jueves, 26 de enero de 2017


ALEJANDRO DUQUE AMUSCO


  

Palabra



Celada hermosa,
detrás de cuya estela
se me fueron
los ojos deslumbrados;
viví para ahuyentar
la muerte y su cara empolvada
con tu gracia
de frágil danzarina.

Para esperarte
bajo la luna negra del deseo,
como sumiso amante,
por si acaso venías.
Pero tal vez
no eres más que eso: una espera
en la noche,
la espera que se cumple
en otra espera,
la promesa
por siempre demorada.
La cita de una ausencia.
¿Cómo tenerte, hechizo delicado,
si sé que las palabras
más amadas son esas
que nadie oye,
las más ansiadas son
las que nos cuestan
al final
la vida?


De:"Donde rompe la noche"



ALDOUS HUXLEY




Almería



Los vientos aquí no tienen insignias en movimiento, pero recorren
una vacía oscuridad, una destemplada luz;
ramas que no se doblan, nunca una flor torturada
se estremece, raíces agotadas, a punto de volar;
alado futuro, marchito pasado, ni semillas ni hojas
dan fe de esos veloces pies invisibles: corren
libres por una tierra desnuda, cuyo pecho recibe
todo el fiero ardor de un sol desnudo.
Tú tienes la Luz por amante. ¡Tierra afortunada!
Que concibe el fruto de su divino deseo.
Mas el seco polvo es todo lo que ella da a luz,
esa hija de arcilla creada por el perpetuo fuego celestial.
Por lo tanto venid, suave lluvia y delicadas nubes, y calmad
este amor radiante que tiene la fuerza del odio.



CARLOS BARRAL



  
A veces



A veces cuando era
temprano todavía para verte
o cuando la ventana
se abría a la distancia y al sonido
de tanto hierro puesto y tanta arena
que cruje a tierra extraña en los caminos
remoto a la esperanza
me volvía a aquel sitio en que dejamos
las soledades juntas y las voces.

Te hallaba limitada
de corazón disperso y de alegría
por todos los costados y flotando
en la noche segura y abundante
que nunca se consuma.

Sin embargo a lo lejos
tan pronto me acogías con los nombres
de las cosas comunes, en sigilo
sentía que tu isla no estaba ya a mi alcance.

Entonces por entero
reincorporado al límite del cuerpo
volvía a la certeza de la espera.


SOPHIA DE MELLO BREYNER





La noche y la casa



La noche reúne la casa y su silencio
Desde la base desde el cimiento
Hasta la flor inmóvil
Apenas se oye latir el reloj del tiempo

La noche reúne la casa a su destino

Nada ahora se dispersa se divide
Todo está como el ciprés atento

El vacío camina en sus espacios vivos.
 

SALVADOR ESPRIU




I beg your pardon



Meditación, con ciertos ripios, en
torno a la teoría atómica, tal como
se la alude en los periódicos.

Cuando el centro del mundo
no eres exactamente tú
(por más ilusiones que te hagas),
si te despertasen en mitad de la noche,
no quieras preguntarte por qué vives:
distráete royéndote la uña de un dedo.
Cuando el centro del mundo
queda tan lejos
de ti
que honestamente
empiezas a comprender que eres nadie,
detente un momento
y arréales, a las primeras narices, un puñetazo.

Problemas cada vez más esquivos
vienen a turbarte el dulce sueño.
Ya sólo te faltaba, por lo que dices,
descubrir que no eres exactamente el centro del mundo.

Vecino de Badalona o de Estambul,
tanto si eres activo como si eres gandul,
en este nuestro mundo sin mañana
es muy difícil que ganes tu pan.
No te daré el más mínimo consuelo:
un día cualquiera te volarán.
Mas entretanto evita algunos trastornos
abrochándote muy bien los pantalones.


Versión de  José Batlló


CÉSAR ANTONIO MOLINA




Lista de espera



Deslumbrante atardecer, pausado y silencioso.
La hora está en reposo,
tranquila
como un escalador que perdió el aliento,
el cordaje,
en su suprema ascensión.

El sol va rodando apacible
sobre un filamento incandescente.
Se refleja en los fuselajes la paz del cielo.
Mientras,
la Máquina potente se despereza,
y con su cóncavo movimiento
levanta un rumor cual relámpago incesante.

No pude retener por más tiempo esas manos
que partieron inopinadamente.
La desolación por la ausencia la llenó todo.
Pese al estrépito de la lluvia creí oír
el avión pasar bajo,
entre las nubes,
despegando desde el ara recóndita,
levantando plumones multicolores.

Todo se perdió: la infancia, la juventud.
Todo perdido entre la estructura invisible de vastos pliegues.
Y el primer amor pasó
y el segundo
y el tercero.
¿Y el dolor semejante a un diamante?
Y el remolino de arena
en su danza inaudible de hélices
confundiéndolo todo.

¡Todo se perdió!

Y eres un sicomoro al cual cientos de recuerdos
se prenden como en un viejo tendal.
Estás desnudo en la nieve,
en la marea flotando
como el dosel de una barca de piedra.

No hay suma que valga.
Pero ¿qué fue del desdén?
Y por los altavoces de la sala de espera del aeropuerto
se urge tu nombre.

Y el corazón
vuelve a latir en la ignorancia.