sábado, 20 de octubre de 2018


OCTAVIO PAZ




  
Entre Irse y Quedarse



Entre irse y quedarse duda el día,
enamorado de su transparencia.

La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.

Todo es visible y todo es elusivo,
todo está cerca y todo es intocable.

Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
reposan a la sombra de sus nombres.

Latir del tiempo que en mi sien repite
la misma terca sílaba de sangre.

La luz hace del muro indiferente
un espectral teatro de reflejos.

En el centro de un ojo me descubro;
no me mira, me miro en su mirada.

Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.



JAIME SABINES





Solo en sueños



Sólo en sueños,
sólo en el otro mundo del sueño te consigo,
a ciertas horas, cuando cierro puertas
detrás de mí.
¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,
y ahora estoy preso en su sortilegio,
atrapado en su red!
¡Con qué morboso deleite te introduzco
en la casa abandonada, y te amo mil veces
de la misma manera distinta!
Esos sitios que tú y yo conocemos
nos esperan todas las noches
como una vieja cama
y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.
Me gusta decirte lo de siempre
y mis manos adoran tu pelo
y te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.
Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,
y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.
A veces lo recuerdo. A veces
sólo el cuerpo cansado me lo dice.
Al duro amanecer estás desvaneciéndote
y entre mis brazos sólo queda tu sombra.


ROSARIO CASTELLANOS





Consejo de Celestina



Desconfía del que ama: tiene hambre,
no quiere más que devorar.
Busca la compañía de los hartos.
Esos son los que dan.



CLAUDIA LÓPEZ




  
metáforas nuestras



allá                                afuera
juegan dos colibríes
se besan con el aire se
fracturan
aire

otras manos los han encerrado en la jaula
sus ojos despertaron en esta pintura de acuarela
sin alas y un dragón de sol
un dolor pintado
por tus manos




JOSÉ EMILIO PACHECO





La gota



La gota es un modelo de concisión:
todo el universo
encerrado en un punto de agua.

La gota representa el diluvio y la sed.
Es el vasto Amazonas y el gran Océano.

La gota estuvo allí en el principio del mundo.
Es el espejo, el abismo,
la casa de la vida y la fluidez de la muerte.

Para abreviar, la gota está poblada de seres
que se combaten, se exterminan, se acoplan.
No pueden salir de ella,
gritan en vano.

Preguntan como todos:
¿de qué se trata,
hasta cuándo,
qué mal hicimos
para estar prisioneros de nuestra gota?

Y nadie escucha.
Sombra y silencio en torno de la gota,
brizna de luz entre la noche cósmica
en donde no hay respuesta.


LEOPOLDO AYALA





Te amo



Por ti.
Como si parte de mi trabajo no fuera amarte
y descansara
y mi viejo rostro hace ya tiempo
no acariciara tu nombre.
Como si a este gastado rostro mío de siempre
no se le devolvieran y le cerraran los rostros.

Por ti.
Como si mi cuerpo de tanto sentir la dirección de tu cuerpo
olvidara la distancia que hubo entre otros cuerpos
espacio dea cero por el que fueron separados de la vida.

1972 Aquí
hace difícil amarse como todo el mundo.

Amor mío. Compañera. Mujer mía
esposa mía.
Te amo como el hambre, como la sed
como el orden de mis manos;
porque voy, por el sonido de mi voz.
Te amo como la lástima con que mira un obrero
el último pan de la mesa
que ninguno de la familia se atreve a coger
y que él dice: anden, coman.

Te amo como recuerdo mi niñez
y las palabras no acabadas de mis compañeros
contra el pavimento
sus últimas palabras
y los 310 genocidas que integraron el batallón Olimpia
la tarde de Tlatelolco
y los zapatos apretados
y la desnudez de sus cuerpos estirados en las charolas de lámina
de los frigoríficos
y porque estoy frente al amor
por ti
lamiendo su sombra demasiadamente.
Tu amor.

Te amos de rodillas, con terror
como un hombrecillo que muerde el nombre
o los hechos
y lo visto;
un hombrecillo recargado en la vida,
rezumando en su brazo y sus palabras
las horas fúnebres y la violencia
de sus días
pero sin cesar de exclamar y de vivir.
Yo.

Sostenme esposa, compañera
por las marchas juntos y las pancartas
por los micrófonos forjándose, y las plazas
y las movilizaciones militares mercenarias.
Por los uniformes redondos de manchones rojos
y las escaladas
y los arrasamientos campesinos
y por nuestros hijos durmiendo en sus mismas sábanas
limpias de amor y de pobreza.
Por sus sonrisas al llegarnos y su despertar de pillos
por mi camisa y mi pantalón negro
y mi bufanda triste para no estallar mi garganta.
Siénteme esposa, compañera.

Reconóceme.
Por los días de hacer el amor y respondernos la sangre.
Por el primer surco abierto el primer día.
Por tu silencio como la lucha más firme y resuelta.

Por este país nuestro que nos duele a diario
como el filo de la bayoneta a 9 cm
retenido aún por mi muslo izquierdo.
Por las municiones oficiales de octubre y junio
que nos cercaron
y hallaron eco en los que sólo tenían ya un cuerpo
de mujer
de viejo
de niño.
Por esos muertos amor nuestros
por celdas, presidios, torturas y cráneos marcados.
Porque defendemos la vida y nuestra lucha.
Porque estamos ciertos de que somos un solo combatiente.
Por los días de muerte que esperan a nuestro pueblo
a nuestros hijos.
Te amo, esposa, compañera.

Acéptame de siempre.
Por las ideas, el hospital, tu arte, los gemidos de la sala de labor
los dibujos de 5 años de tu hijo
el saber que me siguen
y mi sudor de noche de encontrar el espanto en nuestra casa.
Te amo esposa, compañera.

Te amo
por tus muslos y tu espalda y tus senos
recorridos como topografía prevista para la represión.
Porque nos amamos desde antes de nuestras manos juntas
y después de nuestras tumbas por separado.
Porque te beso en cada rebelde de América
y en cada esperanza mexicana.
Te amo.

Yo te amo esposa, compañera.