domingo, 2 de diciembre de 2018


REINA MARÍA RODRÍGUEZ





la diferencia



yo que he visto la diferencia,
en la sombra que aún proyectan los objetos en mis ojos
-esa pasión de reconstruir la pérdida;
el despilfarro de la sensación-
del único país que no es lejano
a donde vas. donde te quedas.
sé que en la tablilla de terracota
que data del reinado de algún rey,
con caligrafía japonesa en forma de surcos
están marcados tus días.
los días son el lugar donde vivimos
no hay otro espacio que la franja que traspasan
tus ojos al crepúsculo.
no podrás escoger otro lugar que
el sirio de los días,
su diferencia.
Yen esa rajadura entre dos mundos
renacer a una especie (más estética)
donde podamos vivir otra conciencia de los días
sin los despilfarros de cada conquista.

MANUEL SCORZA





Epístola de los poetas que vendrán



Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué no celebramos la gracia de las muchachas;
tal vez mañana los poetas pregunten
por qué nuestros poemas
eran largas avenidas
por donde venía la ardiente cólera.

Yo respondo:
por todas partes oíamos el llanto,
por todas partes nos sitiaba un muro de olas negras.
¿Iba a ser la Poesía
una solitaria columna de rocío?
Tenía que ser un relámpago perpetuo.

Mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella;
mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podrá dormir;
mientras llueva sobre el pecho de los mendigos,
mi corazón no sonreirá.

Matad la tristeza, poetas.
Matemos a la tristeza con un palo.
No digáis el romance de los lirios.
Hay cosas más altas
que llorar amores perdidos:
el rumor de un pueblo que despierta
¡es más bello que el rocío!
El metal resplandeciente de su cólera
¡es más bello que la espuma!
Un Hombre Libre
¡es más puro que el diamante!

El poeta libertará el fuego
de su cárcel de ceniza.
El poeta encenderá la hoguera
donde se queme este mundo sombrío.


De: "Las imprecaciones"


FERREIRA GULLAR





Una sonrisa



Cuando
con mis manos de fogonazo
te enciendo y en rosa
                        abajo
                        te despetalás
cuando
          con mi antorcha ardiente y ciega
penetro la noche de tu flor que exhala
orina
y miel
          ¿que busco yo con toda esa asesina
furia de macho?
                       ¿que busco yo
                                          en fuego
                       aquí abajo?
                       sino cojer con la repentina
                       mano del delirio
                       otra flor: ¿la de la sonrisa
                       que en lo alto tu rostro ilumina?


PAOLA VALVERDE ALIER





Un amor que me desate los guantes



Mi escudo podría ser un beso tuyo
una tarde que le robes a mi parque
oscuro
habitación con corazones rojos
mensajes en pedazos de servilleta.
Mi resguardo podría subir
hasta la cúpula
dejarse venir lento,
porque en este cuadrilátero
se calibran las sombras
y ninguna pesa lo mismo si arrincono el
deseo.
Tal vez acuda al movimiento esencial
pierda el orgullo/ renuncie a mis
derechos.
Así es que nunca gano
nunca salgo de los barrios pobres.
Y no insistas tú tampoco
no me llames “Princesa”
cuando sigo siendo la perra,
porque Cenicienta no existió jamás
y mi escudo no es tu beso.


RENE SEGURA





Por fin



Por fin encontré sabiduría y libertad
Una sabiduría maldita y una libertad que asesina.
La sabiduría de la sobredosis*
Y una sobredosis de libertad
Una libertad  Que me vuelve una  llama muy fuerte
Que se extinguirá muy rápido.


*Sobredosis = sin fronteras


CLARA LECUONA VARELA





I



Quise invitarlos a mis gestos reposados
a mi horizonte de islas dormidas.
Pero descifrando sus lloros
aprendí de tonta a fruncir el ceño.

Ahora soy antisocial.