jueves, 26 de junio de 2025


 

GLADYS GONZÁLEZ

 


  

Habitaciones

 


cuando las puertas de las habitaciones

se cierran

y todos comparten

ese pequeño mundo cálido

del amor

de la fidelidad

me encierro en mi cuarto

y pienso

si alguna vez

me tocará algo

de esa luz anaranjada

bajo la puerta

 

observo las rendijas

y medito

de qué sirve este oficio

de marcar el paso en los terminales

con el frío destazando los huesos

de refugiarse

en las citas de los poemas

que te hacen llorar

cuando te encuentras solo

 

de encontrar

pequeños bosquejos

de sonrisas eternas

que quedan grabadas

en la cabeza

durante años

entre la muchedumbre de un mercado

o las vitrinas de un café

 

suspiro hondo

y lo que escribo

parecen retazos de algo desconocido

que pretendo intuir

dibujando en el vaho de mi reflejo

que va atravesando

en medio de la noche

 

los túneles iluminados

de la ciudad.

 

Confidencias

 

tengo por escritorio

el esqueleto de una cama de madera

duermo en un colchón viejo

sobre las tablas del piso

y despierto en las mañanas

con deseos de que el invierno

pase pronto

para recostarme en la playa

bajo el sol

con los ojos cerrados

sintiendo el calor de la brisa

 

esta semana

solo hubo dinero

para comprar leche en polvo

avena y café

 

esta semana

hubo tiempo

para mirar por horas

el mar golpeando el cemento de la costanera

a los perros ladrar a los autos

que cruzan la calle del hospital

para regresar

a la habitación que arriendo

y lavar un poco de ropa

ordenar el pequeño escritorio

junto al sonido de la gotera

cayendo en el tarro de pintura.

 

 

De: “Calamina”

 

 

ENRIQUE ANDRÉS RUIZ

 

 

 

4

Caja de luz

 

 

Así como de un campo volteado,
mezclado entre la tierra puede a veces
saltar al sol algún cristal de cuarzo
con su dulce fulgor. Mas su destino
es volver hacia el fondo,
…Esto era algo

pendiente desde siempre entre los dos
–me acuerdo que dijiste–. ¿Y cuántos años
envueltos en la noche del presente
pasarán otra vez hasta encontrarnos
de nuevo?
¡Cierva antigua, sueño mío

que yo he querido retener en vano
hasta el último instante antes del alba,
despierto ya, con ojos aún cerrados!
(Ventanas en la noche, iluminadas
con un tiempo interior a nuestro abrazo

junto a la mesa de las fotografías,
mientras sueño y acción fueron hermanos.
El círculo de luz que nos unía.
El hielo deshaciéndose en los vasos).
…Pendiente desde siempre, y hasta siempre.

 

 De: “Los verdaderos domingos de mi vida”

 

 

ALBERTO INFANTE

 

  

 

No recuerdo

 


No recuerdo bien qué hice o dije,

o, más bien, qué dejé de hacer o de decir.

Recuerdo, sí, tu llamada nocturna.

Y siendo como eres orgullosa,

el cálido, cercano tono que empleaste.

 

Y, también, que me dormí pensando

qué más habrías dicho, o hecho,

o, al menos, intentado, si aquella no hubiera

sido tu postrera noche en la ciudad,

si yo no hubiera colgado tan aprisa.

 

 

De: “La sal de la vida”

 

 

 

ROSA BERBEL

 

 

 

Planes de futuro

 

 

Tenemos cuarenta años y un trabajo que odiamos
que nos hace pagar las facturas,
llegar a fin de mes,
tener eso que llaman dignidad
y que se siente igual que la tristeza.

Tenemos un trabajo y un piso en la playa,
pero ante el mar soñamos
un milagro:
nuestra ropa en la arena como entonces
y quedarnos así a la intemperie, uno
enfrente del otro,
con toda la extrañeza de los cuerpos desnudos,
con esta luz precaria,
con un amor que existe y no nos basta.

Tenemos cuarenta años y dos hijos que corren,
que gritan y que lloran
porque la arena está demasiado caliente,
porque nosotros discutimos,
porque no hay nada aquí que nos divierta.

Tenemos casa, hijos y demasiado miedo
a la muerte, a los contratos temporales,
como la gente normal, miedos
de gente feliz, miedos felices,
como este insomnio dulce de los días
antiguos o esta nostalgia común
y rutinaria.

Tenemos cuarenta años y un país que no nos nombra,
no cogemos aviones
porque hemos olvidado
cómo decir te quiero en otras lenguas,
la violencia del viaje,
cómo dormir tranquilos en hoteles lejanos
donde nadie nos llama por las noches.

Tenemos cuarenta años y una vida feliz
feliz sin contratiempos,
una vida segura,
equilibrada.

Pero después del amor, de la rutina,
la propiedad privada y el verano,
la realidad regresa
inconformista.

 

ROCÍO ROJAS-MARCOS

 

 

 

Poesía

 


Mi poesía se derrumba entre estas páginas,
no logro escribir un verso
sin verme desparramada en él.
Abro el infinito
cuando destapo el bolígrafo (me siento, arrimo la silla)
acerco la mano al papel y vuelvo a estar aquí.
Vuelvo a desperdigarme,
reaparezco en cada punto y aparte
me hundo en cada coma,
tomo aire
(sístole-diástole)
y aquí estoy otra vez
desmigajada entre líneas.

 

RUDHRAMOORTHY CHERAN

 

 


 

4. Día

 

 

La vereda de bambú de la orilla
del sinuoso río amarillo,
ahí es donde te encuentras.

Sabes
que no entiendo
tu idioma,
sin embargo, insistes
en gritarme.
Yo solo sé hablar
en mi idioma.
Eso te pone furiosa,
¿pero qué puedo hacer?

Una y otra vez
me escribes cartas
en tu idioma.
Pero ahora,
que no queda amor
entre nosotros,
ya no puedo hacer el esfuerzo.
Pues ahora, la pérdida puede ser mía.
Así, romperé en pedazos tus cartas
y las arrojaré a las llamas.

En los días venideros,
mi gente
también hará eso.

Cuando sople el viento,
en la vereda de bambú de la orilla del río
un fuego se prenderá.
Y también,
llegará hasta tu casa.

 

 

De: “Siembra solo palabras”