"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 14 de mayo de 2019
VACHEL LINDSAY
Más allá de la luna
[Escrito
a la mujer más bella del mundo]
Y nunca he estado enamorado de la Mujer,
siempre aspirando a estar en sintonía
con alguien que es invisible, inhumano.
Oh niña risueña, la VERDAD del frío se ha puesto en medio,
Mimando las fiebres de tu cara virgen:
Haciendo tus ojos brillantes pero plomo y arcilla,
Burlándose de tu cerebro brillante y de la gracia de la dama.
La VERDAD me persiguió el día que cortejé y perdí,
el día en que cortejé y gané, o cortejé en el juego:
aunque eras Julieta o Rosalinda,
así será para siempre y un día.
Dudo mis votos, aunque jure en mi propia sangre,
Aunque me acerco hacia ti llorando, de alma a alma,
Tengo un objetivo solitario más allá de la luna;
¡Ay, más allá del cielo y el infierno, tengo un objetivo!
Y nunca he estado enamorado de la Mujer,
siempre aspirando a estar en sintonía
con alguien que es invisible, inhumano.
Oh niña risueña, la VERDAD del frío se ha puesto en medio,
Mimando las fiebres de tu cara virgen:
Haciendo tus ojos brillantes pero plomo y arcilla,
Burlándose de tu cerebro brillante y de la gracia de la dama.
La VERDAD me persiguió el día que cortejé y perdí,
el día en que cortejé y gané, o cortejé en el juego:
aunque eras Julieta o Rosalinda,
así será para siempre y un día.
Dudo mis votos, aunque jure en mi propia sangre,
Aunque me acerco hacia ti llorando, de alma a alma,
Tengo un objetivo solitario más allá de la luna;
¡Ay, más allá del cielo y el infierno, tengo un objetivo!
ANTONIA POZZI
Mensaje
Y tú, estrella nocturna,
esplendes todavía,
cuando por lo profundo de las calles
aúlla del perro el alma triste.
Brotarán para ocultarte
colinas de espesa hierba;
pero en mi conquistada oscuridad
brillarás, fuego blanco,
hablando, a los que vivan, de mi muerte.
SEVERO SARDUY
MARCO ANTONIO CAMPOS
3.
En la madurez caminamos sobre las
sombras
de nuestros grandes sueños.
de nuestros grandes sueños.
De:
"Árboles"
SHAMSUDDIN HAFIZ
Ofrezcamos con nuestros elogios el incienso
de la amistad
al hombre cuyos ojos resplandecen.
Que la claridad de un corazón puro brille como la antorcha
que ilumina la celda de un devoto del amor.
Ya no veo a mi lado a quien fue mi compañero.
Mi corazón está lacerado de tristeza.
Mas ¿dónde está el escanciador?
Dónde se vende el vino que podría vencer al hipócrita?
Mi corazón está lleno de angustias y de amarguras.
Mis compañeros han de tal modo roto el pacto de la amistad
que dudo de su existencia.
Si mi corazón destrozado pudiera un día alcanzar sus deseos
no buscaría un bálsamo en todos esos corazones de piedra.
¿Quieres poseer la alquimia de la felicidad?
Vive apartado de los malos compañeros.
Hafiz: que no te aflija la crueldad de los tiempos.
¿Qué sabes tú, esclavo, de lo que hace tu amo?
De: "Los Gazales de Hafiz"
Que la claridad de un corazón puro brille como la antorcha
que ilumina la celda de un devoto del amor.
Ya no veo a mi lado a quien fue mi compañero.
Mi corazón está lacerado de tristeza.
Mas ¿dónde está el escanciador?
Dónde se vende el vino que podría vencer al hipócrita?
Mi corazón está lleno de angustias y de amarguras.
Mis compañeros han de tal modo roto el pacto de la amistad
que dudo de su existencia.
Si mi corazón destrozado pudiera un día alcanzar sus deseos
no buscaría un bálsamo en todos esos corazones de piedra.
¿Quieres poseer la alquimia de la felicidad?
Vive apartado de los malos compañeros.
Hafiz: que no te aflija la crueldad de los tiempos.
¿Qué sabes tú, esclavo, de lo que hace tu amo?
De: "Los Gazales de Hafiz"
Versión
de Enrique Fernández Latour
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