domingo, 7 de septiembre de 2025

IDI AMIN DADA


 

SHOLEH WOLPÉ

 

 

Cuenta II

 

 

Altas, rígidas, afiladas.

Intenta llegar al otro lado

a pesar de las espinas salvajes.

 

Nosotros, que marchamos de casa adolescentes,

niños que cruzamos fronteras y fuimos despedazados

por mil lenguas dentadas,

nosotros, que llevamos heridas que florecen

bajo la piel cicatrizada,

¿en quiénes nos hemos convertido?

 

Me pregunto si casa

será mi fantasma,

si llevará mi ropa interior

guardada en la antigua cómoda

que compré hace veinte años,

si habrá anidado en mi blusa colgada

en una percha que no me atrevo a tirar.

Acaso esté extraviada entre filas de libros

ordenados alfabéticamente en un idioma

en el que no nací. O aquí, en el borde

de esta taza desportillada

que mi último amor olvidó.

 

Llevo semillas en la boca. Planto

cúrcuma, cardamomo y diminutos

pepinos aromáticos en el jardín.

Los riego con la lluvia que arranco

de las canciones de la abuela.

Crecerán, lo sé, por encima

de las murallas de espinos.

Se abrirán paso, ilesos.

 

Me fui de casa a los trece.

No había vivido lo suficiente como para saber

no amar.

Casa era el mar Caspio, los bazares bulliciosos,

el aroma del kebab y el arroz, los almuerzos

de los viernes, los picnics junto a los arroyos.

Nunca quise irme tan lejos.

 

Dijeron: Vuelve

y morirás.

 

El exilio es una maleta con el asa rota.

Lleno cien cuadernos de garabatos,

los arrojo al fuego y vuelvo a empezar,

esta vez me tatúo las palabras en la frente,

esta vez escribo solo para no olvidar.

 

La complacencia se contagia como un catarro.

Nado a contracorriente para dejar mis huevos púrpura.

Dicen: Saca sustento de esta tierra,

pero mira cómo cuelgan mis frutos en espiral

y huelen a cuadernos viejos y a encaje.

 

¿Qué es un árbol trasplantado

Sino un ser en el tiempo,

resignado a la adopción?

 

Los espíritus apremian, los espíritus se van,

lloran y se lamentan en la puerta del templo,

donde pendo al borde de un abismo.

Tal vez los espíritus solo acuden en el exilio.

 

Pero incluso esto es una ilusión.

 

De: “Ábaco de la pérdida: Memorias en verso

Versión de Corina Oproae

 

 

JOSIP KOCEV

 

  

Letra



Hallo tu rostro

ensimismado tras la ventanilla

de trenes apresurados.

Esta mirada ajena

no sostiene el mundo en el que yazco

y pasa de largo por la estación donde espero.

No te atreves a concebirte ahora,

cuando el tiempo juega con astucia

al lenguaje y el sentido.

Debes ser la letra que me espera

al final de todos los abecedarios,

la voz que cuenta mis renacimientos

hasta el día en que caiga al suelo,

ya maduro, para hablarte.

  

De: “Dos mares”

Versión de Marco Vidal González

 

NOE VERA

 

 


 

Perla que despierta
al mundo es perla muerta
nacer es entrar en sueño denso
obra prendida
obra mecha
ni empezada ni futura
no hay ausencia
de calor el tiempo es un gusano
serpentina, no te atrapa
no hay ternura es todo hogar
afuera el sol se abraza con la luna
se besan los trópicos
algo llega

 

ROLANDO ROSAS GALICIA

 

 

Envío


 

1

Mi víbora era de dos cabezas
Pero a veces amanecía de tres o más
Luego eran cuatro o diez en la duermevela de dos
Porque el deseo crecía en cada parte
Cuando trozaba a machetazos de yo tener catorce
Y entonces el sueño era una cabeza asomándose
En el espejo múltiple
Era la vianda amarga en la charola de Salomé
Miraba hacia delante como una cabra al borde
En el otro extremo crepitaba el hueso
Y un poco el ruido de la infancia

 

2

Aquello que se sueña
no es el sueño sino su perfume
Es la rosa
Ciegos cuerpos invitándose mutuamente, generosos
No es el cuerpo la serpiente sino su veneno
El rencor al otro día cuando se es sombra
y no luz
Cuando se es el sueño que se sueña

 

 

ENRIQUE DE RIVAS

 

 

Voz de la Mole Adriana:

(Castel Sant’Angelo)

 

 

No soy ya lo que fue; y si aún lo fuera,
sombra no más sería del ausente
que en mi cuerpo habitó con luz doliente
sabiendo que un testigo sólo era.

No era más, ni fue más la lenta espera
de su transcurso fiel por lo presente,
renovada en sí misma, tercamente,
fingiéndose corpórea y verdadera.

Verdad fui y no lo fui. También fui pura
resonancia de vida traspasada
filtrada en el amor de lo absoluto.

Mi presencia fue nada. Hoy, que perdura
hecha esencia, en tu cuerpo trasvasada,
da en la luz de tu luz, luz al minuto.

 

SHARON OLDS

 

  

Las maneras



Siempre auguraba que mi madre hubiera

muerto por nosotros, hubiera saltado al fuego

para sacarnos, su pelo como un halo

quemándose, hubiera saltado al agua, su cuerpo

blanco hundiéndose, dando giros lentamente,

el astronauta cuya manguera se corta

cayendo

hacia

la oscuridad. Nos hubiera

tapado con su cuerpo, hubiera empujado los

senos entre nuestros pechos y el cuchillo,

nos hubiera metido en el bolsillo de su abrigo

fuera de las tormentas. En un desastre, una madre

animal, hubiera muerto por nosotros,

 

pero en la vida tal y como era

tenía que ponerse

primero.

Tenía que hacer a los hijos lo que él

le dijera, tenía que

protegerse. En la guerra, hubiera

muerto por nosotros, Te digo que sí,

y lo sé: Soy estudiosa de la guerra,

de los hornos de gas, la asfixia, los cuchillos,

el ahogo, la quemadura, todas las maneras

en que he experimentado su amor.