"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 25 de octubre de 2012
GIOCONDA BELLI
Como
tinaja
En
los días buenos,
de lluvia,
los días en que nos quisimos
totalmente,
en que nos fuimos abriendo
el uno al otro
como cuevas secretas;
en esos días, amor
mi cuerpo como tinaja
recogió toda el agua tierna
que derramaste sobre mí
y ahora,
en estos días secos
en que tu ausencia duele
y agrieta la piel,
el agua sale de mis ojos
llena de tu recuerdo
a refrescar la aridez de mi cuerpo
tan vacío y tan lleno de vos.
de lluvia,
los días en que nos quisimos
totalmente,
en que nos fuimos abriendo
el uno al otro
como cuevas secretas;
en esos días, amor
mi cuerpo como tinaja
recogió toda el agua tierna
que derramaste sobre mí
y ahora,
en estos días secos
en que tu ausencia duele
y agrieta la piel,
el agua sale de mis ojos
llena de tu recuerdo
a refrescar la aridez de mi cuerpo
tan vacío y tan lleno de vos.
HOMERO ARIDJIS
Erótica
Globos
El deseo perfora
en la clara dureza de su cuerpo,
delgadeces empujan en su vientre
un temblor que si se agita salta,
ritmos balancean bajo su pecho
viva abundancia que el deseo persigue
con una sombra flaca.
El deseo perfora
en la clara dureza de su cuerpo,
delgadeces empujan en su vientre
un temblor que si se agita salta,
ritmos balancean bajo su pecho
viva abundancia que el deseo persigue
con una sombra flaca.
Deseo
Dos llamas que apagan su calor
cuando están más fundidas,
y tienen más desolación
cuando parecen más unidas.
Dos llamas que apagan su calor
cuando están más fundidas,
y tienen más desolación
cuando parecen más unidas.
Pareja
Dos cuerpos que agotan su fervor
en otro cuerpo,
que es suyo y no es suyo
al mismo tiempo.
Dos cuerpos que agotan su fervor
en otro cuerpo,
que es suyo y no es suyo
al mismo tiempo.
JUAN CALZADILLA
Asilo
en otro cuerpo
Mi
cuerpo es el lugar donde momentáneamente
he
encontrado asilo. Lo que más temo en este nuevo
estado
es que pueda ser víctima de una orden de
desocupación
y que entonces no tenga yo
otro
cuerpo a donde ir.
A
menos que me asignen cupo en un galpón del cielo.
RENATO LEDUC
Inútil
divagación sobre el retorno
Más
adoradas cuanto más nos hieren
van
rodando las horas,
van
rodando las horas porque quieren.
Yo
vivo de lo poco que aún me queda de usted,
su
perfume, su acento,
una
lágrima suya que mitigó mi sed.
El
oro del presente cambié por el de ayer
la
espuma… el humo… el viento...
Angustia
de las cosas que son para no ser.
Vivo
de una sonrisa que usted no supo cuándo
me
donó: Vivo de su presencia
que
ya se va borrando.
Ahora
tiendo los brazos al invisible azar;
ahora
buscan mis ojos con áspera vehemencia
un
prófugo contorno que nunca he de alcanzar.
Su
perfume, su acento,
una
lágrima suya que mitigó mi sed.
¡Oh,
si el humo fincara, si retornara el viento,
si
usted, una vez más, volviera a ser usted!
DÁMASO ALONSO
Luz
a ciegas
Me
pregunto otra vez:
¿Qué
es la luz sin un ojo que la mire?
Sí,
nosotros decimos:
“Enciéndeme
la luz; apágala”,
“A
la luz de la luna”,
“Qué
luz la de estos días soleados de otoño”.
Todo,
sensación, ilusión.
Tú
interpretas la luz, que era negrura, ojo,
lo
mismo que las ondas de la radio
son
silencio y distancia,
hasta
que el receptor las detiene y transforma.
Ay,
ondas de la luz, ciega negrura.
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