sábado, 16 de diciembre de 2017


JOSÉ KOZER




Ánima



Me siento alarmado, la mano al costado, un objeto rapaz (verdinegro)
señala el camino del orín, no sé si en el reflejo de la ventana o en el
vientre: la noche está oscura, confundo significados,
puedo repetir en voz baja algunas palabras (zarco)
(epístola) se me revelan anversos, y el blanco
hospitalario de los cuartos de baño alicatados me
revela sus metales inoxidables, espejos ovalados
(no quepo) la barba en su segundo día (carmelita)
hálito, algunas pomadas, el hamamelis, agua
boricada (amdre) una playa, golondrinos (frotar) las
axilas: alarma el color vino, el tiro del pantalón que
parece buscar (rebuscar) el subsuelo, gabardina o
casimir, mezclilla o dril, oruga no, verme tampoco,
no es gusano de muerte o de seda, hoyo fijo, pantalón
a todas luces, trabillas, portañuela, y a tu oficio: alarma
del aire ennegrecido en la oscuridad total de esta noche,
lo veo rebrillar buscando riberas, pétalos oscurecidos por
el lustre amarillento de la luna requemada por luces de
neón, alarma verdadera la luz fría (externa) de la luna
(me refiero a esta noche: ninguna otra): nada impide la
oscuridad, nadie identifica el color vino en cuanto color
vino ni la potencia en los tobillos de mi madre plantada
de piernas abiertas en la arena de una playa (Guanabo) en
las afueras (1948) de La Habana, nada más necesario que
ella, afincada, una torunda de algodón en rama, tiene
dimensión, fronda, arboleda, la empuña, me frota las axilas,
coloca un emplasto, estoy limpio, estaré curado, buen
puerto, a buen recaudo: no temo. No padezco. La alarma
no es más que un alambique, tropiezos de pies al cruzarse
entre meandros del camino, dunas altas, macaos, más allá
de la luna una efigie, los pies enredárseme con trebejos,
trípodes, un tibor al pie de la cama, búcaros de hojalata,
soy de azófar, de crisolita soy, el crisol me rehace para un
padre para una madre, doy gracias al Altísimo por el estero,
guía de mi mirada: una mesa redonda, dos sillas de curvo
respaldo, el asiento ovalado, la carcoma precisa, ánimo de
un reloj de arena la carcoma precisa, y mi mujer (quizás sin
querer la he alarmado) sus cabellos cortos (sargazo) un corto
brazo en alto (nácar) deposita el pan devenido espiga sobre
la pequeña mesa al fondo del estero, y sirve el café, café
revertido luz a la espera de la pupila de la luz, efímeros,
tras el último buche, su regodeo, reconocer más allá de la
mirada la tajante función de la aurora.



AGUSTÍN MAZZINI




Manicomio
Homenaje a Leopoldo María Panero



Sabiendo a la locura un animal escondido tras la maleza,
descansando al acecho de lo profundo del hombre,
él la hirió como cazador a ciervo,
como flecha de pureza letal a la mujer
que da a luz sin ver el gemido
detrás de la ventana del castillo. Panero,
los eunucos frotan los huevos que no tienen
contra el rostro de la amargura. Eso todos lo saben:
tus doncellas, tus prostitutas, este sentimiento
que agranda la soledad y contamina
la palabra. Lo que desconocen
es ese fuego que no es fuego
sino llama fría
(la vida usó tus versos para decirlo)
en el centro de un animal resplandeciendo,
en el centro de su nido meado solamente por vos.


De: “El cielo no termina de quemarse”


GERARDO FLORES

  


I



Algo en el aire camina desvalido y peligroso,
cruje, rasga los árboles.
Todo está cubierto de una pureza negra.
Nadie habita más el cuerpo dolido.
Ni la sangre caliente puede evitar tanta furia,
ni los oídos tercos evaden tanto silencio.
Algo anda en las entrañas,
algo que huele a miedo y a muerte.

Hay sueño, hay dolor,
la herida no cesa.
La misma noche, las mismas cosas,
poseen un grado de odio.
Nada vuelve a la luz; y las sombras,
antes invadiendo cada hebra de este corazón,
retornan a su guarida hinchadas de más sombra.


De: “Passionaria”


ANDRÉS TRAPIELLO




Los triunfos



En toda victoria un dolor
tiene su origen. El estío,
cuando se abre el alto ventanuco,
se desgarra sobre los chopos que clarean.
La traza de aire fresco
que entra entonces, levanta
de la madera un fresco olor a lejía
de suelos muy fregados.
Y algo que fue sombra y vigilia
en la pensión, cobra forma
con la ligera luz del alba.
En el vasar, sobre blanca labor
de lienzo y almidón,
unos cuantos jazmines, aún lozanos.
Y quien lo ve, añora
ese privilegiado amor que impulsa
a quien obtuvo la prodigiosa flor,
al abrigo de la fría Segovia.


De: "Las tradiciones"




MARGARITO CUÉLLAR




Cardumen



Celebremos
ahora que el día pierde su camisa de luces
y una estela amarilla de gaviotas
es el signo vital de su presencia.
Es tiempo de extraviarse
en la selva de los nombres:
marísima, babel, limantia, sulamita.
Celebrar del verano la llama y sus muchachas,
sus hermosas muchachas
a la medida de nuestro corazón.
A sumergirnos en el río del amor,
si alguien sale vivo que lo cante.
El que canta celebra.
El que celebra sana las heridas del mundo con astillas de luz.




MAYRA OYUELA


  

Love Junes



Hoy  no llueve,
miércoles de junio en que no llueve
para llorar con una triste
las horas sentenciosas de lo yermo,
con las locas hijas de su madre,
con las matreras,
con las mulitas,
para llorar con las afligidas,
y las de vientre en alquiler.
Hoy no llueve,
y aunque nunca una lluvia cayó
para lavar las manos,
los vientres,
el esperma precipitado en las piernas
y el maquillaje viudo de su gota de sal,
hoy cae con su halo negro
sobre este sol de herrumbres.
Ironía de esta lluvia imaginaria
romper con su gota de dardo las ventanas de Junio
transados inviernos por una pusher,
por una frígida,
por una que vistió de látex el corazón.
Ninguna lluvia dedicada a ellas,
junios de alegoría y reticencia
atravesando arpones en la garganta 
para romperse en llanto, 
para deslizar el pie por las alcantarillas
y atemorizar las sombras de los árboles
que crecen dentro de las aceras o la pared.
Junio:
Un poema de amor para las asustadas
un poema de amor con nubes negras,
para trasladar ángeles de lata,
para abordar con pasaporte de labios encarnados
con ropas rasgadas, de un luto en los zapatos
por la que nunca conoció al amor.
Junio:
y un poema de amor para la que hoy amanece
cercenada en una caja,
y otro para la puta más tierna
y la mentirosa más franca
de esta ciudad vacía,
femicida, trémula…