viernes, 17 de noviembre de 2017


ALEJANDRA RETANA BETANCOURT




Mi zarza ardiente



He estado buscando pero lejos siempre es cerca

en mi cuerpo
fruto sin carne
la tristeza canta

tengo una corona de mirtos
sangre coagulada en las uñas
las rodillas bautizadas por la lluvia

conozco el sentimiento
pero no la luz

he estado buscando pero la voz del destino es disonante

éste es mi testimonio:
la angustiosa búsqueda
de los crepusculares campos
donde mi zarza ardiente no se consuma

la letra virtuosa es un salvavidas
pero la gloria es amarga
y lejana
y no es mía


PATRICIA LABORDE




Así las cosas



Las balas
       surcan el aire
en mi ciudad
        como ya es costumbre.

Los periódicos
         se llenan
con esquelas de diferentes edades
               cada día.

Unos se fueron
otros se ahogan
       sin remedio
en un embravecido mar
        de adrenalina.

Yo mejor cultivo flores.


PABLO OSORIO




IX



Ahora es oportuno dejarse vivir
escaparse una y soñarse otra
Hoy el día está muy lindo
como para preguntarle al espejo

Es tan sencillo
Olvidarse uno y pensarse otro.
Creer que nada me falta
Fingir que nada me sobra
Perder las pastillas
las cremas
las fechas
las letras

Y soñarse lejos de la dieta
libre de las equis en mi ropa,
(esa pornografía de gente gorda)
Ahora es oportuno dejarse vivir
decirme mi nombre en vez de silueta
salir una calle sin cargar la botella
tratar por hoy día sin que nadie me vea
cerrar los ojos de aquella mi carne
y probarme mi amor
que hace tanto
que ya no me entra.



JESSICA FREUDENTHAL




Polillas



Montes
ahora
pasajes invadidospor piratas.

Estanterías de la nostalgia,
del serrucho
y el más crudo olvido.

Marina apolillada
observa al graffiti
retorcerse en la pared

y yo
juego a perseguir a Faulkner
y a no hallarlo,
es pues intruso en el polvo.

-En este polvo-

Me invade
esa nostalgia,
la ridícula pose de poeta
en busca de la palabra que cierre
mi boca, la tuya,
la del abismo.

Esta nostalgia
pretendida
de calles que nombran nada,
la ciudad vacía,
la palabra que encalla
permanece inmóvil
olvido
colgando en la pared.



CARLOS MARZAL




Un mar de lágrimas



Sufrirás. Ya has sufrido.
Tal vez estés sufriendo.
Y aunque sepas por qué (si es que lo sabes),
ese conocimiento no será tu consuelo.

El adiós a los tuyos; el azar,
implacable; la incógnita del cielo,
todo lo que se pierde
hechos y vida abajo, tiempo abajo,
o también vida arriba, hacia lo que te espera,
todo, configura el sabor de tus lágrimas,
un sabor sin sabor, ya que no lo comparte
quien te ha visto sufrir
-no puede compartirlo-,
un sabor que no entiendes,
un cúmulo de lágrimas que trazan,
no sé dónde,
un mar por el que bogan,
y no sé para qué,
inútiles por siempre, inconsolables,
quién sabe desde cuándo,
su alma,
tu alma
y la mía.



ANTONIO PLAZA




No te olvido



¿Y temes que otro amor mi amor destruya?
Qué mal conoces lo que pasa en mí;
no tengo más que un alma, que es ya tuya,
y un solo corazón, que ya te di.

¿Y temes que placeres borrascosos
arranquen ¡ay! del corazón la fe?
Para mí los placeres son odiosos;
en ti pensar es todo mi placer.

Aquí abundan mujeres deslumbrantes,
reinas que esclavas de la moda son,
y ataviadas de sedas y brillantes,
sus ojos queman, como quema el sol.

De esas bellas fascinan los hechizos,
néctar manan sus labios de carmín;
mas con su arte y su lujo y sus postizos,
ninguna puede compararse a ti.

A pesar de su grande poderío,
carecen de tus gracias y virtud,
y todas ellas juntas, ángel mío,
valer no pueden lo que vales tú.

Es tan ingente tu sin par pureza,
y tan ingente tu hermosura es,
que alzar puede su templo la belleza
con el polvo que oprimes con tus pies.

Con razón me consume negro hastío
desde que te hallas tú lejos de aquí,
y con razón el pensamiento mío
sólo tiene memoria para ti.

Yo pienso en ti con ardoroso empeño,
y siempre miro tu divina faz,
y pronuncio tu nombre cuando sueño,
y pronuncio tu nombre al despertar.

Si del vaivén del mundo me retiro,
y ávido de estudiar quiero leer,
entre las letras ¡ay! tu imagen miro,
tu linda imagen de mi vida ser.

Late por ti mi corazón de fuego,
te necesito como el alma a Dios;
eres la virgen que idolatro ciego;
eres la gloria con que sueño yo.