jueves, 26 de mayo de 2016


LUIS CERNUDA




No intentemos el amor nunca



Aquella noche el mar no tuvo sueño.
Cansado de contar, siempre contar a tantas olas,
quiso vivir hacia lo lejos,
donde supiera alguien de su color amargo.

Con una voz insomne decía cosas vagas,
barcos entrelazados dulcemente
en un fondo de noche,
o cuerpos siempre pálidos, con su traje de olvido
viajando hacia nada.

Cantaba tempestades, estruendos desbocados
bajo cielos con sombra,
como la sombra misma,
como la sombra siempre
rencorosa de pájaros estrellas.

Su voz atravesando luces, lluvia, frío,
alcanzaba ciudades elevadas a nubes,
cielo Sereno, Colorado, Glaciar del infierno,
todas puras de nieve o de astros caídos
en sus manos de tierra.

Mas el mar se cansaba de esperar las ciudades.
Allí su amor tan sólo era un pretexto vago
con sonrisa de antaño,
ignorado de todos.

Y con sueño de nuevo se volvió lentamente
adonde nadie
sabe de nadie.
Adonde acaba el mundo.


UMBERTO SENEGAL




Insultaremos…



a los querubines, que en primavera
se atrevieron a convertirse
en campanas de coral, repicando
entre úteros de mujeres cíclopes.
“Todos se desviaron, a una
se han corrompido, no hay quien haga
lo bueno, no hay ni siquiera uno”.


ESTHER M. ALLISON




No sé qué, no sé cómo, no sé dónde....



No sé qué, no sé cómo, no sé dónde,
No se cuándo, no sé, pero es tan claro
que a todos los misterios que acaparo
les conozco la cifra, aunque se esconde.

Por más que cada enigma se me ahonde
para aún más ahondarme al desamparo,
cada fin anticipo a su reparo
aunque si indago no se me responde.
No sé qué, no sé cómo, no sé cuándo...
Ay incógnito amor, clave ocultada!
Pero todo lo sé de contrabando.

En cada vez que le pregunto, en cada,
sólo el silencio, sigiloso, blando...
Pero todo lo sé sin saber nada. 



ANDRES FLORIT




Circo



Odio a los payasos porque no me sé maquillar.
¿Verdad? No. Pero odio a los payasos
y no me sé maquillar.
Es que se me nota mucho cuando me pinto.
Tengo la cara negra de estar solo:
a propósito. Y me gusta,
porque con los amigos me lavo.
Porque no soporto estar solo
y lo necesito. Necesito un rouge
para pintarme el corazón. Y lo creas rojo
cuando me río.   


ANA EMILIA LAHITTE




El Cuerpo 6



La carne.

Su batalla
entre la seducción y el desengaño.

De lo humano
hereda la imprudencia y el goce
de exponer su intemperie desnuda
ante los astros.

Como único escudo
la piel.

Ese milagro.


MARINA CENTENO




El amor



Cuando el amor llegue
no lo detengas a la puerta
déjalo pasar hacia tu estancia
que salpique las cortinas y floreros
que llene de pájaros las sábanas

No
no lo detengas

déjale pisar los corredores
que atraviese el jardín
donde ladran los perros
por las sombras que pasan

Cuando el amor llegue
dale una taza de té
y busca en el cajón
el pañuelo que tejió la soledad
con hilos de agua

vístele de tarde
y ponte el vestido verde

y sal a la calle
a decir a la gente
que el amor permanece

y te alcanza