"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 3 de junio de 2018
IRENE SÁNCHEZ CARRÓN
Geografía
"Eres libre" -dijiste.
Yo te miré en silencio
con la expresión absurda
de esas viejas muñecas
que se pierden un día
tras haberse arrastrado
por todos los caminos
sin rumbo de la infancia.
"Puedes ir donde quieras"
-dijiste. Y de repente
encogieron los mapas,
no hubo puertas abiertas,
una goma invisible
borró todas las calles
y entonces fue el dolor
un camino sin tierra y sin orillas.
"Eres libre" -dijiste.
Yo te miré en silencio
con la expresión absurda
de esas viejas muñecas
que se pierden un día
tras haberse arrastrado
por todos los caminos
sin rumbo de la infancia.
"Puedes ir donde quieras"
-dijiste. Y de repente
encogieron los mapas,
no hubo puertas abiertas,
una goma invisible
borró todas las calles
y entonces fue el dolor
un camino sin tierra y sin orillas.
LEIDY BIBIANA BERNAL
Biografía del mundo
Todo fue cegar las manos,
acariciar
máscaras,
elegir
el tiempo como única medida,
su
aleteo de dudas entre infierno y edén.
En el sueño
y el vuelo,
nosotros
como único recurso del miedo.
Todo
fue bajar la mirada,
escupir
los pies de Dios,
creer
en la semejanza, en el prójimo,
en el
uno más uno igual yo, en el olvido, el no soy,
el
Creador y el hastío perpetuo.
Todo
fue encarnar el caos,
en el
pasado que vendrá
a
confirmar lo que no sabemos a refutar lo poco que aprendimos
para desnudar lo que no somos.
PERE QUART
La cita
Yo no me detendré; y tú camina
como si no nos conociésemos.
Las confusas voces y las difíciles señales
de la ciudad, me turban;
por los ojos de los demás
y por los espejos,
me descubre la muerte
y me hace preguntas.
Mujer, anda
al otro lado del carril
hay que emprender el descenso.
Sigue, entonces, el recodo.
Pasado el puente de piedra,
atajo arriba.
No tuerzas a mano izquierda
hasta que encuentres el recinto
plantado de cipreses vivos
y de cruces muertas.
Quizá yo te haya adelantado;
si no, espérame.
Y no sentada, de pie,
entera, vertical, no como los demás.
Nos cuadraría un cielo bien alto,
un mediodía despejado
por el viento de los grandes viajes.
La noche es harto piadosa.
Y con tantas estrellas ilusiona.
Mujer, la vida es moda, ya lo sabes.
Desde hoy se impone
la escondida manera de la desnudez
hacia la línea ósea
hasta el polvo primero y último.
Desprevenidos y decepcionados,
despidámonos y desmemoriémonos
con nulos gestos de mármol.
La gravedad es infalible.
¿Quién sabe, empero, si en la hora undécima
no nos plantarán las alas?
Jamás pretendí entender misterio alguno.
Abrumado de leyes supremas,
ignoro con tino mortal
y con avaricia.
Y ahora, mujer, camina.
Yo no me detendré; y tú camina
como si no nos conociésemos.
Las confusas voces y las difíciles señales
de la ciudad, me turban;
por los ojos de los demás
y por los espejos,
me descubre la muerte
y me hace preguntas.
Mujer, anda
al otro lado del carril
hay que emprender el descenso.
Sigue, entonces, el recodo.
Pasado el puente de piedra,
atajo arriba.
No tuerzas a mano izquierda
hasta que encuentres el recinto
plantado de cipreses vivos
y de cruces muertas.
Quizá yo te haya adelantado;
si no, espérame.
Y no sentada, de pie,
entera, vertical, no como los demás.
Nos cuadraría un cielo bien alto,
un mediodía despejado
por el viento de los grandes viajes.
La noche es harto piadosa.
Y con tantas estrellas ilusiona.
Mujer, la vida es moda, ya lo sabes.
Desde hoy se impone
la escondida manera de la desnudez
hacia la línea ósea
hasta el polvo primero y último.
Desprevenidos y decepcionados,
despidámonos y desmemoriémonos
con nulos gestos de mármol.
La gravedad es infalible.
¿Quién sabe, empero, si en la hora undécima
no nos plantarán las alas?
Jamás pretendí entender misterio alguno.
Abrumado de leyes supremas,
ignoro con tino mortal
y con avaricia.
Y ahora, mujer, camina.
De: “Tierra de naufragios”
Versión de José Batlló
CARLOS BATTILANA
Las mañanas
a E. Zotto in memorian
Se me
aparece Edgardo
en el hall,
transparente
en el hall,
transparente
hemos
conversado
otra vez,
como si estuviéramos en Rosario
hace algún tiempo
otra vez,
como si estuviéramos en Rosario
hace algún tiempo
el
lento disfrute de los días
es
su manera de estar
es
su manera de estar
la
ironía benigna
lo acompaña
no la ironía del desposeído
ni la del rencoroso
sino
la que se inflige
a sí mismo
con una sonrisa
lo acompaña
no la ironía del desposeído
ni la del rencoroso
sino
la que se inflige
a sí mismo
con una sonrisa
no
tiene idea
de la muerte,
obviamente,
nadie la tiene nunca
de la muerte,
obviamente,
nadie la tiene nunca
me
muestra la cicatriz
en su cabeza
debajo de su pelo raleado,
y hace un gesto
como diciendo
“no pasa nada
está todo bien”
en su cabeza
debajo de su pelo raleado,
y hace un gesto
como diciendo
“no pasa nada
está todo bien”
habla a
su modo
con gestos suaves
dulcísimos
con gestos suaves
dulcísimos
agradece,
según me dijo,
no sólo la presencia
de la luz
según me dijo,
no sólo la presencia
de la luz
también,
y sobre todo,
cada
mañana
del mundo.
y sobre todo,
cada
mañana
del mundo.
JAIME TORRES BODET
Continuidad
2
Me toco... Y eres tú. Palpo en mi frente
la forma de tu cráneo. Y, en mi boca,
es tu palabra aún la que consiente
y es tu voz, en mi voz, la que te invoca.
Me toco... Y eres tú, tú quien me toca.
Es tu memoria en mí la que te siente;
ella quien, con lágrimas, te evoca;
tú la que sobrevive; yo, el ausente.
Me toco... Y eres tú. Es tu esqueleto
que yergue todavía el tiempo vano
de una presencia que parece mía.
Y nada queda en mí sino el secreto
de este inmóvil crepúsculo inhumano
que al par augura y desintegra el día.
PERE GIMFERRER
Acto
Monstruo de oro, trazo oscuro
sobre laca de luz nocturna:
dragón de azufre que embadurna
sábanas blancas en puro
fulgor secreto de bengalas.
Ahora, violentamente, el grito
de dos cuerpos en cruz: el rito
del goce quemará las salas
del sentido. Torpor de brillos:
la piel -hangares encendidos-,
por la delicia devastada.
Fuego en los campos amarillos:
en cuerpos mucho tiempo unidos
la claridad grabó una espada.
sobre laca de luz nocturna:
dragón de azufre que embadurna
sábanas blancas en puro
fulgor secreto de bengalas.
Ahora, violentamente, el grito
de dos cuerpos en cruz: el rito
del goce quemará las salas
del sentido. Torpor de brillos:
la piel -hangares encendidos-,
por la delicia devastada.
Fuego en los campos amarillos:
en cuerpos mucho tiempo unidos
la claridad grabó una espada.
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