"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 16 de junio de 2012
EDUARDO CARRANZA
Domingo
Un
domingo sin ti, de ti perdido,
es como un túnel de paredes grises
donde voy alumbrado por tu nombre;
es una noche clara sin saberlo
o un lunes disfrazado de domingo;
es como un día azul sin tu permiso.
es como un túnel de paredes grises
donde voy alumbrado por tu nombre;
es una noche clara sin saberlo
o un lunes disfrazado de domingo;
es como un día azul sin tu permiso.
Llueve
en este poema; tú lo sientes
con tu alma vecina del cristal;
llueve tu ausencia como un agua triste
y azul sobre mi frente desterrada.
con tu alma vecina del cristal;
llueve tu ausencia como un agua triste
y azul sobre mi frente desterrada.
He
comprendido cómo una palabra
pequeña, igual a un alfiler de luna
o un leve corazón de mariposa,
alzar puede murallas infinitas,
matar una mañana de repente,
evaporar azules y jardines,
tronchar un día como si fuera un lirio,
volver granos de sal a los luceros.
pequeña, igual a un alfiler de luna
o un leve corazón de mariposa,
alzar puede murallas infinitas,
matar una mañana de repente,
evaporar azules y jardines,
tronchar un día como si fuera un lirio,
volver granos de sal a los luceros.
He
comprendido cómo una palabra
de la materia azul de las espadas
y con aguda vocación de espina,
puede estar en la luz como una herida
que nos duele en el centro de la vida.
de la materia azul de las espadas
y con aguda vocación de espina,
puede estar en la luz como una herida
que nos duele en el centro de la vida.
Llueve
en este poema, y el domingo
gira como un lejano carrusel;
tan cerca estás de mí que no te veo,
hecha de mis palabras y mi sueño.
gira como un lejano carrusel;
tan cerca estás de mí que no te veo,
hecha de mis palabras y mi sueño.
Yo
pienso en ti detrás de la distancia,
con tu voz que me inventa los domingos
y la sonrisa como un vago pétalo
cayendo de tu rostro sobre mi alma.
con tu voz que me inventa los domingos
y la sonrisa como un vago pétalo
cayendo de tu rostro sobre mi alma.
Con
su hoja volando hacia la noche,
rayado de llovizna y desencanto,
este domingo sin tu visto bueno
llega como una carta equivocada.
rayado de llovizna y desencanto,
este domingo sin tu visto bueno
llega como una carta equivocada.
La
tarde, niña, tiene esa tristeza
del aire donde hubo antes una rosa;
yo estoy aquí rodeado de tu ausencia
hecho de amor y solo como un hombre.
del aire donde hubo antes una rosa;
yo estoy aquí rodeado de tu ausencia
hecho de amor y solo como un hombre.
LAURA VICTORIA
Cuando
regreses
Cuando
regreses no hallarás siquiera
las huellas del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y las verbenas rojas se secaron.
las huellas del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y las verbenas rojas se secaron.
Esos
versos filiales que me oías
cogiéndome las manos,
cambiáronse por otros calcinantes
que visten mi alma de ropaje cárdeno.
cogiéndome las manos,
cambiáronse por otros calcinantes
que visten mi alma de ropaje cárdeno.
Y
esas dulces promesas que en tus brazos
hacíasme temblando,
son una cuerda rota en mis oídos
y ni un eco doliente me dejaron.
hacíasme temblando,
son una cuerda rota en mis oídos
y ni un eco doliente me dejaron.
Naufragaron
también en mis pupilas
tus ojos de gitano,
y en mi boca se helaron en silencio
las huellas calcinantes de tus labios.
tus ojos de gitano,
y en mi boca se helaron en silencio
las huellas calcinantes de tus labios.
Cuando
regreses no hallarás siquiera
vestigios del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y en mi boca tus besos se borraron.
vestigios del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y en mi boca tus besos se borraron.
GIOVANNI QUESSEP
Entre
árboles
Si
eres tú la que busco
ven en la noche de perdidos reflejos,
si eres el cuerpo amado
ven entre árboles, entre canciones.
ven en la noche de perdidos reflejos,
si eres el cuerpo amado
ven entre árboles, entre canciones.
Aquí
te espera un tiempo
desposeído de sus fábulas,
un cuerpo castigado por la vida
y las zarzas de los caminos.
desposeído de sus fábulas,
un cuerpo castigado por la vida
y las zarzas de los caminos.
Si
eres tú la que vienes
déjame una señal entre los árboles:
un velo blanco, una huella en el polvo
me bastarán en mi miseria.
déjame una señal entre los árboles:
un velo blanco, una huella en el polvo
me bastarán en mi miseria.
Ven
que la muerte espera,
como floresta magnífica espera la muerte;
si eres tú la que busco
ven protegida por un cielo
como floresta magnífica espera la muerte;
si eres tú la que busco
ven protegida por un cielo
ÁLVARO RODRÍGUEZ TORRES
En
el mundo interpretado I
Cuerpo
cierto y sombra equivocada,
la luz es también la soledad del ojo
y lo contemplado.
Mas ¿hasta cuándo?
Hasta que la lluvia descienda a la nube
y la luna abandone su órbita legendaria.
la luz es también la soledad del ojo
y lo contemplado.
Mas ¿hasta cuándo?
Hasta que la lluvia descienda a la nube
y la luna abandone su órbita legendaria.
LEÓN DE GREIFF
Cancion
nocturna
En
tu pelo está el perfume de la noche
y en tus ojos su tormentosa luz.
El sabor de la noche vibra en tu boca palpitante.
Mi corazón, clavado sobre la noche de avenuz.
y en tus ojos su tormentosa luz.
El sabor de la noche vibra en tu boca palpitante.
Mi corazón, clavado sobre la noche de avenuz.
La
noche está en tu frente morena, erguida y frágil
y en tus brazos que un vello sutil aterciopela.
La noche está en recónditos parajes de tu cuerpo:
-la noche perfumada de nardo y de vainilla y de canela...
y en tus brazos que un vello sutil aterciopela.
La noche está en recónditos parajes de tu cuerpo:
-la noche perfumada de nardo y de vainilla y de canela...
La
noche está en tus ojos brunos, iridiscente:
constelaciones bullen en su vivaz burbuja.
La noche está en tus ojos brunos, cuando los cierras:
noche definitiva, noche agorera, noche bruja.
constelaciones bullen en su vivaz burbuja.
La noche está en tus ojos brunos, cuando los cierras:
noche definitiva, noche agorera, noche bruja.
En
tus oídos, toda la música de la noche
se refugia, y te arrulla con su vago susurro.
En tus oídos, toda la música de la noche,
y en tu voz, y en tu risa, y en tu tácito llanto...
se refugia, y te arrulla con su vago susurro.
En tus oídos, toda la música de la noche,
y en tu voz, y en tu risa, y en tu tácito llanto...
En
tu frente, su angustia latente insomne yerra,
y en tu pecho amoroso su tormentosa luz.
En la noche sortílega, sortílego discurro...
El sabor de la noche vibra en tu boca palpitante.
Tus manos son dos pálidas lunas sobre mi frente.
y en tu pecho amoroso su tormentosa luz.
En la noche sortílega, sortílego discurro...
El sabor de la noche vibra en tu boca palpitante.
Tus manos son dos pálidas lunas sobre mi frente.
Clavos
en ti me clavan , oh Noche deleitosa!
noche...! tibio madero de mi cruz!
noche...! tibio madero de mi cruz!
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