domingo, 28 de mayo de 2017


JORGE GAITÁN DURÁN




Amantes



Somos como son los que se aman.
Al desnudarnos descubrimos dos monstruosos
Desconocidos que se estrechan a tientas,
Cicatrices con que el rencoroso deseo
Señala a los que sin descanso se aman:
El tedio, la sospecha que invencible nos ata
En su red, como en la falta dos dioses adúlteros.
Enamorados como dos locos,
Dos astros sanguinarios, dos dinastías
Que hambrientas se disputan un reino,
Queremos ser justicia, nos acechamos feroces,
Nos engañamos, nos inferimos las viles injurias
Con que el cielo afrenta a los que se aman.
Sólo para que mil veces nos incendie
El abrazo que en el mundo son los que se aman
Mil veces morimos cada día.


GONZALO ROJAS




Epitafio



Se dirá en el adiós que amé los pájaros salvajes, el aullido
cerrado ahí, tersa la tabla
de no morir, las flores:
aquí yace
Gonzalo cuando el viento,
y unas pobres mujeres lo lloraron.


CÉSAR RODRÍGUEZ CHICHARRO




España 1961 
a José Pascual Buxó



Quizá lo mejor hubiera sido meter la cabeza en el agua
del lavabo hasta asfixiarnos,
o acercarnos al potro de belfos temblorosos y dejar que
sus cascos nos moliesen el cráneo,
o machacarnos el corazón con una piedra como si fuese
acaso la peor alimaña.
Porque ni queremos a Dios sobre todas las cosas,
ni esperamos diplomas el día en que la muerte
se nos vuelva de pronto nuestra hermana carnal.
Hemos vivido siempre entre las ruinas
y las ruinas se fueron haciendo de nosotros
y nuestro cuerpo es hoy una nube de polvo
que corre y se desplaza, y que gime las horas,
y que tropieza y grita por las playas.

Porque no queremos la compasión de nuestros hijos
ni la simpatía del Hombre
o el perdón de los tiranos.

Quizá lo mejor hubiera sido
machacarnos el corazón con una piedra como si fuese
acaso la peor alimaña.

  
De: “Aventura del miedo”


YANNIS RITSOS

  


La misma noche



Cuando prendió la luz en su habitación, supo entonces
que era él mismo, en su propio espacio, separado de
la infinidad de la noche y de sus largas sucursales.
Se detuvo
ante el espejo para autoconfirmarse. Pero, ¿y estas
llaves
colgando del cuello en una sucia cuerda?


De: Testimonios B



VÍCTOR SANDOVAL




La vida breve



Mira esa inteligencia de reloj,
atenta, servicial, mas no pregunta,
no inquiere ni destruye forma o cálculo.
Empotrada en el muro mide el tiempo,
se oxida, se apolilla y no protesta.


*

El tiempo es una lucha de mutismos
válida para el suicida
que asiste a su próximo larvario de silencios,
denso cataclismo de estrellas subterráneas.
En la noche de perros de marfil y ganglios lunares
el suicida levanta su vaso de turquesas;
selvas de iniquidades fosforecen los ojos.
Un instante tan sólo dubita.
El consabido recado:
—No se culpe a nadie de mi muerte,
sólo que tengo más de cuarenta años.

*

En la plaza, bajo los laureles de la India,
los ancianos me miran
con sus ojos de heno y agua zarca.
Cuando me acerco a tocar a uno de ellos
se vuelve polvo entre las manos.


De:  Para empezar el día



ENRIQUE CASARAVILLA LEMOS




Hiedras



Cabelleras amigas
de las hiedras
cuando voy por las quintas

¿no me daréis la paz, que tanto anhelo
y que desciende de olvidado muro... el olvido?

Sentidme cuando por las quintas tristes
voy apagado, mustio.

De lo que podéis dar, os he pedido,
pensativas e inmóviles,
vetustas cabelleras
de las hiedras.