viernes, 11 de septiembre de 2015

XAVIER VILLAURRUTIA GONZÁLEZ





Nocturno en que nada se oye



En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen
Sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte
En esta soledad sin paredes
Al tiempo que huyeron los ángulos
En la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre
Para salir en un momento tan lento
En un interminable descenso
Sin brazos que tender
Sin dedos para alcanzar la escala que cae de un piano invisible
Sin más que una mirada y una voz
Que no recuerdan haber salido de ojos y labios
¿Qué son labios?, ¿qué son miradas que son labios?
Y mi voz ya no es mía
Dentro del agua que no moja
Dentro del aire de vidrio
Dentro del fuego lívido que corta como el grito
Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
Cae mi voz
Y mi voz que madura
Y mi voz quemadura
Y mi bosque madura
Y mi voz quema dura
Como el hielo de vidrio
Como el grito de hielo
Aquí en el caracol de la oreja
El latido de un mar en el que no sé nada
En el que no se nada
Porque he dejado pies y brazos en la orilla
Siento caer fuera de mí la red de mis nervios
Mas huye todo como el pez que se da cuenta
Hasta ciento en el pulso de mis sienes
Muda telegrafía a la que nadie responde
Porque el sueño y la muerte nada tienen ya que decirse.



MANUEL MARÍA FLORES




En el baño



Alegre y sola en el recodo blando
Que forma entre los árboles el río
Al fresco abrigo del ramaje umbrío
Se está la niña de mi amor bañando.

Traviesa con las ondas jugueteando
El busto saca del remanso frío,
Y ríe y salpica el glacial rocío
El blanco seno, de rubor temblando.

Al verla tan hermosa, entre el follaje
El viento apenas susurrando gira,
Salta trinando el pájaro salvaje,

El sol más poco a poco se retira;
Todo calla... y Amor, entre el ramaje,
A escondidas mirándola, suspira.


GABRIEL ZAID

  


Elogio de lo mismo



¡Qué extraño es lo mismo!
Descubrir lo mismo.
Llegar a lo mismo.

¡Cielos de lo mismo!
Perderse en lo mismo.
Encontrarse en lo mismo.

¡Oh, mismo inagotable!
Danos siempre lo mismo.


ALBERTO RUY SÁNCHEZ LACY




Tu más intimo insomnio



¿Cómo decir
lo que parece imposible?
Mirar dentro de ti
con el tacto exaltado
de mis dedos.
¿Cómo explicar que,
más sensible aún,
mi sexo mira ahí
con la claridad de un ave
desde arriba?
Con la inocencia del ciego
intervenido,
que al retirar la venda
ve por primera vez.

Abrir los ojos,
despertar dentro de ti
en otro mundo.

¿Cómo es posible aún
que sin esa luz del día,
abandonada en ritmo
deseante,
en la evidente obscuridad
de entraña
que anhela,
algo muy hondo
se ilumine así
y esté  yo en ti
como quien mira al sol
sin fin,
sin tiempo?

Me abandono
a ese calor,
a esa canción ritual,
a su intensidad de trance,
a su fuerza de atracción,
a tu luz indescifrable
dentro.

Contemplo
con mi sangre
la estampida amenazante
de la tuya.

No caben ahí más palabras
ni yo en mi asombro:
dentro de mí
la luz dentro de ti
crece,
expansiva,
total,
sonriente.

Yo la vi,
y bajo mis párpados
la miro aún
con todos esos ojos
imposibles.
Me tocas con tu luz
cuando me acuerdo.
Tu más intimo insomnio
me encandila.


CARLOS PELLICER CÁMARA




Horas de junio



Vuelvo a ti, soledad, agua vacía,
Agua de mis imágenes, tan muerta,
Nube de mis palabras, tan desierta,
Noche de la indecible poesía.
Por ti la misma sangre -tuya y mía-
Corre el alma de nadie siempre abierta.
Por ti la angustia es sombra de la puerta
Que no se abre de noche ni de día.

Sigo la infancia en tu prisión, y el juego
Que alterna muertes y resurrecciones
De una imagen a otra vive ciego.

Claman el viento, el Sol y el mar del viaje.
Yo devoro mis propios corazones
Y juego con los ojos del paisaje.

Junio me dio la voz, la silenciosa
Música de callar un sentimiento.
Junio se lleva ahora como el viento
Y el alma inútilmente fue gozosa.

Al año de morir todos los días
Los frutos de mi voz dijeron tanto
Y tan calladamente, que unos días
Vivieron a la sombra de aquel canto.
(Aquí la voz se quiebra y el espanto
De tanta soledad llena los días).

Hoy hace un año, junio, que nos viste,
Desconocidos, juntos, un instante.
Llévame a ese momento de diamante
Que tú en un año has vuelto perla triste.

Álzame hasta la nube que ya existe,
Líbrame de las nubes, adelante.
Haz que la nube sea el buen instante
Que hoy cumple un año, junio, que me diste.

Yo pasaré la noche junto al cielo
Para escoger la nube, la primera
Nube que salga del sueño, del cielo,
Del mar, del pensamiento, de la hora,
De la única hora que me espera
¡Nube de mis palabras, protectora!


ROSARIO CASTELLANOS

  


Falsa elegía



Compartimos sólo un desastre lento
Me veo morir en ti, en otro, en todo
Y todavía bostezo o me distraigo
Como ante el espectáculo aburrido.

Se destejen los días,
Las noches se consumen antes de darnos cuenta;

Así nos acabamos.

Nada es. Nada está.
Entre el alzarse y el caer del párpado.

Pero si alguno va a nacer (su anuncio,
La posibilidad de su inminencia
Y su peso de sílaba en el aire),
Trastorna lo existente,
Puede más que lo real
Y desaloja el cuerpo de los vivos.