lunes, 8 de marzo de 2021


 

CIRA ANDRÉS

 


 

Delirio del Quijote

 

 

No eran de viento los molinos, Sancho,
sino de tiempo.
Ha sido desigual la pelea, tan difícil,
las aspas giraban hacia arriba, indiferentes,
y yo minúsculo abajo, en su sombra.
Eran de tiempo, Sancho
grandes conos erguidos y en la cima
un remolino indescifrable.
Hubiera podido ganar la batalla
pero equivoqué las armas
y ahora me hundo. Déjame ver tu cara
que perderé también y arriba
busca sólo el sol
porque no hay molinos de viento, Sancho.

 

MIRTA AGUIRRE

 

 

 

La pájara pinta

 

 

Pájara pinta,
jarapintada,
limoniverde,
alimonada.

 

Ramiflorida,
picoriflama,
rama en el pico,
flor en la rama.

 

Pájara pinta,
pintarapaja,
baja del verde,
del limón baja.

 

YENNY PAREDES

 

 

 

Vértigo

 


  Habita la Muerte

  entre los dedos del fuego

  bailarina cálida

  crepitando su canción de cuna.

  En el ojo vertical de una llama

  instala ella su pupila

  azul y nos concede una tregua.

 

  Por eso nos quedamos

  inmóviles ante el fuego.

 

  Como un embrión que abre

  los ojos en el vientre

  como un gato desconcertado

  ante el espejo

  un sol cegado por sí mismo

  a mediodía

  un niño ebrio

  que contempla a sus abuelos

  apareándose       en un acuario.     

 

JOSÉ MORENO VILLA

 

 

 

La verdad



Un renglón hay en el cielo para mí. Lo veo, lo estoy mirando;
no lo puedo traducir,
es cifrado.
Lo entiendo con todo el cuerpo;
no sé hablarlo.

 

SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ

 

 


Convicción

 


Para poder gritar
hay que saber callar.

 

Guardar silencio
durante muchos años.

 

Sedimentar la rabia,
hacer que la impotencia
anide entre las tripas.

 

Después
subir al campanario

 

y competir
con el bronce
de un tañido

 

Lejano

 

De dos siglos.

 

ALBERTO LISTA

 


 

Al amor

 


Tal vez, amor, bajo el sagrado velo
de la amistad encubres tu furor;
el corazón se entrega sin recelo,
y en él clavas la flecha a tu sabor.

 

Tirano dios, cuya perfidia lloro,
el infortunio me enseñó a temer,
más ¡ay de mí!, si mi peligro adoro,
¿qué vale, tu astucia conocer?