"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 13 de junio de 2025
GABRIEL BOCÁNGEL
A un ruiseñor
Abril
volante, viva primavera,
tan viva, que engañado en tus colores,
te dio el tiempo el castigo de las flores,
que el invierno a su vida parca es fiera.
No
moriste, volaste a más esfera,
pues Filis hoy te anima con dolores;
bien es que muera quien cantaba amores,
yo sé quien calla, aunque de amores muera.
Tu
muerte procuraste, para verte
compadecido de quien vive ajena
de dolerse de un vivo enamorado.
¡Oh
infeliz en la vida, y en la muerte!
vivo, no la causaste amante pena,
muerto, no te aprovecha su cuidado.
ARQUÍLOCO
Algún Sayo alardea con mi escudo, arma sin tacha
Algún
Sayo alardea con mi escudo, arma sin tacha,
Que tras un matorral abandoné, a pesar mío.
Puse a salvo mi vida. ¿Qué me importa el tal escudo?
¡Váyase al diantre! Ahora adquiriré otro no peor.
GLADYS GONZÁLEZ
Blindado
aprendí
a
robar
a
mentir
a
esperar
el
momento adecuado
a
observar
los
gestos de desencanto
para
reconocerse y extraviarse
conseguir
algunas
horas de calma
dejar
que los extraños
me
protejan
como
si fuera una pieza de museo
como
si fuera
parte
del equipaje
sin
dinero
sin
grandes promesas
solo
la imagen
de
un escombro
apoyado
en otro.
De: “Hospicio”
ANDRÉS GARCÍA CERDÁN
La
ciudad es hermosa tras la lluvia.
Una
red de reflejos
va
escribiendo en los charcos la alegría.
Se
podría decir que llueve
a la
memoria de mi padre.
Con
las aguas me voy
a lo
que está muy lejos. Salgo
al
campo
(venid
conmigo ahora si queréis,
acompañadme)
y
ahí está de nuevo él
tan
joven,
de
pie sobre una roca,
fumando
un cigarrillo.
Un
poco más allá,
entre
el pozo y la higuera, estoy yo.
Hundo
las manos en la tierra
buscando
un río
o
vuelo por las ramas de un almendro
que
hace años nadie poda.
Con
la mirada sigo a nuestros galgos,
su
líquida carrera hacia la noche.
Vámonos
ya -me dice-. Es tarde.
Vamos,
Andrés.
Se
nos ha hecho
muy
tarde.
Recoge
lo que queda de este día
y
vámonos.
De: “El gran amor”
MARÍA LUISA SANÍN PEÑA
el aguante
estábamos
en el patio del olvido
entre
juguetes
viejos, asoleadoras
de
metal cobrizo
llantas
huerta de barrio
baldosas
cuyas
grietas
(uno
que otro terremoto
las
atravesó)
engendran
al
líquen,
musgo
maleza
contenedores
pequeños
de
la vida
viera
el tardígrado
como
el
humo de la chimenea
se
vuelve uno
con
la
niebla nube
confié,
en
el cálido de mi núcleo
la
urbe
noche
contemporánea la inversión
de cielo
bombillo
astro
terráqueo
tragedia
de la luz artificial
supiera
el tardígrado
oso de agua
mi
lamento
es
llanto en las noticias
científicos o
la Casandra del día
supimos
que
en este clima crece todo
salen
seres alados
de
los frascos de lentejas
los
granos
que
son semilla
vida
que busca vida
supiera
la maleza
el
tardígrado
gomita de microscopio
asalchichado
su nombre de
paso lento
sabe
la cucaracha
sucia
carroñera eterna
inmune a la radiación
somos
nosotras,
maleza
tardígrado
cucaracha
vemos
la
tierra en llamas
vemos
la
tierra submarina
(son
gajes del oficio)
sabemos
del aguante
CARLOS IGLESIAS DÍEZ
Tercer aniversario
Tu
recuerdo otorga peso
a todo aquello que aún vibra
más allá del aire:
la estremecida nana
de los camiones en la noche,
el secreto dulzor de la saliva
al morder una cereza,
tu voz desgranando el eco
de los vivos y los muertos,
como quien eleva al cielo
una plegaria o un rezo;
mi infancia que hoy perdura,
cobijada entre tus brazos,
desafiando al tiempo.
De: “El peso del silencio”