"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 28 de mayo de 2022
JOHN ASHBERY
Limosna
para el apicultor
Comete
mejores errores así.
Pásalo durante el desayuno:
la familia y todo el mundo
con un sentimiento parecido al poder,
pleiteando. Menos pesada, tu estrategia textual
descartó otras opciones, por lánguida.
Arrancan las parejas en el polvo,
comienzan. De nuevo.
Pasó
a ser parte de la empresa por la noche.
El 26 cae en lunes.
MARÍA EMILIA CORNEJO
te
beso en los ojos, en la cóncava mudez de tu inocencia,
te beso y todo tu cuerpo se viste con flores de un canto primaveral,
te beso y conviertes las cosas en hechos silenciosos y llenos de asombro,
te beso al fin
te beso.
MAGDA PORTAL
César Vallejo
César
Vallejo se nos fue muriendo
todos los días poco a poco
Se moría a pedazos
Primero
se murió en Santiago
de Chuco luego en Trujillo
y después
se murió tras los barrotes
de una cárcel de aldea
La
madre las hermanas
y aquella dulce Rita
de junco y capulí
y el padre hacedor de sus huesos
y nada más
todos fueron muriéndolo
y antes y siempre
la roja llaga del Perú
sangrándole
por todos los costados
EDGAR ALLAN POE
El valle intranquilo
Hubo
un tiempo en que el valle sonreía,
silencioso, aunque nadie allí vivía;
su gente había marchado hacia la guerra
confiando el cuidado de esa sierra,
por la noche, a la mirada fiel
de las estrellas desde su azul cuartel
y de día, a los rojos resplandores
del sol que dormitaba entre las flores.
Mas ahora para todo visitante
el valle triste es inquieto e inquietante.
Nada allí se detiene un solo instante…
nada salvo el aire que se cierne
sobre la soledad mágica y perenne.
¡Ah, ningún viento agita los ramajes
que palpitan como el glacial oleaje
en torno a las Hébridas salvajes!
¡Ah, ningún viento empuja el furtivo
manto de nubes que, sin respiro,
surcan durante el día el cielo esquivo
sobre las violetas allí esparcidas
como ojos humanos de mil medidas…!
sobre las ondeantes azucenas
que lloran junto a las tumbas ajenas!
Ondean: y en sus pétalos más tiernos
se juntan gotas de rocío sempiterno.
Lloran: y por sus tallos claudicantes
bajan perennes lágrimas como diamantes.
CARLOS OQUENDO DE AMAT
Madre
Tu
nombre viene lento como las músicas humildes
y de tus manos vuelan palomas blancas
Mi
recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante
Un
cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
A tu
lado el cariño se abre como una flor cuando pienso
Entre
ti y el horizonte
mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos
porque
ante ti callan las rosas y la canción
RICARDO PAU-LLOSA
Objeto de amor
Langosta
no podía creerlo, floridana
y a pura antena: Cangrejo a la orilla del mar
como
una moneda. Y esas tenazas, se decía
Langosta a sí misma, y ese carapacho.
Ya
no me río más de la ballena
embelesada por los aviones que se pierden en nubes.
Ya
le entiendo. Hay hombres en el mundo de arriba
que nos secuestran el alma, se decía Langosta.
A
todas estas, Cangrejo nunca se enteró,
aunque Langosta cambió para siempre.
Dejó
de ser arisca y precavida. Sorprendió al pulpo
agazapado con un diálogo cordial. Deslumbró
la
estrella de mar con una ofrenda de amistad.
Qué suave la música de la anémone, se decía Langosta,
no
hay rumbo para el veneno en su vaivén.
Y a la sombra burbujeante con cara de vidrio
que
la cogió con una mano al final de un largo
y destellante brazo, empezó a hablarle de amor.
Es
como una tenaza, se decía Langosta. Es una tenaza.
Más bella que la de Cangrejo. Y está conmigo.
