"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 25 de abril de 2022
AURELIA CASTILLO DE GONZÁLEZ
Expulsada
“Te
fuiste para siempre. Quedé en el mundo sola.
Mis lágrimas corrieron un año y otro año…
Gritáronme de arriba: “!Anda!”, y anduve errante,
Y al fin me vi de nuevo en nuestro hogar de antaño.
Tu
espíritu amoroso flotaba en todas partes.
Cantaba con las aves, perfumaba en las flores.
Con el véspero triste me enviaba tu sudario
Y envuelta en él soñaba nuestros dulces amores.
(…)
Y
cuando reposaba tranquila en aquel sueño
En nuestro hogar sagrado oí la voz infanda.
Tocaron en mi cuerpo las manos criminales
Y el rencoroso arcángel gritó de nuevo: “!Anda!””
HORACIO CASTILLO
Para ser recitado en la barca de Caronte
El
paisaje es más hermoso de lo que habíamos imaginado:
Estas murallas que caen a pico sobre nosotros,
Aquel sol negro descendiendo sobre la laguna,
Allá, a estribor, un arco iris que refracta la niebla.
Pero esta moneda de hierro entre los dientes,
Este óbolo que debemos morder hasta el término del viaje,
Cierra la boca que desea cantar.
Cantar para estas almas tristes sentadas en el banco,
Mientras el cómitre marca con el látigo el compás,
Mientras ordena remar sin interrupción,
Cada vez más fuerte, cada vez más rápido, más lejos de la luz.
ZÉNO BIANU
A
partir de este momento
Ya no soy simplemente
James Marshall Hendrix
Nacido a las 10 h15
El 27 de noviembre de 1942
En el king County Hospital de Seattle
Sino un ser humano
En lo más alto de su rol de ser humano
Capaz de saltar en paracaídas
En la inmensidad de cada sonido
Capaz de mostrar en un solo glissando
La profundidad del mal
Capaz de frotar el mango de su guitarra
Hasta penetrar
Directamente en el alma
De aquel que lo escucha
ARMANDO RUBIO HUIDOBRO
Isadora
Isadora
Duncan baila
en un café de París,
y un soldado arroja
la primera granada del catorce.
Aún
se disputan la Tierra los hombres,
y renacen
Sordos clamores imperiales.
Con
buen ojo el fabricante
arroja al mercado soldados de plomo,
y el cielo se puebla de pájaros extraños,
y se incendia el mar en artificios.
En
Siberia cae la nieve sobre los zares,
y el mundo se asombra en los periódicos,
y las dueñas de casa recuerdan a Penélope.
Los
hijos de Isadora
van por el Sena durmiendo,
y ella recuerda a su madre que naufraga en las artesas
de algún suburbio de Nueva York.
Isadora
danza descalza
con el último príncipe de Italia.
Isadora baila con el pueblo,
y el pobre señor Singer, amo de sastres y modistas,
rompe nuevamente los cristales de su casa
y los invitados huyen despavoridos al aeropuerto.
El hombre admite en los estrados
que la paz es negociable.
Pero ya la Tierra echó a rodar
su cauce decidido.
Ya la rueda enzarza el cuello
majestuoso de Isadora:
el último galán ya se la lleva,
y le ha puesto rojo beso en la bufanda.
Allá
va gloriosa la granada
a socavar la arena.
A Isadora la esperan
sus hijos en el Sena;
los muertos de la guerra;
Esenin, el poeta.
Allá Nueva York erige sus piedras
entre heráldicas humaredas.
Pero Isadora baila en las trincheras,
¡Isadora Duncan está danzando por toda la tierra!
GONZALO ARANGO
Soledad
Cuando
uno cede en su alma
deja de ser uno
para ser como la masa.
Ceder es dejar de ser.
La soledad más insufrible
es la sociedad;
incomunicación de las almas
que van marchitando la carne.
TERESA AMY
In memoriam Jack
Spicer
Yo
le dije a Billy, ¿ves?
el lugar donde encontrarnos
The Place, donde te espero todas las tardes
tiene una ventana, Billy,
violeta como un caramelo, oval,
que chorrea luz sobre el mostrador y
sobre mi mano izquierda que se
abre
como una estrella, y entre sus rayos
entran hilos morados del borde de las esculturas delicadas
de arena, que has rondado
noche tras noche
sin descubrir a qué hora se destruyen
de la madrugada
cuando ya estás cansado, Billy,
de tus salvajes paseos y
sueñas con volver a The Place,
mientras oigo que me
dices: Jack, ten cuidado
con lo que dices, por favor.
