CLARIOND




  
Ruinas



La luz es sólo apariencia de la luz...
Acaso viento,
              derrumbe.

La antigua ciudad
              ya reposa bajo el agua.


DAVID ESCOBAR GALINDO





Devocionario



I 

La paz no necesita de los héroes.
el heroísmo de la paz es otro.
Es un sereno paso sin angustia
por aquel campo en que acechaban minas.
Y es sobre todo ese convivio afable
de la diversidad de los anónimos. 


II 

La paz cierra la cripta de los mártires
y los deja dormir, para que olviden
que la tierra es el sitio pavoroso
donde todos los miedos son posibles
Bien se merecen su corona de oro,
bajo la condición de que se duerman. 


III 

La paz no la hace nadie. Se hace sola.
Lo importante es sembrar una semilla.
La gente piensa que la guerra es fuerte:
!Qué va! La guerra es sólo un aneurisma.
Alguien la pincha, y se desangra toda.
La paz en cambio es la verdad de un árbol. 


IV

No me pregunten por qué soy pacífico.
Es algo natural, quizás congénito.
Esto es lo que tal vez muchos no entienden
que no todo poeta es un revólver.
Por mí, que los revólveres se esfumen.
Eso sí: No me toquen a la rosa.


De: "Doy fe de la esperanza"


SILVIA EUGENIA CASTILLERO





Río Sena
(sepia)



Qué antiguas calles en las aguas lúcidas del río, de ellas brotan barcas, espejismos, diferentes formas del recuerdo.
Camino y me hundo en las aguas azuladas, como piel de tigre
manchada de luces, en la ciudad el río fluye.
Camino y me hundo
entre muros de agua, las líneas olvidadas
son nervaduras de algún nicho oculto.

Fosforescente el cielo se comba,
la luz crecida —al borde—
es piedra que gime,
raíz enredada al tiempo.

Camino y me hundo:
los puentes alargan su desmesura,
trastocan el relieve del pasado.
Regreso siglos hasta mirar
al agua tallar mi propia historia.

Allí nace
lumbre en los vitrales:
tus muslos y mis senos
quemándose tras el altar.

Como plantas espinosas
sobre los cuerpos,
ahora la borrasca llega en arenoso frío.

El recuerdo quebrado se hunde
templo invertido.
Y sólo queda este caminar de canoa
sobre las nervaduras del tiempo.



JOSÉ MANUEL CABALLERO





Suplantaciones



Unas palabras son inútiles y otras
acabarán por serlo mientras
elijo para amarte más metódicamente
aquellas zonas de tu cuerpo aisladas
por algún obstinado depósito
de abulia, los recodos
quizá donde mejor se expande
ese rastro de tedio
que circula de pronto por tu vientre,

y allí pongo mi boca y hasta
la intempestiva cama acuden
las sombras venideras, se interponen
entre nosotros, dejan
un barrunto de fiebre y como un vaho
de exudación de sueño
y otras cavernas vespertinas,
y ya en lo ambiguo de la noche escucho
la predicción de la memoria:
dentro de ti me aferro
igual que recordándote, subsisto
como la espuma al borde de la espuma
mientras se activa entre los cuerpos
la carcoma voraz de estar a solas.