lunes, 20 de agosto de 2012


SERGIO GARCÍA





A donde



A donde irán nuestros afectos perdidos
¿Se depositaran en la profundidad gélida del mar?
¿Se deshidrataran entre las arenas del desierto?
¿Permanecerán puros como el hielo de los glaciares eternos?

No sé a donde irán nuestros afectos perdidos

Solo sé que eres luna llena en mi cielo
Que ilumina aun la oscura noche de mi vida.


De “Versos Angelicos”

ALFONSO CANALES





Planta tuya



Tierra mía, florido campo en el que
sepulto mi raíz, los ojos quedan
en la copa, mirándote, y aún viven
la ocasión más que el resto de la carne
vegetal, o se inclinan con la espiga
que el viento del amor amaga, y besan
vibrátiles el muro de las sombras
desde las que me surto de divina
majestad. Tierra mía, acariciada
tierra mía, gritante tierra húmeda,
avariciosa de simiente, canta
tu júbilo, derrama tus olores
íntimos, al contacto con mi agudo
aspirar, toda labios, toda grieta
manante, pues adviertes que progresa
mi condición hasta animal hombría,
y sabes que te sé, campo de urgente
roturación, llorando por mi savia
de hoy. Enredaderas son los tallos
ya, gestos concentrados, brazos, muslos
que atenazan o rozan levemente
con unción, esperando el cataclismo
que nos habrá de sepultar en una
profundísima falla. Suenan músicas,
mas no se oyen. Se alzan las paredes
del mundo, y no se ven. Se prueban todos
los caminos, se afinan los violines
recónditos, e irrumpe la añorada
melodía infinita.

MÓNICA MELO






Respirar sin destino…



Respirar sin destino.
Tal como el agua que cae
Y cae.

Me preocupa no saber donde
estará mi corazón
cuando yo parta.

Como los pájaros que derraman las madres
en las blancas ceremonias de sus muertos:
Así, el deseo.

JORGE ROJAS





Cuerpo en la oscuridad



Te adivino tendida
bajo la leve túnica
de aroma que te cubre,
mientras el sueño mide
el espacio profundo
que hay del párpado al alma.

Respiración y nieve
hacen bajo el perfume
invisibles colinas;
la oscuridad me llena,
la ansiedad de tus formas:
montes de lilas pálidas,
desmayadas palomas.

Trino de amanecer,
sombra de arbusto fresco,
eres nueva en mis manos
sólo por el milagro
del mundo en las tinieblas.

¡Qué rosas de tu cuerpo
florecen al hallazgo
múltiple de mis dedos!
Te palpo y eres mía
y mis manos son cestas
para el fruto del tacto
maduro ya, en la rama
trémula del deseo.

ÁNGELA CARDOZO




Sangre... muerte...


Espías la ternura
De la sangre,
Que se manifiesta
En deseos.
Deberías lamer la triste sangre
Con tu lengua de perro pecador.

La noche mezquina e inquieta
Se persigna ante un viernes santo,
Huyen los sermones
De la sangre quebrantada.

Los ojos desconocen,
Lo desnudo de la muerte:
Aparece mezclada en
lágrimas
sudores.

Creo saber:
Que no vuelves
Con tu deseo fúnebre.
Absorta la sangre
Desvela que ya casi, te has muerto,
He visto tu cadáver
Cabalgar en sueños.