martes, 27 de diciembre de 2022


 

VIRGINIA FERNÁNDEZ COLLADO

 

 

5

Verano

 

Vivo en un baldío páramo del mundo. Camino de mi hacia el centro, del mundo hacia la estrella, de la noche hacia el abismo. Quiero de las soledades, amparos, de la vida, pájaros cantarines. Heme en la tierra del desierto, caminando hacia su centro. Elijo, de la grieta, la herida, de su apertura, el cielo. Alas volando hacia todas partes, sean los manzanos, mi casa. Creo en los árboles y las montañas, en los bosques y ríos, en las extensiones áridas y en toda la geografía por la que viajan nuestros lamentos y nuestras dichas. Creo en la tierra, creadora de los animales y de los hombres. Creo en el sol con el que nos calentamos y gracias al que contemplamos la belleza extrema de la tierra por la que flores y espinos pueden vivir. Creo en la noche por la que el día se hace bello. Creo en la lluvia que nos moja y hace crecer la semilla que nos dará de comer. Alabada sea la tierra por la que vivimos y respiramos cada día. Amado, ¿Qué soledad es ésta que invita al recogimiento? ¿A qué soledad me traes? ¿Adónde se alojarán las noches? ¿Adónde irán los miedos? ¿Qué soledad será ésta si no es llamada nieve? Amado, la lluvia es temblorosa como una luna sobre el mar. No ha visto las estrellas. No ha visto los peces. La lluvia tiene un manto, todo lo cubre. No ha visto el cielo. Ciega, la lluvia cae. La lluvia es

  

De: “Bosque”

 

MARÍA BARANDA

 

  

IV

 


Cuando el dibujante traza una línea,
relincha la oreja de Dios:
es una yegua.

De: “Teoría de las niñas”

 

JULIO FÉLIX ROYANO

 

  

En paz

 

 

Dónde irá Dios ahora que va ileso
de los amagos de mi dentadura.
Ahora que se cobra con usura
aquella abdicación ante mi beso.

Yo lo agredí en tu carne, lo confieso,
y él me arroja esta paz desde la altura:
esta asepsia total, esta impostura
de la ecuanimidad, este suceso

destronador y vaciador y aleve.
Porque te vas: yo he visto la vereda
y echada estaba allí mi propia suerte.

Te dejo ir. Por la vereda llueve
la sucia paz, lo único que queda.
Esta paz que compré, llena de muerte.

 

GUSTAVO ADOLFO GARCÉS

 

 

 

Pájaros

 

 

Para quien
los oye

es todo
lo que ocurre

 

JOSÉ LUIS RIVAS

 

 


 

El gorrioncillo
que golpea su pico

contra una rama
para limpiarlo:

peluquero a la antigua
que afila su navaja

con ágiles planazos
contra recia correa

 

LUZ HELENA CORDERO

 

  

Santo y seña

 

 

Mi padre,
severo y absorto,
cuando estalla la ternura
solo encuentra una expresión
que se le sale por los ojos,
como quien toma el barro
y sopla para crear a Dios:
¡Qué belleza!
Con estas palabras forja
el asombro y la fuerza,
el sortilegio y el gozo de la vida.
Vuelvo a ese santo y seña
para redimir de las cenizas
la sustancia de mi padre.