miércoles, 30 de mayo de 2018


VILMA TAPIA





He soñado...



He soñado con tu cama deshecha
y tu cuerpo desnudo
pegado al mío.

He soñado con la colmena de tu boca
con el mar de tu boca.

Me he soñado abeja en ti
sirena tuya. 

Vengo con...

Vengo con las manos llenas
y en la voz, el viento.

Canto un nido de luz, un arroyo
el pan, la sombra.

Canto y mis cantos germinan.

Me inclino ante aquellos ojos más tristes que los míos.

Soy regazo
caricia
santa y milagrosa. 


ADRIAN SOTO





Dispersión de la luz
(Gebirgslandschaft mit Regenbogen)



Tras la lluvia tardía
observo el cielo confuso
perfilar la penumbra en la montaña.

Nubes oscuras se dispersan
y las partículas de humedad refulgen
ante el sol que se retira:
un espectro de luz se abre
brillante en el aire…

Pienso entonces que cada ser es un cristal
que proyecta la luz y la refracta:
un arco luminoso
suspendido
sobre la lúgubre oscuridad de la montaña.


ALFREDO R. PLACENCIA





El mal turiferario



He salido, a la postre, muy mal turiferario.
Culpa fue de mi casa que no tuvo costumbre
ni de quemar incienso, ni de avivar la lumbre,
ni de andar de rodillas más de lo necesario.

Por eso chasqueó el látigo sobre la espalda mía,
y perdí para siempre la quietud de mi Valle,
y salí sentenciado a pasar todo el día
azotando la calle…

Se me doró la jaula por dorarme el castigo.
Yo me abrazo al oprobio de mi jaula y me digo:
"¿Qué adelanto con eso...?"
Aunque tenga la cárcel el varillaje de oro,
¿no será verdad siempre que está el pájaro preso…?
Me hace falta mi Valle, mi silencio que adoro
y aquel mi desamparo que iba siempre conmigo…
Me hace falta todo eso.
¡Al cabo era mi amigo…!

Mas, no extraño esta pena.
Hallo hasta necesario
el cúmulo de enormes desastres que me pasa.
Jamás supe de lumbre, nunca usé el incensario
ni nadie, que yo sepa, lo acostumbró en mi casa

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

No salgo del asombro en que caí.
¡Oh estupendo
horadar de la gota que siempre está cayendo…!


JAVIER ACOSTA





[Otra canción de samurai]



Cuando no tuve silencio
le ofrecí canciones

Cuando no tuve canciones
le ofrecí palabras

Cuando no tuve palabras
le entregué mi voz

Cuando no tuve voz
le entregué pensamientos

Cuando no tuve pensamientos
le entregué mis sueños

Cuando no tuve sueños
le ofrecí el desvarío

Cuando no estuve loco
no tuve nada ya para ofrecerle.


De: “Largo viaje al presente”


ALFONSO COSTAFREDA





Y si algún día...



Y si algún día el aire viene bueno
y todo se ilumina,
nada cabe esperar.

El propio corazón rehusa el vuelo.
el dolor pesa más que la alegría.



RICARDO MOLINARI




No; volver a quererte, qué locura...



No; volver a quererte, qué locura,
qué cielo amargo me envenenaría
el ánimo, la sed, la noche pura
del sueño en que te vuelve a ver el día.

Qué bienaventuranza triste, dura,
es la de abrirme el pecho, tiranía
ardiente sin consuelo, flor oscura
espaciosa: clavel, soledad mía.

Frente de amor, ternura transparente.
No, sin cesar hacia el olvido: río,
niebla, isla, piedra, luna, esfera ausente;

ay, alto aire aterido, sin amigo,
primor inútilmente vuelto al frío,
a la memoria, sin nadie, contigo.