Frontera
Y
había una frontera que
no
me dejaba salir, no era la bella
Argentina,
tampoco el colorido Brasil.
Era
un límite que no me dejaba respirar,
que
incluso afixiaba a mi sombra
y
no me permitía volar.
Aquella
frontera no parecía de concreto,
sino
más pesada, era un triste espectáculo
como
las luciérnagas sin luces.
Aquella
frontera que me negaba crecer
no
fue un río inmenso, ni una montaña
de
papel, esa frontera se llamaba
ignorancia,
fue el país más chico
con
que la humanidad luchó.