domingo, 2 de junio de 2013

RAFAEL DE LEÓN





Auto de fe


Esta noche de agosto
he quemado tus cartas...
¡Ocho años de vida apasionada!

Mi corazón ardía
en medio de las llamas,
rodeado de fechas,
¡cenizas de mi alma!

Los abrazos crujían,
los besos se quejaban,
y los dulces "¡te quiero!"
de tinta y de esperanza,
en una pirueta
de fuego, se rizaban.

Como una serpentina,
tu nombre se alargaba,
y era un puente la firma
sobre un río de brasas
que, silenciosamente,
sin voz, se desplomaba.

Esta noche de agosto
he quemado tus cartas...

¡Ocho años de vida apasionada!


RENATO SALES HEREDIA






Crece de las paredes un olor a lluvias…



Crece de las paredes un olor a lluvia, a raíces
y el silencio para inventar que vuelan,
que son aves de siempre las que vienen.

Al sur de tus manos vuelven aves
a beber de la tarde, fatigadas.

Vino abril hoy, lo inventó la lluvia,
fue la hoja que baila
Al sur de tus manos cuando vuelan.

Crece en las paredes un olor a lluvia, raíces.
Silencio para inventar que vuelan,
que son aves de siempre las que vienen.


De: Para que partan los pájaros
Traducción de Felipe Sentelhas
 

ALFONSO FREIRE





En algún lugar



En algún rincón de la memoria
Yaces
Como una flor de invierno
Mirando con ojos
Que no alcanzo a ver

En algún rincón de mi piel
Sigues
Semidormida
Labios mal pintados
Calzones breves
Y una mueca como pregunta
Que apura mis labios
Para no contestarte

En algún lugar de mi luz
Debes estar encendida


OCTAVIO PAZ




A través


Doblo la página del día,
escribo lo que me dicta
el movimiento de tus pestañas.



ELÍAS MEJÍA




  
“… y hace saltar el cuerpo…”



Rompe tu risa los espejos
y rueda el gozo
de mi alma
inventando campanas
con el vidrio trizado.

Ríe otra vez,
quiero ver cómo salta tu pecho
bajo la blusa.


VÍCTOR SANDOVAL






Duerma La Virgen Su Pasión Secreta…



Duerma la virgen su pasión secreta.
Sueñe con su preñez la joven desposada.
Tal para cual, en el espejo,
el cornudo se adorne de laureles.

Tres veces ha cantado el gallo
para el amigo tránsfuga.

Dueños de la verdad, los conjurados
repinten en las bardas su anatema.

Oiga pasos de amor sobre el tejado
la viuda insatisfecha
que se extingue en su propia calentura,
en su veneno arácnido y nostálgico.

El agua se edifica,
se eleva del aljibe
y desciende doméstica.

Ya encuentran acomodo
los antiguos dolores,
se clavan, se difunden, aletean
en la jaula de huesos.

Para los desterrados
de rangos y fortuna
no haya sino descanso a medias;
sal en los ojos que en la madrugada
dejan el sueño;
no haya sino placer apresurado,
alcohólico jadeo,
hojas de té para empezar el día.