lunes, 6 de junio de 2022


 

ÁLVARO ARMANDO VASSEUR

 

 

A un león…

 

 

León de melenas rojas
y atronadores rugidos,
¿qué aguardas que no te arrojas
a los zarpazos prohibidos?

La jaula de tus congojas
custodian viejos bandidos;
tus cadenas están flojas…
y tus barrotes, podridos…

¡Oh, fiera de ojos sangrientos
que apuñalan los tormentos
de los hierros encendidos!

¿Qué sueñas, que no te enojas?
¿Qué aguardas, que no te arrojas
a los zarpazos prohibidos?

 

 

 

MAGDA PORTAL

 

  

Imprecación

 

 

Que traspasen los Andes sus murallas
viejas de tiempo y de tragedia
que crucen los caminos de los Incas
que recorrió Túpac Amaru
los ríos tumultuosos
los valles y las altas sierras
que hiendan los oídos de los pueblos
arrinconados en su inercia
y se estremezca la raíz profunda
a la sangre del Perú su raza
Hay que decir palabras como puños
en mitin de protesta
palabras como piedras
palabras como flechas
Alzadas a los cielos
semejarán banderas desplegadas
agitadas o tensas
y se oirán en el rugir del viento
por encima del mapa del Perú
y sobre el mar y más allá
señalando la ruta de los hombres
por los senderos nuevos

 

JOSÉ SANTOS CHOCANO

 

  

A una dama española

 

 

Vestida de negro os miro
Llenar de gracia discreta,
Al lado del Rey Poeta,
Las fiestas del Buen Retiro.
Ya abanicáis un suspiro,

Ya esgrimís una mirada;
Y es así que encresponada
Lucís la pálida frente,
Como una luna creciente
En una noche enlutada.

Reís del bufón, señora,
Que a vuestros pies se fatiga,
De Olivares, que os intriga,
Y del Rey, que os enamora.
¿Vuestra carcajada llora?

Tal vez; pero entre esas gentes
Vuestros labios sonrientes
Se abren con alegre afán.
¿De qué corona serán
Las perlas de vuestros dientes?

Un golpe sobre el atril:
Rompe la orquesta al instante.
Tiembla el violín sollozante
Y retumba el tamboril.
Vuestra risa de marfil

Parece que entra en la pauta;
Y fíngese, allá en la cauta
Fronda de opaca ilusión,
La rítmica confusión
De la paloma y la flauta.

Con voluptuoso frufrú,
Danzan, en lírica rueda,
Entre pájaros de seda,
Mariposas de tisú.
Gallarda como un bambú,

Tejiendo bailes se os ve;
Y ensayáis sacando el pie,
Al son de la blanda nota
Ya inflexiones de gavota,
Ya actitudes de minué.

De pronto, un paje. Hacia vos
Extiende un cerrado pliego.
Con una mirada, luego,
Le decís al paje adiós.
El Rey, que ha llegado en pos,

Pediros razón intenta;
Y sobre el pliego, que ostenta
Una albura inmaculada,
Hay una oblea encarnada
Como lágrima sangrienta.

Las cejas el Rey enarca,
Como exigiendo merced.
—¿El pliego?
—Tomad: leed.
—¡De Calderón de la Barca!
Pálido asombro se marca

En la frente de los dos…
Es en verso. Invoca a Dios;
Y jura que os quiere bien.
Pero que, harto del desdén,
Se ordena fraile por vos.

El Rey, con altivo porte,
El pliego rasga en pedazos;
Y vos caéis en los brazos
De las damas de la Corte.
¡Feliz pecho el que soporte

Cabeza tan seductora!…
Bella aparecéis, señora;
Pero como nunca bella:
Tal se desmaya una estrella
Sobre un girón de la aurora.

Como espuma de oleaje,
Vuestro rostro de blancura
Resalta entre la negrura
De vuestro enlutado traje.
Nuestra sonrisa es celaje

Que hace un último derroche;
Y así, exánime entre el broche
De vuestro obscuro vestido,
Sois un lucero dormido
En el fondo de una noche…

 

HUMBERTO ZARRILLI

 

  

La mujer encinta

 

 

Ahí va por la calle la mujer encinta.
Si su paso es torpe, su mirada es dulce.
Va tornando blanda la tierra que pisa.
Sus caderas tienen ondular de cuna.

Va su cuerpo débil sosteniendo el seno
que pesa el secreto de todo un destino.
Ella va soñando… ¡arrullos, sonrisas!
Ella va soñando y tal vez presiente
el olor rosado de una flor de carne
que en su carne misma con amor florece.

Ella va sonando… ¡caricias y cantos!
Ella va soñando, y le pesa menos
este henchido vientre que su sexo virgen
y el ramo de azahares que llevó orgullosa
la noche de bodas.

A su paso lento todo va tomando
maternal sentido.
Todo es tibio y cóncavo como un seno amante.
Todo le sonríe sin saber por qué.
De sus ojos nacen azules caminos,
y ella los elige con tierna avaricia.

Y si a ralos siente que su carne sufre,
temiendo un más hondo y mudo dolor,
como sí besara sus propias entrañas,
murmura un beso, en un grito, en un sueño;
¡arrorró pedazo de mi corazón!

 

 

 

MARÍA EMILIA CORNEJO

 

 

Terriblemente tuya

 

 

terriblemente tuya
acudo noche a noche a la inquietud de tu cama,
bric-a-brac, bric-a-brac, bric-a-brac,
los grillos nos espían
un torrente de mariposas
cubre la desnudez de nuestros cuerpos
y celosamente conservan las ondulaciones de tu talle.
Yo guardo en mi memoria.
tus labios explorando mi cuerpo.
de dia
mi cuarto es primavera
de flores y rosas
y
cuando llega la noche
es aquel viejo reloj
cansado y sin horas
que espera
y simplemente espera
al tiempo
que viene en mi contra.
es solo el tiempo
que viene en mi contra
y no me deja morir
porque
ya no
ya no le temo a la muerte
pues
sentada junto a ella
hoy
ya no tengo
la culpa
de sentirme sola

 

EMILIO ADOLFO WESTPHALEN

 


Cuál es la risa leve cubierta de espuma…

 

 

Cuál es la risa leve cubierta de espuma
Que anuncia el amor
Cuál la túnica desvanecida que oculta
Los lentos puñales ciegos del amor
Cual el momento en el cual aparece indudable
Benévolo golpe de sangre sobre la arboleda
Y los trozos de un cuerpo en estado de putrefacción
Aún se hacen visibles sobre la muralla de mármol.