miércoles, 26 de agosto de 2020

MOISÉS ELÍAS FUENTES




Nocturno Inconfeso

¿podrán vivir de sombra y sólo engaño?
Fray Luis de León



A la hora de las admoniciones,
cuando las palabras
deberían asirnos
como si nos trajeran
desde regiones del alma
donde nunca ha llameado el día,

los recuerdos chisporrotean mudos
como luciérnagas inequívocas
rielando sobre el miedo a la memoria,
el miedo a reconocernos
en las traiciones
que entregamos al azar
para que otros fueran los traidores
los que huyeran
los que desviaran la mirada.

Las confesiones emergen
purificadas por el salitre del olvido,
el regusto viscoso
de los placeres que nunca sentimos,

zanjadas de significados
zanjadas del pasado
que nos enseñaría a llorar
no con el alma o la oscura sangre,

sino tan sólo llorar
las lágrimas íntimas subversivas
que opusimos al tiempo inerme,

súbitas mas no evidentes
dentro de los ojos,
como la difusa rabia
enmohecida en el pecho,

fantasma ahora
de un corazón fantasma
que cruza cristales polvorientos
cruza ausencias sin eco
cruza el vértigo claro
de los días moribundos.

Días que un día fueron
y mi corazón con ellos
y mi espectro revuelto.


México D.F. Diciembre del 2005


JORGE CARRERA ANDRADE




Araña



Araña del suelo:
charretera
caída del hombro del tiempo.


De: “Microgramas”



RICHARD ALDINGTON




Atardeceres



El cuerpo blanco del atardecer
Se desgarra y se vuelve escarlata,
Tajeado y drenado y desecado
Hasta volverse carmesí,
Y cuelga irónicamente
Con guirnaldas de niebla.

Y el viento
Soplando sobre Londres desde Flandes
Tiene un gusto agrio.



SOPHIA DE MELLO BREYNER ANDRESEN




En estos últimos tiempos



En estos últimos es cierto que la izquierda ha cometido errores
Ha caído en excesos confusiones ha practicado injusticias

¿Pero qué diremos de la larga tenebrosa y hábil
Degradación de las cosas que la derecha practica?

¿Qué diremos de la basura de su lujo —de su
Viscoso gozo de la nata de la vida— qué diremos
De su feroz ganancia y fría posesión?

¿Qué diremos de su sabia y tácita injusticia
Qué diremos de sus maquinaciones y negocios
Y del utilitario uso de sus ocios?

¿Qué diremos de sus máscaras coartadas y pretextos
De sus impuestos laberintos y contextos?

En estos últimos tiempos es cierto la izquierda muchas veces
Ha desfigurado las líneas de su rostro

¿Pero qué diremos de la meticulosa eficaz y expedita
Degradación de la vida que la derecha practica?


De: “O Nome das Coisas”



ANDRÉS BELLO




Égloga



Imitación de Virgilio
Tirsis, habitador del Tajo umbrío,
con el más vivo fuego a Clori amaba;
a Clori, que, con rústico desvío,
las tiernas ansias del pastor pagaba.
La verde margen del ameno río,
tal vez buscando alivio, visitaba;
y a la distante causa de sus males,
desesperado enviaba quejas tales:
No huye tanto, pastora, el corderillo
del tigre atroz, como de mí te alejas,
ni teme tanto al buitre el pajarillo,
ni tanto al voraz lobo las ovejas.
La fe no estimas de un amor sencillo,
ni siquiera, inhumana, oyes mis quejas;
por ti olvido las rústicas labores,
por ti fábula soy de los pastores.

“Al cabo, al cabo, Clori, tu obstinada
ingratitud me causará la muerte;
mi historia en esos árboles grabada
dirá entonces que muero por quererte;
tantos de quienes eres adorada
leerán con pavor mi triste suerte;
nadie entonces querrá decirte amores,
y execrarán tu nombre los pastores.

“Ya la sombra del bosque entrelazado
los animales mismos apetecen;
bajo el césped que tapiza el prado,
los pintados lagartos se guarecen.
Si afecta las dehesas el ganado,
si la viña los pájaros guarnecen,
yo solo, por seguir mi bien esquivo,
sufro el rigor del alto can estivo.

“Tú mi amor menosprecias insensata,
y no falta pastora en esta aldea
que, si el nudo en que gimo, un dios desata,
con Tirsis venturosa no se crea.
¿No me fuera mejor, di, ninfa ingrata,
mis obsequios rendir a Galatea,
o admitir los halagos de Tirrena,
aunque rosada tú, y ella morena?

“¿Acaso, hermosa Clori, la nevada
blancura de tu tez te ensoberbece?
El color, como rosa delicada,
a la menor injuria se amortece.
La pálida violeta es apreciada,
y lánguido el jazmín tal vez fallece,
sin que del ramo, que adornaba ufano,
las ninfas le desprendan con su mano.

“Mi amor y tu belleza maldecía,
tendido una ocasión sobre la arena,
y Tirrena, que acaso me veía,
-¡oh Venus, dijo, de injusticias llena;
lejos de unir las almas, diosa impía,
las divide y separa tu cadena!…
De Clori sufres tú las esquiveces,
y yo te adoro a ti que me aborreces.-

“¡Ah! No sé por qué causa amor tan fino
puede ser a tus ojos tan odioso;
cualquier pastor, cuando el rabel afino,
escucha mis tonadas envidioso.
¿No cubre estas praderas de contino
mi cándido rebaño numeroso?
¿Acaso en julio, o en el crudo invierno,
me falta fruto sazonado y tierno?

“Ni tampoco es horrible mi figura,
si no me engaño al verme retratado
en el cristal de esa corriente pura;
y a fe que a ese pastor afortunado
que supo dominar alma tan dura,
si a competir conmigo fuese osado,
en gentileza, talle y bizarría,
siendo tú misma juez, le excedería.

“Ven a vivir conmigo, ninfa hermosa;
¡ven! mira las Drïadas, que te ofrecen
en canastos la esencia de la rosa,
y para ti los campos enriquecen.
Para ti sola guardo la abundosa
copia de frutos que en mi huerto crecen;
para ti sola el verde suelo pinto
con el clavel, la viola y el jacinto.

“Acuérdate del tiempo en que solías,
cuando niña, venir a mi cercado,
y las tiernas manzanas me pedías
aún cubiertas del vello delicado.
Desde la tierra entonces no podías
alcanzar el racimo colorado;
y después que tus medios apurabas,
mi socorro solícita implorabas.

“Entonces era yo vuestro caudillo,
mi tercer lustro apenas comenzado,
sobresaliendo en el pueril corrillo,
como en la alfombra del ameno prado
descuella entre las yerbas el tomillo.
Desde entonces Amor, Amor malvado,
me asestaste traidor la flecha impía
que me atormenta y hiere noche y día.

“¡Ah! Tú no sabes, Clori, qué escarmiento
guarda Jove al mortal ingrato y duro;
hay destinado sólo a su tormento
en el lóbrego Averno un antro oscuro;
en su carne cebado, un buitre hambriento
le despedaza con el pico impuro,
y el corazón viviente devorado
padece a cada instante renovado.

“Mas, ¡ay de mí! que en vano, en vano envío
a la inhumana mi doliente acento.
¿Qué delirio, qué sueño es este mío?
Prender quise la sombra, atar el viento,
seguir el humo y detener el río.
Y mientras lo imposible loco intento,
tengo en casa la vid medio podada,
y en el bosque la grey abandonada.

“¿Qué fruto saco de elevar al cielo
esta continua lúgubre querella?
Ni encender puedo un corazón de hielo,
ni torcer el influjo de mi estrella.
Si Clori desestima mi desvelo,
sabrá premiarle otra pastora bella.
Ya baja el sol al occidente frío;
vuelve, vuelve al redil, ganado mío”.




FRANCISCO LUIS BERNÁRDEZ




Amor antiguo



Amor antiguo, cuya sombra empaña
Mi cariñosa propensión de ahora,
Eres como una sombra de montaña
Sobre el encendimiento de la aurora.

Amor antiguo, cuya pesadumbre
Traba la agilidad de mi alegría,
Eres la tiranía de la cumbre
Contra la libertad del mediodía.

Amor antiguo, cuya voz sofoca
La nueva vocecita del cariño,
Eres palabra de proyecta boca
En una boca inédita de niño.

Amor antiguo, cuyo sentimiento
Hace caber el mundo en nuestro llanto,
Eres el alma convertida en viento
Y eres el viento convertido en canto.

Amor antiguo, cuya remembranza
Cada amorosa perspectiva cierra,
Eres esa emoción que sólo alcanza
Quien se acuerda del mar desde la tierra.






FRANCISCO LUIS BERNÁRDEZ




Amor antiguo



Amor antiguo, cuya sombra empaña
Mi cariñosa propensión de ahora,
Eres como una sombra de montaña
Sobre el encendimiento de la aurora.

Amor antiguo, cuya pesadumbre
Traba la agilidad de mi alegría,
Eres la tiranía de la cumbre
Contra la libertad del mediodía.

Amor antiguo, cuya voz sofoca
La nueva vocecita del cariño,
Eres palabra de proyecta boca
En una boca inédita de niño.

Amor antiguo, cuyo sentimiento
Hace caber el mundo en nuestro llanto,
Eres el alma convertida en viento
Y eres el viento convertido en canto.

Amor antiguo, cuya remembranza
Cada amorosa perspectiva cierra,
Eres esa emoción que sólo alcanza
Quien se acuerda del mar desde la tierra.