viernes, 12 de enero de 2018


ALEJANDRO REJÓN HUCHIN




Sin título II



Se vierte la rama,
dura flecha donde
los puntos de la noche
coagulan volutas en
briznas que se funden
con el sueño.



JORGE LARA




Asesino número 1



Ni el pequeño bote pesquero
que cruza perpendicular al horizonte
desgarrando con sus mástiles y la estela blanca tras de sí
la impresión de este paisaje fijo
O los camiones cargueros
sucesivos
desde el almacén estación liminar del muelle
donde una draga holandesa se petrifica
O la repentina gaviota
cuyas alas preguntan la dirección del aire
Nada aquí tiene prisa
El colegio marino
cúmulos cirros limbos estratos
Nada aquí parece tener prisa
Sólo un vaivén que anega de lentitud los relojes
y repite la confusión en los ojos
Aun el recuerdo
único modo de que permanezcas
fluye lento
Y sé que también se evapora


ALFREDO CHACON




¿Qué quieres
que yo no sea
otra cosa sino vista ciega
o que yo sea
la piel que te recubre y se estremece?


De: “Del rumor de mis límites”.



MANUEL IRIS




Pleno de ti, Silencio,
vaciándote en las cosas
inundas más espacio, todavía,
que la luz:
                    tu voz no tiene fondo.
Un pez-relámpago cabalga tus oleajes,
se adentra al sueño.


DOUGLAS TÉLLEZ




Antropología



Reconozco nuestra edad
en las aristas de las piedras.
Ahí donde la furia de río
talló la punta de la lanza o el
áspero filo del hacha que bajo
el reflejo de la llama dio muerte
a la fiera.
Reconozco ese zumbido de plumas
con él se fueron nuestros primeros
anhelos. Soñábamos con destronar
a los dioses atrapados en sus torres azules.
Reconozco los ocasos clavando sus rayos
sobre el lomo de briosos potros de espuma.
Con ellos iban y venían el eco de los truenos,
las canciones del arrabal, las muchachas con
el corazón palpitando entre sus manos, después
de abandonar el arca de los cisnes desplumados.
Reconozco que cierro los ojos.
Que apenas logro distinguir un puntito oscuro
en la perspectiva que minuto a minuto es más profunda,
más distante como un túnel.
Sostengo tu manita entre mis dedos.
Llega el momento de reconocer
que también para nosotros todo termina.
Colgarán de museos antropológicos
nuestros cráneos, nuestros roídos trajes
y nuestros corazones enterrados en vasijas.

De: “Nuestras casa crece entre sus muros” (poemario inédito).


EDGAR VALENCIA


  

Difícil



Es difícil tener total oscuridad.
A veces me lo pregunto y no respondo pues una tenue luz contesta lo que pienso.

Es difícil tener total silencio aunque todo parezca tan callado.
Una voz, que me habla desde adentro, me lo dice.

Ha oscurecido mientras leo,
Y sé que ya es de noche.
No por los grillos que aumentan afuera sus vocales
ni por la ciudad que abre los cerrojos a todo lo posible tras las puertas,
por los vestigios calcificados que deja la fuga en los grifos,
por los círculos irregulares de la mugre sobre los azulejos,
por la transubstanciación de los alimentos en el desperdicio,
por la moneda que negué al mendigo de rostro afectado por excoriaciones.
por las desagradables marcas de los calcetines sobre mis piel cuando me despojo de la ropa.


Cuando enumero las evidencias del día

sé que es de noche
aquí
y el silencio grita.