viernes, 1 de junio de 2018


ALLEN GINSBERG





Campanas de diamante

                                                  «Luz clara y cuerpo ilusión son uno.»



Cuando oigo vibrar el centelleo de las campanas vacías me doy cuenta
de que Napoleón tenía dedos en los pies
Frankenstein un dedo gordo
Hayagriva caballo cósmico un dedo gordo partido
La Virgen María pies blancos se casó con José pies morenos, la inseminó
                         una blanca paloma transparente con tres dedos en los pies
¿Cuántos dedos tiene Dios? Nadie conoce los pies de Yavé
¿y los de Alá? Mahoma, proféticos diez
Jesucristo bien que besó dedos humanos
Sealo, el Muchacho Foca que tenía en los hombros manos aletas
                         con dos dedos podía fumar y escribir a máquina con los diez dedos de los pies
vendía inodorcitos blancos envueltos en papel higiénico, souvenirs a un dólar
Shelly diez puros dedos pálidos
Michelangelo tuvo cinco dígitos por pie, Da Vinci trazó diez sobre sus dos pies
Los dedos de las moscas se quedan pegados en las telas de araña
Las arañas deslizan sus pies veloces por las redes pegajosas
pican las plantas, los dedos se enroscan
Me golpeé el cuarto dedo de mi pie descalzo con la escalerita una noche oscura
                          de un viernes, pero aún se mueve
caminar sobre el barro con nieve es duro, duele la espalda
John Madison tiene dedos de chocolate
Hitler dedos naturales
Buda diez dedos iluminados en sus pies descalzos
Apoyar mi cráneo sobre almohadas nocturnas, descansar en el regazo de Tara entre sus dedos suaves
Lama Yab Yum sueña con 20 dedos
Vacío billones de dedos innumerables
Cuando los hombres envejecen se les ponen duras como marfil las uñas de los pies
A los cenotafios les crecen uñas muertas
Napoleón llevaba uñas del pie dentro de sus botas bien lustradas
Las uñas de los pies del elefante chocan con los codos de las matas
Así de vibrante es el centelleo de las campanas vacías

                                                      30 de diciembre, 1996, 12:55 a.m.


Versión de Ana Becciu

De:"Muerte y fama" 



JOSÉ MANUEL CABALLERO





Diosa del Ponto Euxino



Su cuerpo está desnudo al borde de un gran atrio
lacustre, sólo se ven sus piernas
asomando entre espumas
repulsivas, se parece a una estatua
cubierta de criptógamas y a un animal
exangüe se parece también.

Las rémoras del frío, los dientes
del salitre penetran entre sus gangrenados
senos, y ya emerge, adopta como Telethusa
actitudes lascivas mientras roen
su memoria las parcas y se quiebran
los bizantinos vidrios de sus ojos.

Olvidada de Ovidio, aguarda absorta
el dictamen del tiempo, se inocula de gérmenes
olímpicos, incita a los que acuden
para verla vivir.

                               Todos hurgaron
ávidamente en las marmóreas grietas
que iban surcando las estribaciones
más vulnerables de su cuerpo. Pero
nadie la pudo profanar sin antes
haber vendido su alma al Taumaturgo.


GUSTAVO OSORIO DE ITA





Paternitas



I

Y pensar que mi padre me decía marica:
“Ya no salte la cuerda
o le pongo falda”
Hoy brinco
-más alto que nunca-
y el pendejo ese
no aguantaría un round
sobre mi lona.


II

Siempre te recuerdo
diciendo que llorar
era cosa de mujeres, de cobardes.
Hoy nadie en mi esquina,
a diferencia de ti padre,
distingue sudor de lágrimas.
Aquí todos me piensan valiente.


III

Este punto delgado y fino
oculto en su distancia
es terno
cuando en los tres
parapetados minutos eternos
siento caer mi escudo
e imposible franquear su confianza
desisto.
Todo porque el nunca escuchó de ti
ni ha sido tu hijo madre.


IV

De tanto no sentirte y
acabándome a acostumbrar a tus negativas
puedo hoy aguantarlo todo.
Así
gracias a tu cruel indiferencia
no existe un golpe demasiado fuerte
y seré campeón del mundo madre.




OMAR JAYAM





IX. El ocaso del astro



101

¡Ah! y en verdad los ídolos que yo amé con pasión
mucho daño me hicieron a los ojos del mundo:
En frágil copa ahogaron mi gloria y mi ambición
y mi fama vendieron por una ruin canción.


EFRAÍN HUERTA





IX.
Con pasión



Y así
Le dije
Con desolada
Y cristiana
Bondad:
Desnúdate
Que yo
Te
Ayudaré



ADRIÁN SOTO





Antiguo lenguaje



Los antiguos creían que el mundo era lenguaje
que todo estaba unido por secretas relaciones
y en el libro de la vida los objetos más diversos
se llamaban unos a otros
con urgencia.
Creían que todo guardaba dentro de sí
secretas resonancias de lo otro.

Por eso aún creo que todas
las cosas del mundo mimetizan a otras cosas,
y en el deseo oblicuo de la diferencia
mi cuerpo es el anverso de tu cuerpo,
mi tacto en tu tacto es la mitad de ti que desconoces;
la chispa de un dios que se me oculta
en el negativo voluptuoso de tu forma.

Por eso creo
que el amor es la comunión entre la fruta y la boca
que se llaman secreta,
mutuamente.