martes, 14 de julio de 2015

CLAUDIO GUERRERO




Los niños encanecidos

 

Nosotros los niños encanecidos
jugamos en la vereda próxima a la casa
el sol no brilla en nuestros ojos.
La señora del frente nos ofrece
un vaso de leche con plátano
y nos pregunta por la salud de la abuela
la nana nos observa con ojos melancólicos
y se encierra en su cuarto a leer.

Nosotros los niños encanecidos
seguimos jugando hasta la medianoche
contando historias de fantasmas.
Mañana el sol aparecerá
en la mente de cada uno
como un recuerdo vago que hay que obviar.

 

 

ELISA RIVARA


 

Serpientes


 

Hay una niña que ya no respira
por sus branquias poéticas
el delgado hilo para nacer
da su primer grito en un enero falso

Por el cuerpo de esta niña
corren serpientes
ella las va mordiendo
y les envenena de espuma
sus coronas bífidas

El primer mordisco es siempre
la metamorfosis
que arrastra consigo a la pequeña hembra

Así no se juega a las serpientes.

 

 

CÉSAR SIMÓN

 
 

Las palabras de Orfeo

 

-¿No estás ahí, no estás?
Y avanza a oscuras,
y se detiene y palpa,
y reclama a lo hueco.
-Pero ¿ acaso no estás ahí,
y este vacío no es tu cuerpo,
y el eco de los cuartos no es tu voz,
y los muros tu carne?
¿Y las vigas no son tus huesos,
y el suelo no son tus pasos,
y el aire del pasillo no es tu aura,
y tu huida las puertas
y mi deseo todo,
y tu presencia nada,
nada,
nada?

 

De "Precisión de una sombra"

 

 

 

 

JUAN CARLOS ABRIL


 

Emoción breve


Por la escalera azul de la mañana
el deshollinador.

Su piel de escamas y sus cejas
serpentinas, felices

bailan. Todo podrá cambiarse,
dice. Nada me toca.

De "Crisis"


 

CLARIBEL ALEGRÍA




Cada vez que te amo...

  

Cada vez que te amo
vida y muerte
están presentes:
amanecer
y noche
paraíso
sepulcro.

 

OLIVERIO GIRONDO


 

 
 

Aparición urbana


¿Surgió de bajo tierra?
¿Se desprendió del cielo?
Estaba entre los ruidos,
herido,
malherido,
inmóvil,
en silencio,
hincado ante la tarde,
ante lo inevitable,
las venas adheridas
al espanto,
al asfalto,
con sus crenchas caídas,
con sus ojos de santo,
todo, todo desnudo,
casi azul, de tan blanco.
Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un ángel.